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miércoles, 25 de agosto de 2010
El destino y las consecuencias psicológicas de los 33 mineros de San José
Por Jessika Krohne
http://www.psicologiaglobal.cl/
“Estamos bien en el refugio los 33”, fueron las palabras que iluminaron a toda una población de felicidad y esperanza al saber que los 33 mineros atrapados, el 5 de agosto de este año, estaban vivos.
En las calles se escucharon centenares de bocinazos, las iglesias tocaban sus campanas de forma distinta, los canales de televisión transmitieron en forma ininterrumpida y la gente de todas partes de Chile se acercaron a las plazas principales de sus localidades a celebrar con sus banderas chilenas. Este bicentenario tenía que darnos una buena noticia después de un año tan difícil para nuestro país.
Pero…¿que le espera a estos 32 mineros chilenos y un boliviano, cuyas vidas les dio un destino similar, al estar juntos en el día del derrumbe en la mina San José? 33 personas de distintas edades, diferentes vidas y experiencias se juntaron en un accidente, donde muchos de ellos apenas se conocían.
¿Cómo va a ser la vida de estos mineros en el futuro, después de estar tanto tiempo atrapados sin ver la luz del día?
Seguramente han vivido muchas emociones de esperanza al escuchar los trabajos de sondaje acercándose y luego de desesperanza al sentir que dichos trabajos se estaban alejando. Pena, rabia, angustia, desesperanza, son solo algunas emociones y sentimientos que invadieron a estas personas. ¿Pero que secuelas psicológicas les espera después de estar tantos días atrapados y a quienes aún les queda una larga estadía en ese húmedo refugio sin saber exactamente el día o cuándo serán liberadas? ¿Qué le sucede a una persona, que vive en tales circunstancias y de tanta incertidumbre en un lugar de mucha humedad, donde ya pierden la noción del día y la noche y donde la muerte está más cerca que en cualquier otro lugar?
En este momento se encuentran muy eufóricos y sumamente felices por haber sido encontrados. Eso sí, es importante mantener este bienestar y evitar su descontento, ya que aún les quedan muchas semanas, posiblemente meses bajo la tierra y es necesario mantenerlos ocupados, conectados con la realidad y cercanos a sus familiares.
Para eso está a disposición un equipo de psicólogos y otros profesionales especializados que tendrán la tarea de mantenerlos activos y con diferentes labores. Es normal, que estos sentimientos actuales de euforia vayan disminuyendo y variando, ya que la desesperanza e incertidumbre de estar atrapados y no saber cuando serán liberados, está muy cerca. Aún nadie les ha dicho cuánto durarán las labores de rescate y nadie les quiere decir el tiempo aproximado para evitar un malestar en ellos. Incluso las cartas que los familiares les están enviando a los mineros, están siendo revisadas detalladamente por los psicólogos, para que a nadie se le escape un detalle que tal vez pueda modificar su buen estado de ánimo actual.
Estos sentimientos de felicidad se van a repetir en el momento de ser rescatados; los mineros se van a llenar de alegría, esperanza y euforia, al tener la posibilidad de ver la luz del día, sus familiares y poder nuevamente sentirse libres, pero lo más probable es que en un tiempo después caigan en una profunda tristeza y posible depresión, ya que perdieron muchas semanas de sus vidas encerrados y les va a costar reorganizarse nuevamente en el día a día. Muchos de ellos van a tener que cambiar su estilo de vida y actividades laborales, dejando la minería. Es ahí, donde los equipos de ayuda van a tener que seguir brindándole tanto a los afectados directos, los 33 mineros, como a sus familiares mucho apoyo, para sobrellevar el futuro próximo.
Esta historia ha mantenido a toda una población durante semanas en suspenso, conectadas a los medios de comunicación y más unida que nunca. Si bien ha sido una tragedia, afortundamente, al parecer tendría un final feliz y ha demostrado la valentía, organización y coraje de 33 personas que supieron organizarse en un momento catastrófico y de mucha emergencia y donde por otro lado un gobierno ha sabido guiar a todo un grupo para realizar los trabajos de rescate. Esto ha demostrado nuevamente que Chile si puede salir adelante, estar unido y ser colaborador.
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