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martes, 24 de enero de 2017

Columna internacional

LA POLÍTICA DESDE WASHINGTON A PARÍS

Por Martín Poblete

La transmisión del mando haciendo de Donald Trump el 45º Presidente de Estados Unidos estuvo rodeada del habitual ceremonial, la mayor atención  centrada en el discurso del flamante Presidente, con la retórica ya conocida durante la campaña:  "América nuevamente ganadora.    Traeremos de regreso nuestros empleos, nuestra riqueza, nuestros sueños.   Recuperaremos el control de nuestras fronteras."

En paralelo a los miles de manifestantes celebrando la inauguración del mandato de Donald Trump. hubo otros tantos  deplorando y protestando el acontecimiento; al día siguiente, una masiva manifestación de mujeres declaró su rechazo a Trump y su oposición al mandato  presidencial apenas iniciado.  Esto no tiene ninguna importancia, salvo para los editores de los medios liberales estadounidenses y sus fieles seguidores en las izquierdas europeas y latinoamericanas; también para los dirigentes del Partido Demócrata, ansiosos de traer a bordo a los protagonistas de tan multitudinarias manifestaciones.

Entre las primeras medidas del recién iniciado gobierno, estuvo el comienzo del desmantelamiento del sistema de previsión y salud pública dejado por la Administración Obama, y el retiro del patrocinio de los Estados Unidos del Acuerdo Trans Pacífico efectivamente liquidando este proyecto de libre comercio, dejando colgados de la brocha a quienes habían comprometido su firma, entre otros al actual gobierno de Chile; esta última decisión va ligada a la creación de empleos en Estados Unidos, y a una percepción en vastos sectores de opinión en diversos estratos sociales, de que tales acuerdos terminan operando en detrimento de los intereses de los trabajadores americanos en sus diversos niveles.

En el plano interno quedan por empezar a verse  las propuestas en materia de rebaja de impuestos, todavía  Trump no ha precisado cuales, y la revisión del gasto militar; en materias financieras y de política fiscal, hay expectación por el desempeño de un equipo de ministros, vice-ministros y altos funcionarios de confianza presidencial, todos ellos banqueros de capital, hombres de fortuna personal, provenientes de las mas importantes instituciones de la banca americana.

En la Judicatura,  el Presidente Trump recibe dos premios gordos;  en inexplicable negligencia, la Administración Obama dejó mas de cien vacantes de jueces federales sin llenar;  en la Corte Suprema, la muerte del Ministro Antonin Scalia dejó una vacante a llenarse de inmediato, y es probable surja por lo menos otra en el futuro próximo.   Para cobrar esos premios, Trump deberá trabajar estrechamente con su Ministro de Justicia / Attorney General, el ex-Senador Jeff Sessions, y entenderse con los líderes del Partido Republicano, especialmente aquellos en el Congreso. 
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En relaciones internacionales, Donald Trump ha empezado a matizar, ya no se habla de terminar con el acuerdo NAFTA sino mas bien de revisarlo, por ello en la próxima semana espera reunirse por separado con el Primer Ministro Justin Trudeau, y con el Presidente Enrique Peña Nieto;  en este último caso, pueden estar pesando las vitales relaciones comerciales, financieras, de políticas industriales, y de tránsito de personas, entre los Estados americanos del suroeste y oeste con México.   Es muy distinto ser candidato a estar sentado en ese escritorio en la Oficina Oval de la Casa Blanca.

El próximo viernes, Trump se reunirá con la Primer Ministro británica Theresa May, además de los asuntos propios de una fundamental relación bilateral, se espera haya cuidadosa revisión de las implicancias del BREXIT, de las proyecciones de un tratado de libre comercio bilateral entre Estados Unidos y el Reino Unido, de las relaciones con Rusia y los temas claves de seguridad europea, incluyendo el futuro de la OTAN precisamente cuando estaría evaluándose el nombramiento del ex-Primer Ministro David Cameron en el cargo de Secretario General.

Crisis en el Socialismo Francés

Mientras tanto en Francia, la primera vuelta socialista  de las primarias internas para designar candidato presidencial dieron resultado distinto al buscado por la dirigencia partidaria.  Votaron solamente un millón y medio de militantes y simpatizantes, muy por debajo de los mas de cuatro millones sufragando en la primaria de la centro derecha en diciembre 2016.   Contra las esperanzas del "establishment", la primera vuelta la ganó Benoit Hamon, un político identificado con el socialismo tradicional, relegando al segundo puesto al ex-Primer Ministro Manuel Valls, el tercer puesto fue para Arnaud de Montebourg quien ha comprometido su apoyo a Hamon.

El problema del socialismo francés radica en dos militantes lanzando candidaturas presidenciales por fuera de la institucionalidad del Partido.    Desde una posición de extrema izquierda se ubica Jean-Luc Melenchon,  con un programa anti-capitalista, anti-globalización, crítico de la Unión Europea   y de sus instituciones particularmente las financieras, algo así como una versión afrancesada del Podemos español.   Con propuesta completamente diferente a la de Melenchon, el controversial ex-ministro de economía Emmanuel Macron postula un socialismo democrático capaz de trabajar en el marco del capitalismo de la globalización, de la Unión Europea y sus instituciones financieras; en dura crítica a las prácticas de los dirigentes del socialismo francés, Macron los acusa de "haberse constituído en una Fronda destructiva y obstruccionista", lenguaje originado en los conflictos post revolucionarios de fines del Siglo XVIII, recogido por algunos autores notables de la tradición de historiografía política chilena en la primera mitad del Siglo XX.

Queda poco tiempo, las elecciones generales son en abril. Emmanuel Macron podría llegar a obtener un honorable tercer lugar en la primera vuelta de la elección presidencial, y quedar proyectado como probable figura de renovación del socialismo francés, con implicancias para el resto de Europa. 


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