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lunes, 15 de agosto de 2011

Las elecciones primarias en Argentina - El triple empate: Malo para la oposición - Muy bueno para el oficialismo

Por Rosendo Fraga (*)

El contundente triunfo de Cristina Fernández, deja muy pocos márgenes a la oposición, con vistas a la elección presidencial del 27 de octubre.


La participación en las primarias obligatorias ha sido muy alta, superando incluso las últimas elecciones presidenciales. El triunfo oficialista, fue 5 puntos por encima de los obtenidos cuatro años atrás. La diferencia sobre el segundo, supera los 35 puntos.

Una economía en crecimiento, una oposición dividida cuyas principales caras (Alfonsín y Duhalde) no lograron presentarse como una opción renovadora, dejando que Cristina, con eficacia, se quedara con la imagen de lo nuevo, aunque el kirchnerismo lleve ocho años y medio en el poder.

Pero mirando la oposición, su problema central es el triple empate entre sus principales candidatos. Se trata del mejor resultado posible para el oficialismo, no sólo mirando la elección que viene, sino también el futuro gobierno.

Es que el empate entre Alfonsín y Duhalde, al que puede sumarse a Binner -que ha quedado a menos de 2 puntos de ellos-, es el problema central de la oposición, que así queda con muy pocas posibilidades de poder polarizar el 50 por ciento de los votantes que optaron por la oposición en sus diversas expresiones.

Hace un par de meses, Alfonsín parecía como el mejor posicionado para reunir el voto opositor. En la última semana, su estancamiento permitió un crecimiento de Duhalde, que lo igualó. A ellos se sumó Binner, quizás el único opositor que puede considerar como exitoso su porcentaje, al ser la primera experiencia electoral del Frente Amplio Progresista.

El éxito relativo del gobernador de Santa Fe confirma que el electorado esperaba una propuesta nueva, que difícilmente podían representar Duhalde y Alfonsín. Con un poco más de tiempo, Binner pudo haber sido el segundo y eso hubiese significado un cambio en la política argentina.

Las alianzas entre los dirigentes no parecen fáciles: primero, porque la legislación la impide y, en segundo lugar, porque seguramente ninguno encuentra argumentos para imponer a sus seguidores una decisión de renunciar a la candidatura, que complicaría aún más las posibilidades de sus listas a nivel nacional, provincial y municipal.

En la perspectiva ideológica, la centro-derecha ha desaparecido como fuerza nacional y las vacaciones de Mauricio Macri en Europa, algo tiene que ver.

En cuanto al peronismo, la suma de los tres candidatos presidenciales afiliados a estar fuerza (Cristina Kirchner, Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saa), supera el 70%, algo similar a lo que sucediera en las elecciones presidenciales de 2003 y 2007.

En la decisiva provincia de Buenos Aires, la suma de los candidatos a gobernador provenientes de esta fuerza política supera el 80%. Cada vez hay menos peronistas, pero cada vez el peronismo tiene más votos.

El peronismo, desplegándose en casi todos los espacios políticos y el triple empate opositor, quizás constituyan los problemas centrales para construir una alternativa opositora no sólo frente al 23 de octubre (día de la elección), sino frente a los cuatro años de un nuevo gobierno de Cristina Kichner.

Es que la falta de un verdadero sistema de partidos sigue siendo una asignatura pendiente, tras la desarticulación del bipartidismo imperfecto de radicales y peronistas, que entró en conflicto con el Pacto de Olivos y la crisis 2001-2002 (nombre con el que se conoce en Argentina a una serie de acuerdos firmados entre el ex presidente Raúl Alfonsín y el entonces presidente Carlos Menem en el año 1993 que llevaron a la Reforma de la Constitución Argentina de 1994).
(*) Diario La Nación de Buenos Aires

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