En otro tiempo –por ejemplo en 2006- ya la rebelión estudiantil estaría llegando a su fin, tanto por agotamiento como por temor a perder el año. Es, según se informó, lo que movió a los escolares a aceptar la Mesa de Diálogo en el Congreso. Pero los universitarios, que no vacilaron el impedirle el acceso a su cónclave al presidente de la federación de la U. de Talca, persisten en la movilización.
Camila Vallejo, presidenta de la FECH, afirmó que “valoramos esa instancia (en el Congreso Nacional), pero no nos da garantías todavía. La responsabilidad fundamental recae en el Ejecutivo. Necesitamos nuevamente que haya un pronunciamiento claro, que se diga cómo se va a avanzar en el término del lucro, en la desmunicipalización sin privatizar y en la gratuidad de la educación”.
Una vez más, tal como lo han dicho representantes de todos los sectores, excepto claro quienes apoyan (¿o manipulan?) a los universitarios, se impone una condición imposible: dialogar sin transar o, peor, no dialogar mientras la otra parte no transe.
Ya se ha dicho que parte de esta intransigencia tiene que ver con nuestra propia historia y también con la nueva realidad que se vive en el mundo entero.
Según recordó Thomas L. Friedman en un comentario en The New York Times este fin de semana, hay algo universal en esta protesta: “Londres está ardiendo. La Primavera Árabe gatilla rebeliones populares en todo el mundo árabe. El Verano Israelí convoca a 250 mil ciudadanos a las calles, protestando por la falta de viviendas y por la forma como su país está ahora dominado por una mafia de capitalistas. De Atenas a Barcelona las plazas están siendo tomadas por jóvenes que protestan contra el desempleo y la injusticia de los crecientes abismos en el ingreso...”
“La globalización y la revolución tecnológica, precisa, han alcanzado un nivel completamente nuevo. Gracias a la ‘nube’ computacional, la robótica, los 3G de la tecnología de conectividad inalámbrica, Skype, Facebook, Google, Linkedin, twitter, el iPad y baratos teléfonos inteligentes, el mundo ha pasado de estar conectado a estar hiperconectado...”
Hoy conectarse es más fácil que nunca. Pero ¿qué se transmite a través de estos múltiples canales? ¿Qué se plantea? ¿Cómo responden las autoridades?
Al parecer casi nada que contribuya a facilitar la solución de los problemas. Por lo menos aquí en Chile. Así lo cree Mario Waissbluth, coordinador de Educación 2020: “La Moneda exagera las pretensiones de los estudiantes para satanizarlas. Hay una gama enorme de soluciones intermedias constructivas que se podrían conversar sino existiera esta actitud satanizadora del Gobierno”, expresó a radio Cooperativa. “Cuando se habla del cese al lucro, el Gobierno chilla diciendo que no aceptarán la estatización de la educación, pero hay una gran distancia entre cese al lucro y estatización de la educación, que nadie lo ha planteado”.
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