La Ley Hinzpeter, que será debatida este mes de marzo en el Congreso, criminaliza la protesta social y autoriza a las policías para incautar material periodístico sin orden judicial: fotografías, videos, sonidos y demás elementos propios de la cobertura de una noticia.
La conmemoración de los 200 años de periodismo sirvió para un descarnado análisis en Santiago de la situación real de la profesión y la “libertad de expresión” en el país. “Al periodismo chileno le está ocurriendo lo mismo que a la clase política: se está quedando fuera del proceso social en curso”, manifestó Alejandro Guillier, conductor del noticiero Hora 20 de TV La Red, sociólogo y ex presidente del Colegio de Periodistas de Chile.
Un panel de 5 expositores y la concurrencia de medio centenar de hombres y mujeres periodistas realizaron una democrática discusión crítica y auto-crítica sobre el estado actual del periodismo con motivo del bicentenario de la profesión cumplido el último 13 de febrero, en ocasión del nacimiento de La Aurora de Chile en 1812, semanario político fundado por el sacerdote Camilo Henríquez para promover la lucha ideológica contra el imperio hispano y la elite local realista, bajo el gobierno liderado por José Miguel Carrera.
La convocatoria al debate fue suscrita por el Círculo de Periodistas de Santiago y el Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas.
Las exposiciones del panel y la discusión posterior resultaron polémicas, en contraste con la retórica banal y los lugares comunes usuales en cualquier conmemoración histórica chilena. La “mesa redonda” fue integrada por Guillier, Margarita Bastías, directora del Círculo y redactora de Ansa; Marcel Garcés, presidente metropolitano del Colegio de Periodistas y redactor de Notimex; Víctor Hugo de La Fuente, director de Le Monde Diplomatique-Chile; y Ernesto Carmona, director del Círculo y secretario ejecutivo de la Ciap-Felap.
El debate concluyó que, desde los primeros problemas de censura que enfrentó Camilo Henríquez -el primer periodista reconocido del país-, la libertad de expresión en Chile avanzó muy poco en 200 años. Guillier, quien también es académico, dijo que la elite de 1810 fue hábil en desembarazarse de la tutela política y comercial de España, pero no hizo ningún esfuerzo por impulsar revolución alguna, en un país socialmente estratificado. Más bien se las arregló para conducir sin grandes cambios a la nueva nación durante dos siglos.
Amenaza de la “Ley Hinzpeter”
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Ministro Hinzpeter |
Margarita Bastías expuso la amenaza del proyecto de ley en el Congreso “Fortalecimiento del Resguardo del Orden Público”, más conocido como “Ley Hinzpeter”, por el apellido de su autor, el ministro de Interior de Piñera.
La iniciativa, que será debatida en este mes de marzo, criminaliza la protesta social y autoriza a las policías para incautar material periodístico sin orden judicial: fotografías, videos, sonidos y demás elementos propios de la cobertura de una noticia.
También se analizaron las repercusiones internacionales de la colisión entre los derechos de autor, las ganancias de las grandes corporaciones del cine, la música y el entretenimiento en general, versus la libertad de expresión, impulsada por las llamadas leyes SOPA y PIPA de EE UU, además de otras acciones en desarrollo en América Latina. También se debatió sobre la baja calificación de Chile en el último “Barómetro de la Libertad de Expresión” de Reporteros sin Fronteras, una organización más bien de derecha que lo sitúa en los últimos niveles, junto a naciones como Kenya, Bulgaria y Serbia.

Víctor Hugo De La Fuente, director de la versión chilena de Le Monde Diplomatique, dijo que en el país “se da una situación de duopolio tan fuerte, de dos grandes grupos económicos que son los mismos dos grupos económicos que autorizó la dictadura el 11 de septiembre (de 1973) en el Bando 15. Simplemente, allí dijeron "se autoriza a El Mercurio y a La Tercera a ser editados, los demás están todos prohibidos". Y esos dos diarios son los únicos que hoy día existen en Chile y no hay un solo diario de oposición".
Ernesto Carmona, director del Círculo, dijo que “la ‘Ley Hinzpeter’ es una norma represiva del movimiento social: criminaliza la protesta, o sea, es una ley contra la libertad de expresión de los ciudadanos; convierte en un crimen el acto de protestar, transforma en criminales a quienes protesten y lesiona también severamente a los periodistas y a la “libertad de expresión” convencional de los medios, puesto que los convierte en una suerte de auxiliares de las policías y del esquema de represión que se está pretendiendo legislar".
“…Ley contra los estudiantes es ley contra la prensa”
Marcel Garcés (foto izquierda) anunció que el próximo congreso del Colegio de Periodistas, previsto para abril, diseñará una estrategia de lucha contra la “Ley Hinzpeter” para vincular más a la orden con el movimiento social y llevará a la Corte Interamericana los numerosos atentados contra periodistas perpetrados por Carabineros y otros elementos policíacos y de “inteligencia” en la cobertura de las manifestaciones estudiantiles de 2011.
Añadió que una declaración del mismo día de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), que agrupa a los dueños de grandes diarios, pretende hacer creer que los dueños de grandes diarios mantienen en Chile “¡el libre flujo de las ideas!”, afirmación absolutamente falsa.
También se lanzaron duras críticas a la formación de los periodistas en el ámbito universitario local. Guillier recordó que “más lucha del periodismo hubo durante la dictadura que hoy”. Se criticó el empobrecimiento general del periodismo, más patente en la TV con la difusión de “noticias” banales, propaganda comercial disfrazada de información, ausencia de jerarquización y gran fragmentación de los temas abordados por los noticieros, pero sin contexto ni perspectiva… y mal uso del lenguaje.
Guillier reflexionó que el regreso a la “democracia” en 1990 dejó intactos los esquemas de poder de la dictadura, tal como la elite de 1810 sacudió el yugo español en su beneficio pero mantuvo la estratificación de la sociedad de la naciente república. Dijo que la elite que asumió el poder en 1990 mandó a la gente a irse a sus casas y era de mal gusto cuestionar la dicotomía del consenso: prudencia versus imprudencia. “Nos adocenó la democracia de consensos”, dijo. Criticó el exitismo que cultivan muchos estudiantes que ingresan a la carrera de periodismo con la obsesión de hacerse famosos.
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