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jueves, 27 de junio de 2013

27-6-2013-Edición 859

PRIMER TRIUNFO DE LOS INDIGNADOS BRASILEÑOS

SENADO DE BRASIL APROBÓ PROYECTO PARA ERRADICAR LA CORRUPCIÓN, DELITO QUE CALIFICA COMO
"CRIMEN ATROZ"

Los muertos en las protestas suben a cinco

Uno de los primeros triunfos consiguieron hoy los “indignados brasileños” cuando el Senado de Brasil donde se aprobó el proyecto que transforma el delito de corrupción en “crimen atroz” que podrá ser castigado hasta con 12 años de prisión. Los corruptos perderán también el derecho a la amnistía, indulto y pago de fianza para dejar la cárcel y los condenados tendrán mayores dificultades para obtener la libertad condicional.


La decisión deberá ser ratificada por la Cámara de diputados donde ya han adelantado que no encontrará obstáculos.


El proyecto ha sido aprobado 48 horas después de que la presidenta Dilma Rousseff manifestara su deseo de que el texto, que dormía en el Congreso desde 2011, fuera adoptado rápidamente. El Senado dio su visto bueno y la aprobación tuvo lugar en una votación simbólica dado el grado de aceptación del proyecto.


El concepto de corrupción engloba la corrupción activa y pasiva; la extorsión llevada a cabo por servidores públicos, incluso fuera de su función; el peculado, es decir, la corrupción perpetrada por servidores públicos, así como el cobro de tributos indebidamente. Los homicidios comunes y no sólo los cualificados también entrarán en esa categoría gracias a una enmienda presentada en el último momento por el senador y expresidente de la República, José Sarney.

Lo que más ha llamado la atención de la opinión pública es que un proyecto que dormía en el Senado desde hace dos años fue aprobado a la velocidad de la luz. Los senadores han confesado que dicha aprobación relámpago supone “una respuesta a la principal reivindicación de las protestas en todo el país”, según afirmó el senador Àlvaro Dias, del PSDB, quien recordó que la palabra “corrupción” fue “la más pronunciada estos días en las calles y plazas por los jóvenes brasileños”. Incluso el presidente del Senado, Renán Calheiros, admitió sin rodeos que dicha votación fue una “consecuencia de los gritos de la calle”.

La decisión de convertir la corrupción en crimen atroz se une a la victoria del martes por parte de los manifestantes que consiguieron que el Congreso retirase la famosa y polémica P.7, que pretendía despojar de poderes de investigación a la Fiscalía de la República para dejarla en manos de la policía.

Con estas dos decisiones del Congreso, se puede decir que la protesta de la calle ha conseguido hasta ahora su mayor victoria contra la corrupción. Le seguirá la reforma política que será llevada a cabo a través de un plebiscito popular y que podrá suponer un paso decisivo en la modernización de los engranajes de una forma de ejercer la política partidaria que ha sido todos estos años, la mayor fuente de corrupción y de divorcio entre el palacio y la calle.


Quinto muerto en las protestas

 
La protesta de ayer miércoles junto al estadio de Mineirao, en la ciudad brasileña de Belo Horizonte, dejó el quinto muerto en la ola de manifestaciones que, desde hace tres semanas, ha dominado la situación social de Brasil.


Fuentes de la Policía han confirmado que el joven que se precipitó desde un viaducto durante la protesta que desembocó en enfrentamientos con la Policía, murió finalmente en el hospital. Esta manifestación se convocó para exigir mejores servicios públicos aprovechando el escaparate internacional del partido de fútbol entre Brasil y Uruguay, semifinal de la Copa Confederaciones que acoge el país.


Se trata del estudiante Douglas Henrique de Oliveira, de 21 años, que falleció víctima de múltiples fracturas, convirtiéndose en la quinta víctima mortal de las protestas que comenzaron el 10 de junio en Sao Paulo y que se han extendido a todo el país.


Al menos siete personas resultaron heridas y 24 fueron detenidas en los enfrentamientos que se registraron en Belo Horizonte. La marcha, en la que han participado unas 50.000 personas --de acuerdo con la Policía Militar--, se inició en el centro de Belo Horizonte y transcurrió de forma pacífica, pero los enfrentamientos con la policía comenzó al final de la protesta.


Ante la posibilidad de que se produjeran nuevos disturbios, un total de 5.567 policías militar y 1.500 militares estaban desplegados alrededor del estadio de Mineirao formando varios cordones de seguridad, para impedir que los manifestantes llegaran allí. Los disturbios se iniciaron cuando un grupo de encapuchados saltó el cordón de seguridad establecido en la Avenida Antonio Carlos, lanzando piedras y cócteles molotov contra los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos.


Las protestas comenzaron el pasado 6 de junio de forma pacífica en Sao Paulo por la subida del precio del transporte público de 3 a 3,20 reales, pero que una semana después se tornaron violentas por la represión de la Policía Militar. Entonces, miles de personas tomaron las calles de las principales ciudades para protestar, ya no solo por estas tarifas, sino también por los efectos sobre la Hacienda Pública de la Copa Confederaciones, el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016 y por los deficientes servicios públicos.


Once ciudades, incluidas Río de Janeiro y Sao Paulo, accedieron a cancelar el aumento del precio del transporte público o a aplicar una reducción, según los casos, pero no han conseguido calmar las calles, como tampoco lo ha logrado el anuncio de la presidenta Rouseff de la convocatoria de un plebiscito para efectuar una reforma constitucional, que cuenta con la aprobación de la suprema Corte de Justicia.


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