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lunes, 9 de agosto de 2010

Página Editorial Latinoamericana


Diario La Nación de San José de Costa Rica
En Guardia - Críticas al Secretario General de la OEA
Por Jorge Guardia


Colombia y Venezuela agitaron, de nuevo, el insulso mundillo de la OEA. Cuatro interrogantes flotan en el ambiente: ¿Será la OEA el foro propicio para dirimir conflictos entre naciones latinoamericanas? ¿Hizo bien –o mal– Uribe al denunciar el apoyo de Venezuela a las FARC justo antes de dejar el poder? ¿Ha sido EE. UU. demasiado indolente con Chávez? ¿Cuál será la actitud de nuestra Cancillería en el conflicto?

La OEA, bajo la dirección de José Miguel Insulza, no será el foro adecuado para defender la democracia colombiana. Es muy evidente su proclividad al grupo bolivariano. En una entrevista concedida a CNN en español, hizo lo posible por evadir el tema. Contrario a las agallas que mostró ante el conflicto hondureño, la ruptura unilateral de relaciones diplomáticas decretada por Chávez no lo desvela. No quiso –ni querrá– censurarlo, ni se inmuta porque su Gobierno cobije abiertamente la guerrilla. Buscará una salida “negociada” favorable a sus intereses.

A Uribe lo criticó acremente la izquierda por denunciar, pruebas en mano, el asilo sigiloso de Chávez a las FARC. Alegan que no le correspondía a él, sino a Santos, su sucesor, encauzar la denuncia, y que eso lo obligará a realizar costosas concesiones para negociar el restablecimiento de relaciones. Eso me preocupa. ¿Por qué conceder lo que Venezuela no merece? Más bien, Colombia debería exigir la expulsión de los narcotraficantes por el daño al pueblo colombiano. Si bien, Uribe pudo doblegarlos en tierra colombiana, la lucha se hizo eterna y costosa por el apoyo territorial, económico y bélico de Chávez.

Hillary Clinton, secretaria de Estado de EE. UU., ha sido más que indolente con Latinoamérica. No solo nos ha ignorado, sino también abandonado a los designios de nuestra propia suerte. Aunque mostró atisbos de querer intervenir en el caso de Honduras a favor de las democracias representativas –y Venezuela no es una de ellas–, dejó que la alianza bolivariana, con la complicidad de países antiyanquis, como Brasil y Argentina, se encargara de reeligir a Insulza como cabeza de la OEA. Ahí bajó la guardia. Y eso nos lleva a la última y, quizás, la más inquietante de las interrogantes:

¿Cuál será la actitud de nuestra Cancillería? Hasta ahora, ha dado al tema su más conspicuo silencio. Sabemos que Liberación ha sido miembro de la internacional socialista y en el ámbito externo tradicionalmente se inclina por las izquierdas. Es más, votó recientemente por la reelección de Insulza en la OEA, acólito de Chávez a sabiendas de su designio de exportar su revolución bolivariana. ¿Apoyará una vez más a Chávez frente al santito de Santos? Ojalá esté equivocado.

Diario La Razón de La Paz, Bolivia
La paz de Japón

El mismo día en que en Bolivia estábamos celebrando algo tan importante como la decisión de nuestros antepasados de crear un país, de forjar un destino común, en Japón se conmemoraba el 65 aniversario del ataque que ha puesto en evidencia, con todo el horror, el extremo al que se puede llegar hoy en una guerra: lanzar una bomba atómica no sobre un enemigo, sino sobre inocentes a quienes no se ve a los ojos, pero que terminan siendo víctimas de las decisiones equivocadas del poder.

Dos extremos, pues, de lo que es capaz de hacer el ser humano: edificar, tener esperanzas en el futuro, legarle un país a los hijos y nietos, y destruir, considerar al otro —para el caso, los habitantes de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki— como un medio para deshacer los desaciertos de los políticos.

Los japoneses han decidido recordar a sus muertos, que al final son los muertos de todos nosotros, no con sentimientos de venganza, del ojo por ojo, sino del nunca más al error de la guerra. La señal tendría que ser leída por todos quienes habitamos este planeta: podríamos atacar a quienes nos atacaron; pero lo duro, lo verdaderamente valiente, difícil, es cortar la espiral de la violencia. Tal cual hace Japón al construir, sin que ello signifique olvidar aquel 6 de agosto de 1945.

Diario La Prensa de La Paz, Bolivia
La desocupación y el contrabando

Mientras la desocupación siga trepando en los índices, nada ni nadie podrá restringir el volumen de internación ilegal de productos al país.

Moros y cristianos admiten los daños del contrabando a la economía nacional. Se estima que sobrepasó los mil millones de dólares la pérdida que le significa al TGN (Tesoro General de la Nación) el recrudecimiento de tan censurable actividad. Acreditan la merma datos relativos a las gestiones del periodo comprendido entre los años 2000 y 2008, en el cual la cifra ascendió de 350 millones a 846 millones de dólares.

¿Cuál es la causa esencial para que año que pasa aumente el volumen del contrabando con tan negativos efectos en los recursos fiscales del país?

La fuente del problema radica en la desocupación real, mal que en forma creciente castiga a los estratos sociales bajos del país (campesinos, sectores populares urbanos y clase media empobrecida). A fin de ganarse el pan de cada día, miles de bolivianos que sufren toda clase de carencias, entre las que principalmente figura la del trabajo asalariado, se atrincheran en la economía informal. Se calcula que ésta congrega al 51 por ciento de la población del país.

La actividad ferial y artesanal se ha convertido en una suerte de esponja de absorción de la mano de obra desocupada. No se sabe con exactitud qué porcentaje corresponde al contrabando, pero se presume que sea bastante considerable si nos atenemos a ciertos datos de valor indicativo al respecto. Nos referimos al intenso tráfico clandestino de mercaderías y productos desde las fronteras de Chile, Brasil, Argentina y Perú, hacia todas las regiones del país. Lo realizan, en creciente número, pobladores campesinos, pero también gente de clase media y, en no pocos casos, empresarios de rango mayor que de este modo engrosan más aceleradamente su patrimonio.

El Gobierno parece decidido a luchar con firmeza en la erradicación del contrabando, a fin de garantizarle al Estado la percepción integral de ingresos por concepto de impuestos a productos y bienes de importación. Quiere hacerlo con una ley que endurezca las sanciones punitivas a cuantos sean sorprendidos haciendo contrabando. A los respectivos decomisos seguirá ahora la cárcel, no por meses, sino por años. El temor a que esto verdaderamente ocurra ocasiona ya ciertos revoltijos sociales en barriadas que viven del contrabando, a las que sin duda seguirán otras en zonas rurales.

No es dable cuestionar la medida gubernamental, pero tampoco dejar de cuestionar su eficacia real. Sabido es que, mientras la desocupación siga trepando en los respectivos índices, nada ni nadie podrá acabar ni restringir en forma más o menos drástica el actual volumen de internación ilegal de productos y bienes al país. ¿Recrudecimiento de las penas? No ayuda mucho, porque la necesidad de hacer cualquier cosa con tal de ganarse el pan para sí y su familia determina que en quienes afrontan esta urgencia la sanción pierda todo efecto intimidatorio.

El contrabando en Bolivia tiene raíces de orden estructural que urge progresivamente erradicar. Hacerlo no es cuestión de meses ni de un año, sino de un periodo largo de políticas de desarrollo económico – social en una clara proyección de generación de empleo. Con lo simplemente punitivo, la cosa se queda a medias. No tendrá que pasar mucho tiempo para que percibamos cómo el contrabando prosigue a pesar de la ley gubernamental…

Diario Hoy de Quito, Ecuador
Las relaciones con los vecinos, en el discurso de Santos

En su discurso de posesión como presidente de Colombia, Juan Manuel Santos fijó algunas líneas de la política hacia los vecinos. El nuevo presidente descartó la insensatez de una aventura bélica, anunció la decisión de privilegiar el diálogo directo, las relaciones internacionales de mutuo respeto, la cooperación entre los vecinos y reiteró una actitud de firmeza contra la criminalidad.

"La palabra guerra no está en mi diccionario cuando pienso en las relaciones de Colombia con sus vecinos o con cualquier nación del planeta", señaló Santos al asumir el mando presidencial. Al mismo tiempo, agradeció las ofertas de mediación de varios gobiernos por el conflicto de Colombia con Venezuela, pero expresó su voluntad de privilegiar el diálogo directo para resolver el conflicto con el país vecino. Es una señal importante de la posición del nuevo presidente de Colombia optar por la vía del diálogo diplomático en las relaciones entre los vecinos y no de cualquier otra respuesta de fuerza. Así marca distancias entre la posición del ex ministro de Defensa de Uribe y del actual presidente de Colombia.

La presencia del presidente del Ecuador en Bogotá y el diálogo con el nuevo mandatario de Colombia ayudarán a la plena normalización de las relaciones diplomáticas entre los dos países. Se espera que la entrega de los discos duros de las computadoras de Raúl Reyes ayude con este propósito (ver América Latina de un Plumazo).

El relevo del presidente de Colombia es una buena oportunidad para recomponer las relaciones con los vecinos y preservar la paz. Por su parte, el coronel Hugo Chávez ha respondido ya al mensaje de Santos con la disposición de voltear la página y reunirse con el nuevo mandatario.

En otro ámbito, la declaración de que las puertas del diálogo con la guerrilla no se encuentran selladas, fue importante también en el discurso de Santos, pero a condición de que estos grupos liberen a los secuestrados y no sigan cometiendo actos terroristas y criminales.




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