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martes, 13 de octubre de 2015

COLUMNA SEMANAL DE PSICOLOGÍA FAMILIAR Y SOCIAL
LOS BENEFICIOS DE SABER DISCUTIR CON SU PAREJA
Por Jessika Krohne
www.psicologiaglobal.cl
Hablar, dialogar, intercambiar opiniones y discutir es muy sano en una pareja. Es necesario que una pareja pueda dar su punto de vista y ser comprendido por el otro en la relación. Lo importante es tener las habilidades para poder hacerlo y que las conversaciones y discusiones no se conviertan en peleas sino que en acuerdos constructivos.
En otras palabras, las disputas no son negativas en sí mismas y dentro de una relación nos deberíamos sentir lo suficientemente seguros como para discutir o poder dar un punto de vista diferente abiertamente. No obstante, si no nos sentimos escuchados ni considerados, algo que partió como una queja concreta puede transformarse en un ataque.
Los insultos, los ataques y las agresiones verbales son muy dañinos en una relación de pareja y deterioran mucho.
Pero una pareja se tornará disfuncional cuando recurre sistemáticamente a dichas maniobras comunicacionales, es decir si predominan las interacciones negativas al no ser capaces de salirse de la espiral de agresiones, si no logran manejar el enojo sin menospreciar al otro y cuando no se intentan acciones reparatorias.
Los investigadores han identificado 5 tipos de matrimonios, cada uno con distintos riesgos de divorcio según su forma de interactuar:
1. Uno busca y el otro elude: es el tipo que tiene el riesgo más alto de fracaso. Generalmente es la mujer la que plantea los problemas y el hombre los desestima.
2. Desprendidos (desapegados): riesgo alto. Se trata de personas emocionalmente distantes que parecen no necesitar intimidad; reflejan falta de interés mutuo.
3. Inestables: riesgo alto. Se trata de personas volátiles y que se exaltan fácilmente. Su relación se caracteriza por ciclos de peleas y de acercamiento sexual.
4. Unidos: riesgo bajo. Esta pareja comparte las responsabilidades y al mismo tiempo gozan de autonomía. El matrimonio es para ellos un refugio.
5. Tradicionales: presenta el de menor riesgo de separación. La pareja comparte una interpretación tradicional del papel preestablecido para cada género.  
Según Gottman, las parejas que se mantienen juntas pueden ser clasificadas en tres grupos:
Inestables: algunas veces pelean y otras están apasionadamente involucradas
Sólidas: se aprecian y apoyan, son funcionales y satisfactorias
Evasivas: viven vidas paralelas pero continúan casados
Las parejas de los dos primeros grupos se declaran satisfechas con su vida matrimonial, mientras que los últimos estarían insatisfechas, pero por una serie de razones como el temor a estar solo, la dependencia mutua o sus ideales de familia, prefieren permanecer viviendo juntos.
Cuando una pareja llega a la consulta con diferentes dificultades, yo les digo:
"Ustedes tienen tres opciones: La primera es seguir tal cual como están, la segunda es no poder o querer solucionar las diferencias y decidir tomar caminos diferentes y la tercera es tratar de solucionar los problemas y seguir juntos con una mejor calidad de vida. Cualquiera de las tres opciones que elijan depende de ustedes realizar los cambios pertinentes para cambiar esta situación."
Lo importante es hacerles saber a una pareja que siempre está la posibilidad de realizar cambios y mejorar una relación de pareja si es que la voluntad está. Lo importante es que la pareja sea protagonista de estos cambios y se pueda movilizar por su cuenta para mejorar.

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