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martes, 24 de agosto de 2010

Página Editorial Latinoamericana


Diario La Nación de Buenos Aires, Argentina

Venezuela violenta

La Venezuela de Hugo Chávez es protagonista de la inseguridad y la delincuencia, mal que la viene aquejando desde hace años y que viene en crecimiento, producto de la grave situación económica y social que atraviesa.

Si bien en 1998 el país sufría problemas de inseguridad, no presentaba los mayores problemas del continente en esa materia. Ese año se registraron 4.550 homicidios para un índice de 20 asesinatos por cada 100.000 habitantes. En 2009, once años después, hubo 19.133 asesinatos, lo que equivale a una tasa de 75 asesinatos cada 100.000 habitantes, según un trabajo del Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela reproducido por el diario El Nacional, de Caracas.

El informe revela otros datos interesantes. Así, por ejemplo, el 80,7 por ciento de las víctimas tenían entre 15 y 44 años, y los sectores de menores recursos fueron los más castigados. Voces expertas advierten que la impunidad y el discurso de odio que se escucha en Venezuela agravan la situación. Por la dimensión de las cifras, que pone al descubierto el gravísimo problema de inseguridad que se vive en Venezuela, y como queriendo tapar el sol con una mano, desde la Justicia se dictaron pronunciamientos que buscaron prohibir la publicación de informaciones e imágenes con contenidos de sangre, armas, mensajes de terror o de agresión física. A los pocos días, y por las fuertes críticas recibidas desde la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR) y de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), así como de medios locales, esas restricciones fueron levantadas manteniéndose algunas limitaciones solamente para los diarios El Nacional y TalCual hasta que se resuelvan las demandas de la Defensoría del pueblo por publicar cadáveres apilados en la morgue de Caracas.

No sólo en cuestiones que hacen a la seguridad física, Venezuela presenta graves deficiencias. En materia de corrupción, el país caribeño ocupa el puesto 162 sobre 180 países incluidos en el estudio realizado por Transparencia Internacional; en crecimiento económico, el penúltimo en el continente; en inflación lidera en el mundo y en la región, y en cuanto a libertades económicas y transparencia se agrupa con otros ocho países de los peor calificados en el planeta. Esto demuestra que poco se ha avanzado en temas importantes que determinan el progreso, la seguridad y la calidad de vida de una nación.

Diario La Razón de la Paz, Bolivia
Una nueva esperanza

El país vuelve a creer en los hidrocarburos y en todo lo que implica tener, en las entrañas de la tierra, un tesoro aún no cuantificado íntegramente, pero que permite pensar en un futuro mejor, siempre y cuando se entienda que sólo la estabilidad política y la confianza en los inversores posibilitarán el ansiado despegue de este sector vital para la economía nacional.

No se trata de continuar dependiendo de la explotación de materias primas, con lo cual la promesa de la industrialización permanecería encajonada junto con otros proyectos no concretados hasta ahora por la administración de Evo Morales. La excesiva subordinación de la economía al comportamiento de los precios del gas natural en el contexto internacional puede resultar peligrosa si, a corto, mediano o largo plazo, la actual situación llegara a cambiar y se volcara completamente hasta suponer un factor negativo.

Recientemente se confirmó el hallazgo, en el estado de Maranhao, de una inmensa reserva que equivaldría a la mitad de la exportación gasífera a Brasil; pese a todo, ese país planea triplicar la demanda del hidrocarburo boliviano. El problema es que Bolivia no produce la cantidad suficiente de gas como para cubrir las exportaciones, ni siquiera su demanda interna.

YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) sigue débil y no termina de levantar cabeza, pese a haberse constituido en el eje de esta cadena productiva. Ninguna institución puede llevar adelante un trabajo serio, regular, con seis presidentes en cuatro años, como ocurrió con Yacimientos. Y pasa lo mismo con el sector en general: durante este gobierno, Hidrocarburos tuvo cinco ministros y seis superintendentes.

Las actividades de exploración y producción de gas natural, entre 2006 y 2009, han sido prácticamente nulas. Hasta ayer, no se sabía con exactitud cuál sería el compromiso de las empresas petroleras para con la oferta gubernamental de dar un impulso más decidido a este sector. Ahora que se conoce de la intención de invertir 786 millones de dólares en proyectos destinados a cumplir con la venta de gas a Brasil, parece haber llegado la hora del esperado despegue. Queda por resolver el preocupante tema de la importación de carburantes.

La buena noticia ofrecida por el ministro Villegas alienta la esperanza de un repunte de este sector, en el que se concentra la mayor apuesta en la lucha contra la pobreza y por el desarrollo del país.

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