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jueves, 12 de agosto de 2010

El fracaso de un modelo de televisión


Por Leonardo Cáceres


¿Qué significa la venta de Canal 13? Se han dicho muchas cosas sobre esa jugosa operación financiera. ¡55 millones de dólares, así como así! Aunque de ellos, sólo 12 millones de dólares irán a la Pontificia Universidad Católica (PUC), porque el resto será para los acreedores del Canal. No sería raro que entre ellos figuren algunas empresas propiedad del comprador, don Andrónico Luksic (abajo izquierda). Pero esto último no es más que una burda elucubración del autor de esta columna.

El senador UDI Hernán Larraín, que escribió en El Mercurio como ex alumno, ex vicerrector y actual profesor, ya se siente nostálgico y asegura que Canal 13 “ha sabido ser fiel a su origen y mantener abiertas las posibilidades de cumplir su mandato de educar, informar y entretener guiado sólo por un espíritu y compromiso con principios y valores consustanciales a la Iglesia y a Chile”. Seguramente Larraín ve otro Canal 13. ¡Cómo puede alguien creer que esas afirmaciones principistas encajan con la farándula y la ignorancia elevada al cuadrado, características de la actual televisión chilena! O quizás se sienta nostálgico del canal que se convirtió en acorazado contra la Unidad Popular y que el 11 de septiembre, a la misma hora que se bombardeaba La Moneda, mostraba bucólicas imágenes con una hipócrita prédica del sacerdote Raúl Hasbún como audio, seguida de unos llorosos versos de Gabriela Mistral.

La venta del Canal 13 a un gran empresario viene a transparentar el actual negocio de la televisión y de los medios de comunicación que en Chile están en manos de ricachones poderosos, políticamente de derecha y súper exitosos en acumular millones en sus cuentas privadas. Basta ver quiénes son los dueños de los otros canales privados: la descendencia del súper millonario Ricardo Claro controla Megavisión; el actual Presidente Sebastián Piñera es dueño de Chilevisión y tras su venta, será otro el millonario. Sólo faltaba el canal de la PUC. Ahora ya no.

Se ha dicho que con la venta de Canal 13 se reabre el debate sobre el papel que debe jugar la televisión en Chile. Y, sobre todo, se actualiza la interrogante acerca de la viabilidad de la televisión universitaria. ¿Considera ella la guerra por las audiencias masivas y a qué costo? ¿No sería oportuno que se planteara la posibilidad de un canal de televisión cultural, de gran calidad y que no sólo se oriente a obtener puntos en el people meter? El sistema funciona en otros países y la televisión se orienta a entregar contenidos de interés para distintos nichos de audiencias: juveniles, deportistas, académicos, políticos, etc. Es que el actual sistema, que intenta meter en un mismo saco a todos, inevitablemente entrega el peor resultado. Y si no, basta ver lo que ocurre hoy en la televisión local.

Por último, ¿quién gana con la venta del Canal 13? Seguramente Luksic no ha puesto en la mesa 55 millones de dólares para perderlos. Tampoco pierden la PUC y la Iglesia Católica, que se zafan de sus deudas financieras, afirmando sólo ahora que la línea programática del 13 es “lejana a la Iglesia y a la PUC”, según la carta divulgada esta semana por el rector.

¿Y los telespectadores? ¿Tendrán algo que decir o volverán a perder, como siempre?

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