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viernes, 12 de agosto de 2011

CÓMO ABANDONAR EL SISTEMA NEOLIBERAL EN CHILE.

Por Hugo Latorre Fuenzalida
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La realidad del neoliberalismo en Chile es una de las más sólidas y asentadas del mundo, lo que habla de salidas complejas y nada expeditas. Dos caminos posibles se pueden abordar para su sustitución: uno es el paro nacional y el llamado a una asamblea constituyente y el otro es ganar, desde la calle, reformas estructurales que vayan minando las formas instaladas del neoliberalismo: políticas, sociales y económicas, pieza por pieza.

La primera fórmula significaría el derrumbe del gobierno de turno y la instalación de un gobierno de transición, que llame a plebiscito y a nuevas elecciones y deje instalado una constituyente. El derrumbe del gobierno no implica necesariamente la salida del presidente, pero sí que el gobierno se ve imposibilitado de seguir legítimamente en el poder.

La segunda estrategia camina por la senda de desmontar pacientemente el sistema en sus soportes estructurales. Indudablemente que la primera estrategia es globalista en sus efectos; la segunda, en cambio, va parcializando sus objetivos, es decir se dosifica en sus luchas, pero tiene el mismo objetivo final.
  
1.- Por ejemplo, si tomamos los cambios necesarios en el área económica (que es uno de los pilares estructurales más fuertes del sistema actual), se debe forzar varias reformas tributarias, que vuelvan a "normalizar" la anomalía que se da en Chile, es decir poner según estándares internacionales, acordes al nivel de desarrollo que hemos alcanzado, las cotas de tributación para los diferentes sectores contrubuyentes de la sociedad. Así, tenemos que cuando la tributación minera en la mayoría de los países es del orden del 45% al 55% sobre precios de referencia de extracción, entonces las empresas que operan en Chile deben ajustarse a ese nuevo trato tributario. Sobre los impuestos de las empresas en general, que llegan al 19% transitorio, deben llegar a cotas del 35% efectivo.

El IVA siempre ha sido un impuesto conceptualmente complementario a la tributación principal, que es la de las utilidades, que se llaman tributos directos. Pero en Chile se ha invertido la relación, pasando el IVA a ser el tributo principal y el tributo directo sólo tiene una realidad menor y nominal, pues a la hora de las suma final, es eludido con artimañas tributarias y empresariales, siempre infalibles.

Las exenciones tributarias al capital (sociedades de inversión) deben reducirse al mínimo necesario para estimular el ahorro, pero deben erradicar las evasiones legalizadas por ambigüedades existentes en la ley. Lo mismo para las empresas respecto al IVA y de la renta de las personas.

2.- Cambios en el sistema político:  En esta área la reforma al sistema binominal es uno de los pilares estructurales para el cambio. No se debe ser mago para darse cuenta que hay una forma expeditiva de apurar los cambios al sistema político de manera democrática, esta fórmula no es distinta a la que se dio en la lucha contra la dictadura: la inscripción masiva de los jóvenes y el incorporarse a la lucha electoral de manera decidida, llevando rostros nuevos a la política. Con este solo expediente se puede barrer con el sistema vigente de manera inapelable, respecto al poder político, escamoteado por la "democracia cupular", que nos ha gobernado.

3.- Cambios sociales: Se debe adelantar la formación de sociedades interrmedias y de base para que estas sean integradas al poder de decisión en todos los niveles. Igualmente la descentralización del poder del Estado, mediante las elecciones directas de intendentes y la formación de gobiernos regionales. Los cambios a la estructura municipal permitirán la desmonopolización del poder edilicio por los alcaldes y la integración  a los concejales a la iniciativa y decisión de los municipios.

Los consejeros regionales, deben ser de elección representativa de los diversos sectores activos de la sociedad sin patrocinio de los partidos y los gobiernos, como es ahora.

Los sindicatos deben ser recompuestos e integrados para permitir una acción eficaz, además de constructiva, en la lucha por una mayor equidad laboral y social.

4.- En cuanto a la educación, que es el problema que encabeza el área de conflicto presente, se debe instalar una estrategia de viabilidad a mediano plazo.
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a.- Educación pública gratuita y de calidad, debe ser una primera meta.

b.- Fin del lucro en los colegios y sinceramiento del lucro reglamentado en la educación privada superior, debe ser otra de las metas inmediatas, pero encaminadas a una meta de normalización de toda la educación superior.

c.- Como el tema del endeudamiento comienza a ser tratado desde el Gobierno, debe proyectarse una estrategia de reducción al mínimo las tasas de interés, hasta llegar al interés cero real, con devolución sólo del capital y sujeto a las condiciones de empleo e ingreso de los egresados en las diversas profesiones.

En el envío al Congreso de las reformas para la educación se debe considerar que la aceptación de ese camino, por los estudiantes, sólo es aceptable ante un plazo corto y definitivo de resoluciones, guardándose el derecho a veto, del lado estudiantil, si estas reformas no son las exigidas para cada etapa. Las experiencias anteriores de los conflictos estudiantiles, enseña que las comisiones de especialistas y las del Congreso, son la base de la parálisis y del nulo avance de las reformas hasta nuestros días. De ello se debe sacar experiencia y evitar caer nuevamente en las trampas dilatorias que usa el sistema para defenderse.

Si con las reformas tributarias se alcanza un objetivo doble, cual es el de obtener recursos para acelerar los cambios estructurales y, en segundo lugar, "soberanizar" la potestad sobre las riquezas del país, entonces se debe pasar a diseñar el camino para establecer una nueva estrategia nacional de desarrollo, donde la educación se incorpore como centro de decisión sectorial relevante; lo mismo para el subsector de desarrollo científico y tecnológico.

Los estudiantes ya tienen conciencia que la calidad de la educación y sus costos es una parte del problema; la meta final de la situación de los chilenos jóvenes radica esencialmente en el modelo de desarrollo que tenemos, el cual no generará los empleos necesarios ni las remuneraciones justas a las que ellos aspiran para el futuro próximo. Sólo cambiando el modelo de acumulación a uno de industrialización con diversificación, se puede instalar un proceso de desarrollo de un mercado laboral adecuado.

En  consecuencia, las bases de un “crecimiento” de la economía sustentada en exportación de materias primas, debe ser reemplazado por uno de inversiones aceleradas en la industrialización basado inicialmente en los recursos que poseemos en abundancia, pero acrecentados en el desarrollo de la ciencia y tecnología para incorporar conocimiento a nuestras ventajas básicas y desplegar la innovación y diversificación hasta crear amplias gamas de nichos competitivos. Esta estrategia de más largo plazo es lo que podemos llamar una “nueva economía” y que acoge las posibilidades que abre una globalización en una era soportada en el conocimiento.

Hablamos de una propuesta de desarrollo, porque la educación carece de proyección y sentido si no se sabe para qué modelo de sociedad y por tanto de educando se está armando el proceso. Si se va a industrializar el país o se le va a dejar en su precario estado de exportador de recursos básicos, se hace una diferencia abismal del perfil de profesional o científico que se debe preparar.

Sin embargo, se puede ir avanzando en las formaciones básicas necesarias para una sociedad competitiva, y para eso se requiere una preparación de la planta docente y académica que vaya cerrando la brecha dejada por 40 años de abandono de los maestros a una especie de vacío estratégico y formativo. Tanto el desarrollo científico como el desarrollo humano, no puede dejarse al arbitrio del mercado o de las iniciativas de los privados y de los alcaldes. Necesariamente es una acción concertada y planificada a largo plazo.

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