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miércoles, 15 de julio de 2015

INTERNACIONAL-IRÁN-ACUERDO NUCLEAR-KRADIARIO

ACUERDO EN LA CUESTIÓN 
NUCLEAR IRANÍ

Por Martín Poblete

Después de doce años de  intentos en variadas sedes, algunos rayanos en el ridículo;  de numerosas partidas falsas; malos entendidos con no pocos insultos; ocasionales desmentidos a los mas altos niveles de gobierno; y oportunidades perdidas en mareas de falsas ilusiones;  Irán en un lado de la mesa, y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad mas Alemania  en el otro,  lograron cerrar las cuestiones de mas difícil tratamiento, llegando a un acuerdo definitivo expresado en un documento de 109 páginas y seis anexos, dos de estos deberán ser traducidos del lenguaje científico para ponerlos en lenguaje comprensible para políticos y público en general.

Antes de llegar al final feliz, hubo un importante ciclo de negociaciones  secretas  entre Irán y  Estados Unidos, teniendo por sede el Sultanato de Omán, en el curso del año 2013; esas negociaciones fueron conducidas por funcionarios de rango intermedio con limitada capacidad de maniobra, única manera de preservar el necesario secreto de la sede y las reuniones, así como la estricta confidencialidad de las agendas en discusión; estos contactos resultaron fundamentales en el acercamiento de posiciones entre dos países por treinta y cinco años sin relaciones diplomáticas.  Los respectivos jefes de las diplomacias americana e iraní son personas celosamente marcadas por varios servicios de inteligencia,  con ellos de por medio habría sido imposible mantener el secreto.

En la sesión de negociaciones de fines de marzo, prolongada hasta la primera semana de abril de 2015, se lograron acuerdos  en algunos temas básicos previos a lo fundamental.
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Entre los puntos definidos destacaron la reducción de la reserva iraní de uranio enriquecido, este límite a la disponibilidad de material fisionable fue considerado parte esencial de la estructura de cualesquier acuerdo definitivo. Así se acordó reducir el número de centrífugas de última generación, indispensables para producir uranio enriquecido en el esquema tecnológico iraní.

Por quince años no habría procesamiento de material radiactivo fisionable en el complejo subterráneo de Fordow; por los próximos diez años operaría una sola central nuclear de agua pesada, la de Natanz, con límites al procesamiento de uranio enriquecido; el reactor de agua pesada en Arak no producirá uranio altamente enriquecido, ni procesará material fisionable.   Estos acuerdos fueron ratificados en el documento final aprobado ayer martes 14 de julio.

La sesión de marzo-abril 2015 dejó pendientes los asuntos de mas dura negociación:  el régimen de inspección y verificación del cumplimiento de los acuerdos finales, y su relación con el levantamiento gradual de las sanciones.
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Para entrar en esta última fase de negociaciones, las partes, especialmente los americanos, debieron hacerse cargo de la realidad:  los científicos iraníes han conseguido amaestrar el ciclo completo de  investigación y desarrollo de la energía nuclear, trabajo iniciado hace cuarenta años a fines del régimen del Shah con un reactor experimental comprado en Estados Unidos, nadie sabe para quien trabaja.
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En el ambiente previo a la última y definitiva ronda de negociaciones, se supo de manera velada pero sin dejar lugar a dudas, del cansancio de dos de las partes negociadoras con el régimen de sanciones a Irán, específicamente Alemania y China, los alemanes porque importantes negocios financieros y de exportación de manufacturas incluyendo equipos de alta tecnología, estaban suspendidos provocando considerables perjuicios;  los chinos, porque Irán era importante proveedor de petróleo  ayudándolos a diversificar sus fuentes del recurso, a la vez de haber empezado a funcionar como un cliente  valioso en proyectos de infraestructura. 
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Un tanto al margen de los negociadores directos pero no demasiado lejos, Corea del Sur, Japón, y especialmente India, hicieron llegar su molestia ante la prolongación  de las sanciones  impidiéndoles acceder a los beneficios del comercio y los intercambios financieros con un país importante. Esas molestias y observaciones fueron cuidadosamente comunicadas por  canales diplomáticos, alzando la evidencia de la imposibilidad de continuar sosteniendo el régimen de sanciones a Irán.

Los acuerdos de ayer dejaron establecido un régimen intrusivo, estricto, de inspecciones a todas las instalaciones nucleares iraníes, sin precedentes  en lo intrusivo como en su intensidad, a cargo de  profesionales especializados de la Agencia Internacional de Energía Atómica de Naciones Unidas;  los iraníes exigieron, y obtuvieron,  que dichos inspectores debieran provenir de países con los cuales Iran tiene relaciones diplomáticas, dejando fuera de consideración a los americanos.
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Quedaron en el acuerdo, pero sin especificidad, dos cuestiones de sumo delicado cuyo desarrollo se irá viendo en el terreno:  inspección a ciertos aspectos de ingeniería nuclear del pasado reciente, relacionados con supuestos usos militares, conocidos en la jerga de las armas nucleares como cuestiones de  "miniaturization and weaponisation", ambos factores de vital relevancia en la ecuación  capacidades nucleares - armamentos nucleares;
y entrevistas detalladas y extensas  -"quality time"-  con los científicos nucleares iraníes.

Asimismo, quedó fijado un cronograma para levantar las sanciones comerciales y financieras, sujeto a la previa implementación del régimen de inspecciones; los iraníes han sido enfáticos en exigir el fin al bloqueo de las operaciones de su bancos, impidiéndoles usar el sistema SWIFT   para transferencias electrónicas interbancarias globales.   Desde un punto de vista fiscal iraní, el fin del régimen de sanciones debiera liberar el equivalente de mas de cien mil millones  de dólares, actualmente en cuentas bajo embargo en bancos europeos.

Desde  Washington, el Presidente Barack Obama ha sido claro en defender los fundamentos del acuerdo:  impedir por una década la producción de armas nucleares en Iran, mientras simultáneamente se deja en posición mecanismos de control del desarrollo de tecnologías nucleares en ese país;  el Primer Ministro David Cameron en Londres, y la Canciller Merkel en Berlín, cada uno por sus propias razones, han defendido la racionalidad  argumentada por el Presidente Obama.
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Como era predecible, los berrinches vienen desde Tel Aviv, Riyadh, el Congreso de los Estados Unidos, y los medios conservadores por doquiera se  los encuentre.   Los próximos noventa días ofrecerán  un interesante ir y venir de opiniones, percepciones, y juego de influencias. 

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