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jueves, 19 de agosto de 2010

Página Editorial Latinoamericana


Esto es lo que piensa la Región

Diario El Heraldo de Tegucigalpa, Honduras

Empeorando las cosas


Si a la furia de la naturaleza, si a la falta de prevención, si a la politiquería, si a la inconsciencia social, si a la crisis económica, se unen las huelgas, los tumultos callejeros y otras formas de presión, es obvio que los problemas que ya tenemos se agravarán en perjuicio de las actuales y futuras generaciones de hondureños.

Y es que Honduras atraviesa por circunstancias especialmente difíciles y complejas en las que, incluso atender las peticiones sociales más justas y seguir los mejores consejos en lo económico, pueden empeorar las cosas si no se hacen dentro de un estrechísimo y poco definido margen de acción.

En ese sentido, las manifestaciones y tomas de ayer en diversas zonas del país por parte de la clase obrera organizada, del zelayista frente nacional de resistencia Popular, de los maestros, solo vienen a contribuir al caos y a las dificultades que ya enfrentamos. En la capital, por ejemplo, la marcha agravó el problema vial ya engrandecido por la ruptura ocasionada en el bulevar Fuerzas Armadas por la tormenta del domingo recién pasado.

La cuestión es que las circunstancias actuales requieren de un equilibrio difícil de lograr en una sociedad tan polarizada como la nuestra y por eso, hasta cierto punto, resulta comprensible la percepción de indecisión que transmite el gobierno.

No se pueden atender todas las demandas de los maestros, por justas y legales que sean algunas de ellas, como tampoco es viable satisfacer a quienes quieren ver desaparecer el Estatuto del Docente y las dirigencias magisteriales, por mucho malestar que cause el ver a los niños y jóvenes de las escuelas y colegios públicos sin recibir la educación a la que tienen derecho.

No se puede elevar el salario mínimo de manera que se convierta en un lastre que hunda hasta la quiebra a las pequeñas y medianas empresas y que aumente el ya alto desempleo, como tampoco sería justo congelar los salarios mientras los productos de primera necesidad y el costo de vida en general continúan subiendo de precios.

Y así en muchos otros campos, satisfacer las aspiraciones y demandas de un grupo de interés en particular no abona en nada al bienestar general, más bien puede agravar los males.

De la misma manera, las presiones que esos grupos ejercen tampoco contribuyen a la búsqueda de soluciones, pero sí a empeorar la ya difícil situación.

Diario El Universal de México

Salvar Monterrey

La segunda ciudad más importante de este país, el centro neurálgico de la industria nacional, está en un punto de quiebre, en el borde entre la civilidad y la barbarie. Si Monterrey cae, como Ciudad Juárez o Reynosa, el país estará a un paso de hacerlo también.

¿Qué otro diagnóstico puede hacerse cuando la joya de la economía de un país se halla atrapada entre balas, cuando es tan sencillo secuestrar a funcionarios como Edelmiro Cavazos, alcalde panista de Santiago —municipio colindante con Monterrey—, quien apareció muerto ayer?

En menos de dos años, Monterrey pasó de la violencia ocasional en los barrios pobres a los narcobloqueos en toda la ciudad, las granadas contra los medios locales, los secuestros de funcionarios públicos en las puertas de sus casas.

Monterrey ha sido el principal punto de interlocución entre México y Estados Unidos, pionero de la industrialización del país, tierra de los más grandes empresarios, polo de influencia política y orgullo por la riqueza producto de su esfuerzo. Es por ello que la capital de Nuevo León es para México lo que Nueva York para Estados Unidos, Barcelona para España, Milán para Italia, Shanghai para China. Ninguno de esos países podría siquiera considerar la posibilidad de ver esas ciudades en manos del crimen organizado, tanto por el impacto económico que representaría tal tragedia como por el simbolismo que generaría: una derrota casi definitiva del Estado.

Algunas voces del sector privado exigen al gobierno federal la entrada del Ejército para restaurar el orden en la ciudad. Es verdad que las autoridades municipales y estatales han sido rebasadas. Sin embargo, sin su cooperación será imposible restablecer el orden. No bastarán los soldados ni los policías federales. De ahí que la exigencia de algunos empresarios tendría que trascender la consideración del poder de fuego y más bien enfocarse en que la estrategia aplicada en Monterrey no sea la misma que ha probado ineficacia en Chihuahua y Tamaulipas.

José Francisco Blake Mora, secretario de Gobernación, está de visita en Monterrey a nombre del presidente Calderón. Es de esperar que esta vez la intervención del gobierno federal en una ciudad en conflicto vaya más allá del incremento en la presencia policiaca y militar.

La descomposición de Nuevo León y su capital es quizá el mayor desafío que enfrentará el presidente Felipe Calderón, uno de los momentos que definirán su legado en la historia nacional.


Diario Expreso de Lima


Alerta al espíritu

El arzobispo de Lima y máximo representante de la Iglesia peruana, Juan Luis Cipriani Thorne, ha advertido que si bien en lo material se está viendo mucha mejoría en el país, no se percibe lo mismo en lo humano y espiritual donde, más bien, observa un gran retroceso. La juventud de hoy no es más responsable que la de antes, señala el primado de la Iglesia, convocándonos a intervenir –por derecho y por deber– en la política educativa del país para revertir esa situación, aunque sea duro y arduo.

Tenemos necesidad de educar a esa juventud dentro de los parámetros de la responsabilidad y participación en la vida social, afirmó el prelado de Lima ante el Primer Congreso Internacional de Educadores Católicos que, en el marco de las líneas pastorales y ecuménicas de la Iglesia, ha tratado a profundidad el papel de la educación en la formación de los valores individuales y sociales de los niños, adolescentes y jóvenes.

El desarrollo económico es una de las bases del progreso. Otra es la inclusión social, que afirma la cohesión de la comunidad. Pero a ambas se les debe situar en una dimensión espiritual que impele, especialmente, a aquellos ciudadanos en formación, que son los niños y jóvenes, para que aprecien con recta conciencia los valores morales y actúen consecuentemente.

Educar es una ciencia. Pero también un arte y, asimismo, un apostolado. Para ello hay que estimular en los estudiantes los valores de la moral, la transparencia y la verdad. Y qué mejor que hacerlo dentro del proceso educacional. En ese sentido, el llamado del cardenal Cipriani no es sólo pertinente sino urgente. Con optimismo y fe, a pesar que por momentos parezca que se predica en el desierto, los educadores deben sentirse y actuar comprometidos con esta gran cruzada.

El arzobispo metropolitano ha formulado la invocación a participar como un derecho, pero también como un deber de cara a los jóvenes. Por fortuna el Estado está haciendo un notable esfuerzo –coronado con singular éxito– en el sector, lo que se traduce en una infraestructura educativa ampliada, docentes evaluados y capacitados, y un avance en los indicadores básicos. Con mayor razón aún, entonces, sobre esta base y aleccionados por los resultados conseguidos, tratemos de dar una dimensión espiritual a la formación de nuestros niños y jóvenes, de manera que se conviertan en depositarios de valores superiores.

Pero la educación empieza en casa. Por ello el llamado del prelado de Lima alcanza a los padres de familia, para que dediquen más tiempo y mejores afanes a la educación integral de sus menores hijos. Y además para que participen, a través de las APAFAS (Asociaciones de Padres de Familia), en este esfuerzo educativo que necesita tornarse en concurrente para ser eficaz. Padres unidos alrededor de una cruzada por los valores morales y ciudadanos –que intente involucrar cada vez más al Estado y a las autoridades sectoriales– así como docentes preparados y políticas claras, son tareas de largo aliento para un desarrollo educativo verdaderamente integral y sostenido del Perú.

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