La crisis económica y la débil coyuntura que afecta a la Europa del Este están inclinando a las autoridades alemanas a volver a mirar con muy buenos ojos a los países de América Latina, a los que olvidaron casi completamente después de la reunificación alemana a fines de los años ochenta. En esa época el interés de los alemanes fue ocuparse de desarrollar el Este alemán y el Este europeo, donde muchas empresas comenzaron a instalarse para beneficiarse con una mano de obra y prestaciones sociales más bajas que en el Occidente.
Sin embargo, la situación ha cambiado y las ventajas en el Este europeo ya no son tan importantes como lo fueron en los años noventa.
En esta forma se ha elaborado un nuevo concepto que se pondrá en práctica durante este año. Este comprende una nueva estrategia en las relaciones con América Latina, que incluye la “igualdad de condiciones” y “una posición privilegiada”, según revela el documento que elaboró y presentó en Berlín el ministro alemán del exterior y vicecanciller, el liberal Guido Westerwelle.
El ministro consideró que sus predecesores en la conducción de la política exterior como también la opinión pública alemana no han valorado suficientemente la importancia que tiene América Latina para el desarrollo alemán y europeo y estimó que había llegado el momento de revertir la situación.
Para 2010, en el centro y el sur del continente latinoamericano se pronostica un crecimiento del 5 por ciento, mientras que el de Europa se calcula alrededor del 1 por ciento. Alemania quiere participar ahora del boom latinoamericano: para ello fue anunciada ya la "ofensiva en política exterior", que tiene como objetivo hacer de la política un mejor aliado de los empresarios que se interesan por la zona. Sin embargo, no sólo en datos económicos piensa el Gobierno alemán: la nueva hoja de ruta para el intercambio diplomático con América Latina espera ir más allá: Como son el campo de los valores en la política.
"Con Latinoamérica no sólo compartimos intereses comerciales, sino principalmente valores. Ésa es la mejor base para una cooperación estrecha, independientemente de lo diferentes que sean los Estados latinoamericanos entre sí", declaró Westerwelle. Existe un amplio número de desafíos internacionales que podrían aprovechar del trabajo y de las visiones similares, recalcó el ministro: la crisis financiera, el cambio climático, la política energética, el desarme y la guerra contra el terrorismo, por dar algunos ejemplos.
Alemania está dispuesta a ayudar allí donde persistan los problemas en la instauración de dichos valores compartidos, se dijo en Berlín. El respeto de los derechos humanos y del Estado de derecho son dos puntos que ocupan una posición prominente en el nuevo concepto gubernamental. En cuanto al espinoso asunto de Cuba, los alemanes apuestan por sumarse a la política común europea, pero sin seguir dejando que de cara al subcontinente ésta sea territorio exclusivo de españoles, portugueses, franceses e italianos.
"Estamos frente a la oportunidad de restablecer un vínculo que históricamente supimos tener: a principios del siglo XX, Alemania era el principal mercado para la mayoría de los productos argentinos, lo que se perdió en la posguerra y está volviendo gradualmente", se indicó en Berlín durante la presentación pública del concepto Westerwelle.
Las ONG presentes no aplaudieron tan alto. La inclusión explícita del respeto a los derechos humanos en el documento fue bien acogida por la mayoría de los activistas. Sin embargo, éstos encuentran trampas en el concepto sobre desarrollo, donde los intereses económicos pueden llevar a un aumento de la pobreza local. "Es el caso, por ejemplo, de la extracción de recursos naturales en América Latina, en la que Alemania tiene un interés especial", advirtió Heinz Broetz, experto para la región de la organización católica Misereor.
"También me hubiera gustado saber cómo define el texto exactamente el desarrollo sostenible que tantas veces aparece mencionado. En Misereor opinamos que el desarrollo sostenible no puede ser únicamente ecológico, sino también social. Pueblos indígenas son desplazados con frecuencia para llevar a cabo grandes proyectos de infraestructura y explotación, y a este respecto me hubiera gustado ver un posicionamiento claro", añadió Broetz.
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