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lunes, 26 de octubre de 2015

CLAUSURA DE TUMULTUOSO SÍNODO DE OBISPOS
Por Martín Poblete


En una Misa de Clausura con la Homilía predicada por el Papa Francisco, llegó a su fin el Sinodo de  la Familia convocado precisamente para conversar y debatir  temas controversiales cuyas percepciones  iban mas allá de la Iglesia misma, como ser las relacionadas con abrir la Comunión a divorciados vueltos a casarse y  las actitudes hacia homosexuales y lesbianas.   De un lado resalta el valor de discutir diferencias y no dejarlas embotelladas, o peor aún pretender que no existen;  de otra parte, surgen preguntas para el diálogo futuro inmediato: ¿Este Sínodo de la Familia, fue una experiencia constructiva para el catolicismo?  ¿La Iglesia, queda mas débil o mas fuerte?  Francisco se inclina por lo positivo, probablemente escriba una exhortación apostólica con sus reflexiones postsinodales.

Resultó interesante ver a obispos alemanes, austríacos y suizos plantear la cuestión de revisar los lineamientos en  abrir la Comunión, en esos países tuvo su origen la Reforma protestante y ese tema es altamente sensitivo.  Tampoco sorprendió el rechazo a la cuestión de homosexuales y lesbianas por parte de los obispos africanos, para ellos se reduce a "colonización ideológica", nuevos intentos occidentales por imponerles valores ajenos; con menos estridencias, los obispos asiáticos bajo el liderazgo del Cardenal Antonio Tagle, Arzobispo de Manila, vocearon similares objeciones.

De forma mucho mas quieta, los obispos latinoamericanos de manera mas bien implícita se mostraron distantes de esos dos asuntos buscando evitar asumir posiciones consideradas potencialmente confrontacionales;  hubo dos excepciones, el Cardenal Alberto Suárez Inda, Morelia, Méjico, y el Arzobispo  Roberto González Nieves, San Juan de Puerto Rico, describieron esos temas como "líneas de confrontación evidentes entre obispos anglo-sajones, mucho menos entre los otros".

El documento final no menciona las palabras Comunión ni Eucaristía, se optó por un lenguaje ambiguo para salir de una situación difícil.  En lo específico de los divorciados, se volvió a un documento de Juan Pablo II, la encíclica Familiaris Consortio,  con la idea de ir por el "foro interno", la consulta de los fieles con el cura párroco el cual debe ayudarlos en su discernimiento, acercarlos a Dios y entonces juntos decidir el camino a seguir; algo así como consenso en torno a la ambigüedad.

En sus intervenciones, el Papa Francisco pidió una Iglesia sinodal, descentralizada y servidora, de escuchar mas que de hablar; en un momento llamó a "pensar una conversión del Papado", con esas palabras dejó a muchos pensando largo y profundo.  En su Homilía de clausura, Francisco describió al Sínodo como "una de las herencias mas preciosas del Concilio Vaticano II, el camino sinodal es el camino que Dios espera de la Iglesia en el Siglo XXI .... una Iglesia sinodal es una Iglesia de escuchar, escuchar es mas que oír....el Sínodo actúa  -cum Petro et sub Petro-  expresión de libertad y garantía de unidad .... el Sinodo es lugar de la belleza de caminar juntos,  de la colegial responsabilidad pastoral".

En el documento sinodal se distinguen tres niveles en la ejecución de la sinodalidad, el primero es el de las iglesias particulares, es decir el de las parroquias con sus párrocos y feligresía.

El segundo es el de las Provincias Eclesiásticas, en modo especial de las Conferencias Episcopales, en palabras de Francisco: "No es oportuno que el Papa sustituya a los Episcopados locales, en el discernimiento de las problemáticas que se plantean en sus territorios; en este sentido, advierto la necesidad de proceder a una saludable descentralización".

El tercer nivel es aquel de la Iglesia universal, en éste el Papa está en la Iglesia como Bautizado entre los Bautizados, en el Colegio Episcopal como Obispo entre los Obispos.

Al final, citamos de la Homilía de Clausura de Francisco, este Papa que ya es extraordinario y siempre sorprendente, dos secciones  dónde mejor se reflejan sus esperanzas post-sinodales.

"Una Iglesia sinodal es un emblema levantado entre las naciones en un mundo que aún invocando participación, solidaridad y transparencia en la administración de la cosa pública, a menudo entrega el destino de poblaciones enteras en manos codiciosas de pequeños grupos de poder".

"Cultivamos el sueño que el redescubrimiento de la dignidad inviolable de los pueblos, y de la función de servicio de la autoridad, podrán ayudar a la sociedad civil a edificarse en justicia y fraternidad, generando un mundo mas bello y mas digno  para las generaciones que vendrán después de nosotros."             

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