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viernes, 27 de enero de 2017

Comentario internacional

TRUMP  INTERNACIONAL: DIFICULTADES DESDE MÉXICO A LONDRES

Por Martín Poblete

Día de anuncios notables, en Washington el Presidente Trump usa el escenario de la Oficina Oval para firmar su orden ejecutiva de construir un muro a lo largo de la frontera con México; en Ciudad de México, desde los salones de ornamentación colonial del Palacio Presidencial, el Presidente Peña Nieto anuncia la cancelación de su visita de trabajo a Washington, programada para el próximo martes 31 de enero.

Resulta difícil entender, aplicando racionalidad, el anuncio de construir un muro en la frontera de Estados Unidos con México, no solo por las dimensiones del proyecto a lo largo de miles de kilómetros, sino por las complejidades geográficas totalmente ignoradas por Trump.  
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Tal vez sea posible construir ese muro en la parte de la frontera marcada por el curso del Río Grande, pero hacerlo eficaz parece ilusorio porque en el curso del río hay cinco importantes conurbaciones haciendo prácticamente imposible establecer estricto control del tránsito de personas y mercancías:  Brownsville (USA) - Matamoros en la desembocadura del Río Grande en el Golfo de Méjico; McAllen (USA) -Reynosa; Laredo(USA) -Nuevo Laredo. Estas tres conurbaciones se dan en el Estado de Nuevo León por el lado mexicano, dónde todo el tráfico financiero y mercantil hacia el norte parte desde la gran urbe industrial y manufacturera de Monterrey, con sus conexiones por carretera y ferrocarril hacia San Antonio, Austin, y el complejo portuario Houston / Galveston; siguiendo hacia el oeste siempre por el curso del Río Grande en territorio de Texas, Eagle Pass(USA) -Piedras Negras; Presidio(USA) - Ojinaga;  para llegar a una verdadera megalópolis, El Paso(USA) - Ciudad Juárez.  
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Hacia el oeste, dejando atrás el Río Grande y Texas, la frontera pasa por los estados de Nuevo México, Arizona y California, recorriendo terrenos montañosos, áridos, desérticos,  inhóspitos, en los cuales se ha concentrado el flujo de migraciones a Estados Unidos desde México, tanto de mexicanos como de ciudadanos de países centroamericanos cruzando territorio mexicano buscando llegar a "el norte". Construir un muro en esos terrenos para impedir el cruce de migrantes determinados a entrar a los Estados Unidos, parece un enorme disparate.  Alguien debió facilitar a Trump un mapa de Norteamérica, tal vez también podría enseñársele a leerlo.   La idea de exigir a México a pagar el costo de tal proyecto es un insulto a la inteligencia, por ello no debe sorprender la decisión del Presidente Peña Nieto de cancelar su viaje a Washington, dejando también en suspenso la revisión del acuerdo NAFTA  con sus severas implicancias para el tercer signatario, Canada y el Primer Ministro Justin Trudeau.  Todo lo anterior no deja de causar perplejidad, México ha sido un buen vecino y parte responsable del acuerdo tripartito NAFTA.

En otra variable, el viernes 27 de enero, el Presidente Trump recibe la visita de la Primera Ministra Theresa May, quien comienza su gira en Filadelfia, dónde será la oradora principal en el retiro anual de congresistas y senadores republicanos. 

La tendencia proteccionista evidente en Trump puede generar fricciones con la definición de la Primera Ministra:  "El Reino Unido, por instinto e historia, es una gran nación global que reconoce sus responsabilidades en el mundo". La diplomacia británica quisiera dejar lanzados los pasos iniciales de la negociación de un acuerdo bilateral de libre comercio con Estados Unidos, de alguna manera contrarrestando las eventuales proyecciones negativas del BREXIT. En la misma línea, Theresa May quisiera explorar un lenguaje diferente para cuestiones de seguridad  en Europa, particularmente la probable revisión de las estructuras y misión de la OTAN  con su inevitable vínculo respecto a las relaciones con Rusia.

En el Medio Oriente, el equipo de seguridad y defensa nombrado por el Presidente Trump está "on the record"  por exigir la salida del poder de Bashir el Assad, como requisito previo a participar en cualesquier acuerdo, cese al fuego, o negociación que termine con la guerra civil de Siria;  el Reino Unido, en cambio, ha insinuado flexibilidad para conseguir el mismo fin, un cronograma terminando con el régimen de Bashir el Assad a fines de 2018 sería aceptable en Londres.

Entre los temas de mayor complejidad están los acuerdos multilaterales sobre armas y tecnologías nucleares con Irán.   Después de los acuerdos de la Convención de Viena terminando las guerras napoleónicas, el Primer Ministro Lord Castleragh pronunció aquella frase:  "We stand by our treaties"; desde entonces, cada cierto tiempo, un primer ministro británico ha debido  citar a Lord Castleragh, el último caso fue Lady Thatcher en Beijing  en 1992 a propósito de la transferencia a China de Hong Kong a ejecutarse en 1997.   Theresa May no quisiera llegar a ese punto, pero, nuevamente, los ministros y altos cargos nombrados por Trump en el área de seguridad nacional y defensa están, todos, "on the record",  no solo opuestos sino por cancelar los acuerdos vigentes con Irán.  Sin duda un asunto difícil de tratar.        


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