Tuvo una vida muy sufrida, triste y llena de problemas de personalidad - Se casó cuatro veces y escribió tres libros.
La hija del dictador soviético Josef Stalin, Svetlana Stalin, murió el pasado día 22 de noviembre a los 85 años de edad a causa de un cáncer de colon en el condado de Richland (Wisconsin), informó hoy el diario The New York Times.
Svetlana conmocionó a la comunidad internacional cuando se exilió en Estados Unidos. El 6 de marzo de 1967, la única hija de Josif Stalin, Svetlana Alliluyeva, desertó a Occidente.
En una conferencia de prensa en Nueva York y posteriormente en dos libros, la hija de uno de los tiranos más brutales de la historia moderna repudió a su padre y al comunismo, al tiempo que declaraba su confianza en Dios y en la libertad. La deserción de Svetlana fue para Occidente algo más que un acontecimiento propagandístico: fue un acontecimiento simbólico para la moral imaginaria de millones de personas. La hija del hombre acusado de haber ordenado matanzas masivas había escapado con su humanidad intacta. Dijo que había tomado la decisión de establecerse en EE UU motivada por el mal trato que recibió su difunto esposo, Brijesh Singh, por parte de las autoridades soviéticas.
Al llegar a Estados Unidos publicó un libro de memorias donde narraba su vida en Rusia bajo el título "Veinte cartas a un amigo", que pronto se convirtió en un best seller.
Svetlana, que durante mucho tiempo llevó el apellido de su madre, Alliluyeva, se graduó en la Universidad de Moscú en 1949, trabajó como profesora y traductora y se movió en los círculos literarios de Moscú antes de abandonar la Unión Soviética.
Se casó en cuatro ocasiones, la última de ellas en 1970 con William Wesley Peters, de quien tomó el nombre de Lana Peters y con quien tuvo una hija, Olga.
La hija de Stalin escribió tres libros más, entre ellos "Sólo un año", una autobiografía publicada en 1969.
Después de vivir en Gran Bretaña durante dos años en la década de los años 80, regresó a la Unión Soviética con su hija estadounidense de 13 años, aunque solo permaneció allí un año, tras el cual regresó a EE UU. Esto ocurrió en octubre de 1984. En una conferencia de prensa en Moscú manifestó que en Occidente no había conocido "ni un solo día" de libertad. Dijo que volvía a la Unión Soviética a reunirse con los dos hijos que había abandonado en 1967: Joseph, de 22 años, y Yekaterina (Katya), de 17 años.
Pero sus antiguas denuncias de la revolución bolchevique ("un error fatal y trágico") de su padre ("un monstruo moral y espiritualmente"), del sistema soviético ("profundamente corrupto") y de la KGB (comparándola con la Gestapo alemana), daban a entender que su retorno era un acto desesperado.
Sus últimos años de vida los pasó en una residencia de ancianos en Wisconsin.
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