La economista Dilma Rousseff, de 63 años, se convirtió hoy en la primera mujer presidente de Brasil, tras prestar juramento en el Congreso para desempeñar el cargo hasta el 31 de diciembre de 2014. Recibió el bastón de mando del ahora ex mandatario Luiz Inacio Lula da Silva, quien gobernó el país durante los últimos ocho años y despidiéndose con una popularidad sin precedentes de 87%.
La nueva Jefa de Estado, que fue pieza fundamental durante el gobierno de Lula en dos ministerios, asumió así el mando de la octava economía del mundo con la tarea de mantenerla en la ruta del crecimiento. Pocas horas después de ser declarada vencedora de las elecciones presidenciales de octubre, Rousseff ya había adelantado el eje central de su gobierno: "Reitero mi compromiso fundamental: la erradicación de la pobreza. No podremos descansar mientras haya brasileños con hambre".
Una docena de líderes latinoamericanos y mandatarios extranjeros son parte de las ceremonias, que incluyen el juramento sobre la Constitución en el Congreso y el traspaso de la banda presidencial en el Palacio de Planalto. Sin embargo, llamó la atención la ausencia de la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández.
Lula, tras el término del traspaso del mando a su protegida política, abandonará Brasilia de inmediato rumbo a su residencia en Sao Bernardo do Campo, un suburbio obrero industrial, próximo de Sao Paulo, en donde gestó su liderazgo sindical en los años 70.
Rousseff pasará esta tarde a ocupar el despacho principal del Palacio do Planalto en un momento de expansión sostenida de la economía, con una previsión de crecimiento de 7,6 por ciento del Producto Interno Bruto en 2011 y una tasa de desempleo de 5,7 por ciento en noviembre, un mínimo histórico. No obstante, la supervalorización de la moneda local (que permitió la acumulación de un nivel récord de reservas internacionales) ya afectó seriamente la balanza comercial y el desempeño del segmento industrial orientado a la exportación. Al mismo tiempo, la inflación cierra el año por encima de la meta oficial de 4,5 por ciento al año e inicia 2011 con tendencia al alza, haciendo encenderse algunas señales de alerta.
Bajo el gobierno de Lula 29 millones de personas salieron de la miseria, según cifras oficiales, pero casi la mitad de la población sigue sin tener saneamiento y la tasa de analfabetismo roza el 10 por ciento. Para intentar cumplir su promesa de eliminar la miseria de Brasil, Rousseff contará con parte del equipo de gobierno de Lula, de forma de continuar impulsando los planes sociales, y los programas de modernización de infraestructura que demandan los sectores productivos. Ocho ministros de 25 del actual equipo de gobierno fueron reconfirmados en sus cargos y otros tres se mantendrán en el gabinete pero ocupando una función diferente
"Vengo a consolidar el modelo de gobierno de Lula, un presidente que cambió la forma de pensar y gobernar Brasil. Mi trabajo será la continuidad de su legado, basándome en el pilar para ejercer la presidencia que él ha tenido: la fuerza de los pobres para levantar el país", afirmó Dilma al arribar hoy al Congreso de Brasil en la caopital de Brasilia.
"Una nación ganadora, que logre el éxito que siempre ha buscado y un gobierno con certezas, que logre conquistas, será nuestra meta", agregó la flamante mandataria.
No obstante, la supervalorización de la moneda local, que permitió la acumulación de un nivel récord de reservas internacionales, ya afectó seriamente la balanza comercial y el desempeño del segmento industrial orientado a la exportación. Al mismo tiempo, la inflación cierra el año por encima de la meta oficial de 4,5% al año e inicia 2011 con tendencia al alza, haciendo encenderse algunas señales de alerta.
Para intentar cumplir su promesa de eliminar la miseria de Brasil, Rousseff contará con parte del equipo de gobierno de Lula, de forma de continuar impulsando los planes sociales, y los programas de modernización de infraestructura que demandan los sectores productivos. Ocho ministros de 25 del actual equipo de gobierno fueron reconfirmados en sus cargos y otros tres se mantendrán en el gabinete pero ocupando una función diferente.
En el plano externo, Rousseff asume el poder en medio a una incipiente crisis diplomática con Italia, ante la decisión adoptada por Lula en su último día de gobierno, de no extraditar al ex militante radical italiano Cesare Battisti, condenado por cuatro asesinatos en su país.
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