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lunes, 5 de marzo de 2012

POR AMOR AL PODER

Por Wilson Tapia Villalobos

El amor lo justifica casi todo….casi. ¿Puede uno enamorarse del poder? La respuesta queda para psicólogos, psiquiatras y hasta para filósofos. Pero en la cotidianeidad, los resultados saltan a la vista. Personajes ensoberbecidos traspasan barreras que parecen infranqueables. No importan valores esenciales que marcan la convivencia. Incluso, ni siquiera la vida es respetada. Todo en aras de incrementar el poder que unos pocos imponen a la mayoría. Y para ello se valen de artimañas cada vez más sofisticadas. O, cuando creen que la situación lo amerita, recurren a la fuerza descomunal que manejan y que termina con los rebeldes transformados en cadáveres o siendo víctimas de una derrota que los marcará para siempre.

En Chile hemos vivido diversas manifestaciones de este poder a veces desenfrenado. Y las seguimos experimentando a diario. Está toda una generación que aún no puede reponerse de la derrota política, que el poder transformó en derrota bélica, porque un solo bando contaba con la capacidad de fuego para matar.

Actualmente, con mayor sofisticación, la guerra es comunicacional. Es noticia destacada que hoy había comicios libres en el remoto pueblo chino de Wukan. Desde hace seis décadas, sólo el Partido Comunista designa a los candidatos. Y por ellos deben votar los ciudadanos. Ahora, en Wukan, son los propios electores quienes levantan a sus candidatos.

Para nuestros medios de comunicación, una notición. Igual que la derrota del movimiento oficialista que apoya al presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, en las elecciones legislativas de su país. Quien se alzó con la victoria fue la oposición conservadora, encabezada por Alí Larijani. Este acontecimiento se presenta con caracteres equívocos. Ahmadinejad ha sido derrotado. O sea, un enemigo de Occidente -de los EE UU y la Unión Europea- ha sido derrotado. No importa que el vencedor sea el representante del ala clerical que se opone a reformas políticas mínimas. Y, obviamente, a que esa nación se transforme de una teocracia en democracia. Tampoco importa que Larijani ni siquiera esté dispuesto a hacer las concesiones que Ahmadinejad ya aceptaba en el programa nuclear iraní para fines pacíficos. Algo que es visto como una amenaza para Israel, que asegura que lo que Teherán realmente pretende es hacerse de armamento nuclear.

Estos dos casos, de China e Irán, los escogí al azar. Como esos hay muchos. Aunque tal vez el de Wukan nos permita a los chilenos mirarnos sin tantos tapujos. Un poco cara a cara. Quienes ostentan el poder aquí muestran a los chinos como la contradicción a nuestra democracia. Pero entre nosotros, si bien a los candidatos no los designa el PC, lo hacen las dos coaliciones que se reparten el poder. No es que impidan que se presenten otros candidatos. Pero en los hechos, desde el término de la dictadura, han sido la Concertación y la Coalición por el Cambio los que se reparten el poder político. Y para eso fue creado el sistema electoral que nos dejó el general Pinochet y que aceptó la Concertación.

Hoy nos encontramos inmersos en un país que sufre espasmos. La gente sale a la calle de diversas ciudades a protestar porque se siente mal. Porque el sistema que nos han impuesto no considera a los ciudadanos como tales, sino sólo como consumidores. Y es por eso que ante cada llamado de atención que pretenden hacer los chilenos, la autoridad responde como lo haría un monarca. O, mejor dicho, quien puede abusar del poder porque no tiene contrapeso.

Así es nuestra democracia. Hoy, en Aysén, el gobierno se puede dar el lujo de no escuchar a quienes protestan. Incluso, puede permitirse descalificar a los aiseninos “porque reciben la mayor cantidad de dinero per cápita que el Estado reparte a las regiones”. Fue el argumento que utilizó el ministro Secretario General de la Presidencia, Cristián Larroulet. Es cierto, los aiseninos son pocos, pero la democracia les asegura un trato igualitario como cualquier habitante del país. Y eso no lo entienden sólo los que están enamorados del poder, no de la democracia.

Sólo de esta manera se explica que Chile sea el laboratorio neo liberal que es. Y que expertos internacionales, como Ricardo Hausmann, afirmen que “el Estado chileno renunció a cumplir sus funciones”. Hausmann es miembro de la Escuela de Negocios de la Universidad de Havard y referente internacional cuando de temas latinoamericanos se trata. No se le podría calificar ni de extremista ni de encapuchado.

Todo parece indicar que el año que estamos iniciando será tan movido como el anterior. Es posible que las protestas se multipliquen y abarquen a más puntos de la geografía nacional. Pero la autoridad sigue convencida que la mejor manera de enfrentar los problemas es a través del agotamiento. Ya le dio buen resultado con los estudiantes. También ocurrió en Magallanes. Ahora esperan que otro tanto suceda en Aysén. Sin embargo, ya no parece ser suficiente el manejo comunicacional. El amor por el poder, a veces, cercena la creatividad. Mientras, en el otro bando, la ausencia de medios hace surgir nuevas ideas y formas de acción. Es lo que seguramente veremos en el futuro próximo. Aunque, con certeza, no será un proceso suave como nos promete el juego maduro de la serenidad democrática. El amor por el poder no permite tanto romanticismo.

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