Los 33 mineros rescatados el 13 de octubre del año pasado desde la mina de oro y cobre San José, en la Región chilena de Atacama, en la que quedaron atrapados a 622 metros de profundidad, retornaron hoy al lugar, al menos en sus recuerdos, donde pasaron quizá las horas más dramáticas de toda su existencia en un drama humano que se prolongó por por más de dos meses y se inició en un día como hoy, el 5 de agosto de 2010.
Sobrevivieron comiendo poco o nada bajo altas temperaturas y una humedad infernal, y fueron rescatados en uno de los operativos más espectaculares y exitosos que el mundo haya visto.
Ya en la superficie los esperaban sus familiares, la fama y la vida, pero también una potente realidad como secuelas sicológicas por trastornos del sueño y estrés postraumático, el acoso casi permanente de la prensa y de los medios en general, la falta de un trabajo estable que hasta hoy afecta a quince de ellos, con varias promesas incumplidas como es aquella de que iban a trabajar en Codelco (la empresa minera estatal) y afrontando ahora una demanda millonaria contra el Estado de Chile por las responsabilidades que le cupo, como la falta de una adecuada inspección del yacimiento minero, lo que podría haberse convertido en una gran tragedia. Mucha fama, viajes e invitaciones, pero también muchos problemas. “Las promesas parece que se las tragó la mina”, dicen algunos de los 33.
Por las secuelas físicas y sicológicas del accidente, los 14 mineros de más edad solicitaron al Gobierno una pensión de gracia que les permita jubilarse y que, según la prensa local, se les concederá el próximo 22 de agosto, cuando se cumpla un año desde que se supo que estaban vivos.
Según el diario local El Mercurio, siete de los mineros se han dedicado en este tiempo a hacer charlas motivacionales, y otros cinco viven de la venta de comestibles, ya sea en pequeños negocios o en puestos de feria. Sólo uno de ellos, Pedro Cortés (26), se puso a estudiar y optó por perfeccionarse en tecnología eléctrica, aunque se ha visto ahogado por las deudas por tener que pagar sus estudios. “No tenemos donde caernos muertos”, aseguró.
Marcados por la dura experiencia y por penurias económicas, 31 de ellos decidieron presentar una demanda por 7.750 millones de pesos (16,66 millones de dólares) contra el Estado chileno por su supuesta negligencia a la hora de fiscalizar el yacimiento San José. De tener éxito, cada uno recibiría 537 mil dólares.
La demanda fue mal vista por parte del pueblo chileno que cuestionó la misma, ya que se invirtieron 20 millones de dólares en salvarles la vida. Según la prensa local pasaron de ser “héroes” a “villanos”.
En Washington, se inauguró esta semana una exposición sobre el rescate en la que participaron Carlos Barrios, Jorge Galleguillos, José Henríquez y Mario Sepúlveda. Los mineros lamentaron que la fama de la que gozan en el resto del mundo no sea compartida de igual manera en Chile: “Nos aprecian mucho más afuera que en nuestro país”, dijo Sepúlveda.
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Piñera con el mensaje: "Estamos bien en el refugio los 33" |
Hoy la conmemoración del aniversario fue “sobrio y modesto para que no nos olvidemos de esta fecha importante que fue un hito para el país y el mundo entero”, dijo el ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne, quien asistió con el Presidente de la República, Sebastián Piñera, y otras autoridades nacionales y locales. Golborne fue el ejecutor del plan de rescate en Copiapó. La ceremonia consistió en un encuentro ecuménico celebrado en la Iglesia La Candelaria de Copiapó.
Tras el derrumbe fue Golborne quien dijo que había pocas posibilidades de rescatar a los trabajadores con vida. Sin embargo, el 22 de agosto fue precisamente él el primero en leer el mensaje: "Estamos bien en el refugio los 33", que fue difundido en todo el mundo por el presidente Piñera.
En el lugar mismo del rescate llegaron a acampar unas 3.500 personas, entre familiares y amigos de los mineros, y centenares de periodistas llegados de casi todos los rincones del mundo. El lugar fue bautizado como el Campamento Esperanza que contó con un colegio, comedores, calabozo y cientos de carpas y casas rodantes. Todo esto, como una pequeña aldea, fue cobrando vida propia a medida que pasaban los días y se aproximaba el rescate. Allí adentro hubo momentos de mucho dolor y llanto y también, al final especialmente, de mucha felicidad.
La cápsula Fenix
La cápsula Fenix 2, construida en los astilleros chilenos Asmar, trajo a la superficie el 13 de octubre de 2010, en viajes separados, a los primeros dos mineros de la mina San José que permanecieron 70 días en el interior del yacimiento a 622 metros de profundidad: Florencio Ávalos y Mario Sepúlveda. Avalos logró subir a la superficie a las 0:11 minutos del 13 de octubre de 2010 y Sepúlveda lo hizo a la 1:10 horas (hora de Chile). Este último trajo una bolsa con piedras del interior de la mina que regaló a los presentes, entre ellos el presidente Piñera y la primera dama Cecilia Morel.
Los dos viajes que realizó la cápsula se cumplieron sin problemas. Antes viajaron al interior de la mina dos rescatistas, también en viajes separados, el funcionario de la estatal empresa del cobre Codelco Manuel González y luego lo hizo el enfermero de la Armada Roberto Ríos.
La llegada a la superficie del primer minero rescatado Florencio Avalos, originó una fiesta espontánea en el campamento la Esperanza, donde estaban los familiares de los mineros. En la ciudad de Copiapó, situada a 800 kilómetros al norte de Santiago y cercana a la mina San José, también comenzó un verdadero carnaval que duró varios días. Las actividades educacionales y otras quedaron suspendidas.
Con la llegada de la cápsula que traía a Avalos, Chile le demostró al mundo su gran capacidad tecnológica y la eficiencia en el trabajo de sus equipos de rescate de la Operación San Lorenzo.
El último en ser rescatado, a las 21:57 horas del día 14 de octubre, fue Luis Urzúa Iribarre. Con 54 años y dos hijos, Luis Urzúa cumplía 31 años como minero, pero sólo 10 meses trabajando en la mina San José. Era el jefe de turno cuando se produjo el accidente. Su cargo fue respetado por los otros 32 atrapados, transformándose en el líder del grupo. Sus estudios de topografía y de cursos como rescatista, le permitieron organizar la vida bajo tierra. En un espacio de 2 kilómetros, organizó el rígido sistema de racionamiento de alimentos y dividió el espacio en tres zonas: una para dormir, otra para comer y una tercera para las necesidades básicas. Fue el primero en hablar con el exterior cuando se pudo establecer comunicación. "Cómo intentamos salir de este infierno... Ese día fue algo espantoso. Sentimos que se venía la montaña bajando hacia nosotros y sin saber lo que pasaba", le contó al Presidente.
Hoy en la ceremonia, Urzúa dijo: "Mucha gente quedó afuera, mucha gente que no fue invitada al acto, pero desde aquí yo quiero rendirle un tributo a todos, desde el que estuvo limpiando, desde el que estuvo haciendo aseo hasta el más grande, el Presidente. Aquí no hay colores políticos, sino que estamos dando las gracias, gracias señor Presidente, gracias a todo Chile".
El rescate fue trasmitido a todo el mundo por la señal oficial del gobierno chileno.
Lista de los 33
Bajo Tierra es el primero y único libro publicado sobre el rescate de los mineros. El autor es el conocido periodista, académico y escritor chileno Francisco Leal. |
- Florencio Ávalos: 32 años, capataz, casado. Hermano de Renán, otro de los mineros atrapados. Se prepara para volver a trabajar en una mina.
- Mario Sepúlveda: 41 años, electricista, casado. El más mediático del grupo, ha explotado con éxito la veta de conferencista. Se encuentra creando un centro recreativo en las afueras de Santiago.
- Juan Illanes: 53 años, minero, casado. Se dedica a dictar charlas.
- Carlos Mamani: Boliviano, 24 años, operador de maquinaria pesada, casado y con una hija. Desechó una oferta de trabajo en su país y hoy no tiene un trabajo estable en Chile.
- Jimmy Sánchez: 20 años, minero, soltero. El más joven del grupo. Reconoce que aún no supera emocionalmente la tragedia.
- Osman Araya: 31 años, casado, con tres hijos. Montó un puesto de frutas y verduras en un mercado.
- José Ojeda: 47 años, encargado de perforación, viudo. Escribió el famoso mensaje "Estamos bien en el refugio los 33". Aún con licencia médica, es el más afectado sicológicamente del grupo.
- Claudio Yáñez: 35 años, operador de taladro, dos hijas. Se dedica a dictar charlas.
- Mario Gómez: 64 años, conductor, casado con cuatro hijas. Es el más experimentado del grupo. Sufre de silicosis, una enfermedad pulmonar típica de la minería, y piensa jubilarse.
- Alex Vega: 33 años, mecánico de maquinaria pesada, casado. Sin trabajo estable, se dedica a labores esporádicas.
- Jorge Galleguillos: 57 años, minero, casado. Dicta charlas.
- Edison Peña: 34 años, minero, soltero. Corrió la maratón de Nueva York y visitó la tumba de su máximo ídolo, Elvis Presley. Está sin trabajo.
- Carlos Barrios: 28 años, minero, soltero. Maneja un taxi.
- Víctor Zamora: 34 años, mecánico automotor, casado. Vende frutas y verduras en su casa.
- Víctor Segovia: 49 años, electricista, casado. Está pronto a publicar la bitácora que escribió de los casi 70 días de encierro y se inscribió para trabajar en una empresa minera.
- Daniel Herrera: 28 años, conductor de camiones, casado. Dicta charlas.
- Omar Reygadas: 57 años, electricista, viudo. Dicta charlas.
- Esteban Rojas: 45 años, encargado de mantenimiento. Se casó tras el rescate y un empresario minero le obsequió una casa.
- Pablo Rojas: 46 años, cargador de explosivos, casado. Se asoció con un privado para explotar un yacimiento de cobre.
- Darío Segovia: 49 años, operador de taladro, casado. Vende frutas y verduras en un mercado.
- Yonni Barrios: 51 años, electricista. Se le detectó silicosis. Atiende un almacén.
- Samuel Ávalos: 44 años, minero, casado. Dicta charlas.
- Carlos Bugueño: 28 años, minero, soltero. Se dedica a pintar o refaccionar casas.
- José Henríquez: 55 años, encargado de perforación, casado. Se dedica a ser guía espiritual.
- Renán Ávalos: 30 años, minero, soltero. Tuvo un pequeño paso por la televisión local en un espacio juvenil.
- Claudio Acuña: 45 años, operador de perforadora, soltero. Trabaja en una mina subterránea.
- Franklin Lobos: 54 años, conductor, soltero. Ex futbolista, se dedica a entrenar las divisiones interiores del club Deportes Copiapó.
- Richard Villarroel: 28 años, mecánico, soltero. Tuvo una pequeña participación en un programa juvenil de la televisión local.
- Juan Aguilar: 50 años, supervisor, casado. Fue padre por primera vez y vive en el sur del país.
- Raúl Bustos: 41 años, mecánico hidráulico, casado. Dicta charlas.
- Pedro Cortez: 25 años, electricista, soltero. Único del grupo que está estudiando.
- Ariel Ticona: 30 años, conductor de maquinaria pesada, casado. Su esposa dio a luz a su tercera hija durante el encierro. La niña fue bautizada Esperanza, a petición de Ariel. Está sin trabajo.
- Luis Urzúa: 55 años, casado, topógrafo y jefe de turno en el momento del accidente. Ejerció como líder del grupo. Dicta charlas y organizó la conmemoración del primer año de la tragedia.
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