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miércoles, 8 de diciembre de 2010

El Salvador: Presidente Funes lucha entre el liberalismo moderado y el FMLN chavista para mantenerse en el poder

Funes con serios problemas con
 los duros del FMLN.
Todo se ha sabido a través de un mensaje enviado por la Embajada de Estados Unidos en El Salvador al Departamento de Estado en Washington, un nuevo cable difundido por Wikileaks y que se conoció ayer a través del diario español El País, donde se revelan las complicadas relaciones que tiene el presidente salvadoreño Mauricio Funes, un político de izquierda moderada, con el sector más duro del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).


Tanto es así que Funes habría solicitado abiertamente la coloaboración de la Embajada de EE UU tras haber expresado la preocupación por su integridad física al convencerse él,  y también sus más allegados, que las comunicaciones telefónicas del Palacio Presidencial estaban siendo intervenidas "por elementos de la línea dura del Frente".

Así se lo hizo saber Funes al encargado de negocios de la Embajada, el 21 de agosto de 2009, Robert Blau,
tras sospecharse firmemente que el FMLN estraría conrtrolando el aparato de seguridad e inteligencia gubernamental y comprobar que la seguridad física del Palacio Presidencial era deficiente.

Servicio de Inteligencia controlado por el FMLN

El director de los servicios secretos (OIE), Eduardo Linares, calificado de "ortodoxo" de la antigua guerrilla, no solo no envía los informes reglamentarios, sino que ha ocultado información esencial al mandatario, como la llegada secreta a San Salvador del canciller venezolano, Nicolás Maduro, en plena crisis por el golpe de Honduras, en julio de 2009. Maduro llegó a bordo de un avión de la República de Venezuela a San Salvador, se entrevistó con altos personeros de línea dura del FMLN y el OIE nunca informó de ello", relata un colaborador de Funes.

La Embajada estadounidense sigue de cerca todos estos acontecimientos y no deja de preocuparle porque los duros del FMLN podrían acabar de un sopetón con la frágil democracia del país, que puso fin en 1992 a una guerra civil de doce años.

Gobierno "esquizofrénico"

El ex encargado de negocios en El Salvador, Robert Blau,  escribió que “como mejor puede definirse el Gobierno salvadoreño es de esquizofrénico. Si El Salvador fue tablero de la Guerra Fría, ahora parece haberse convertido de nuevo en un campo de la batalla geoestratégica que disputan en Latinoamérica las democracias liberales y el proyecto bolivariano.

"La parte del Ejecutivo que Funes controla es moderada, pragmática, centroizquierdista y amigable a EE UU. La parte que ha cedido a los elementos de línea dura del FMLN busca llevar a cabo el proyecto chavista", expresa Blau.

Funes y su grupo controlan las carteras económicas. Defensa ha quedado en manos del general David Munguía, allegado al presidente y con buenas relaciones con el FMLN. En la misma línea se mueve el ministro de Exteriores, Hugo Martínez, que pertenece al Frente pero cuyo profesionalismo tranquiliza al Departamento de Estado. Educación y seguridad son territorios del FMLN. Y este último apartado suscita serios quebraderos de cabeza con EE UU, que vincula al ministro del Interior, Manuel Melgar, con la matanza de la Zona Rosa, un ataque perpetrado en 1985 por la guerrilla en un restaurante de la capital salvadoreña, que acabó con la vida de 13 personas, entre ellas cuatro marines.

Política Exterior: Chávez metió la cola

La política exterior es quizás el terreno donde los choques entre ambos sectores del Gobierno son más evidentes. Al asumir la presidencia, Funes se alineó con el socialismo democrático de Brasil y Chile, reconoció a Cuba y dejó clara su intención de mantener una relación estrecha con Washington: tres de cada diez salvadoreños viven en EE UU, principal destino de las exportaciones nacionales.

Vicepresidente Salvador Sánchez
es uno de los duros
Sin embargo, el conflicto mayor en este campo es entre Funes y el vicepresidente Salvador Sánchez que marchan por caminos distintos. Mientras el Presidente es un liberal moderado y demócrata, el vicepresidente se siente mucho más cómodo con la línea bolivariana y reitera el propósito de El Salvador de integrarse en la Alianza Bolivariana de los pueblos de nuestra América (ALBA),  que auspicia Hugo Chávez.

El empresariado

Las redes del crimen organizado y las peligrosas pandillas constituyen, además, un reto común y este punto es criticado fuertemente por el empresariado que critica al gobierno salvadoreño por la pobre situación nacional en materia de seguridad pública. En este punto levantó hoy su voz el vicepresidente Sánchez Cerén, quien dijo que el gobierno de Funes heredó de la derecha la ola de delincuencia que se arrastra de por lo menos hace 20 años. Actualmente en el país ocurre un promedio de 12 homicidios diarios.

El delito es de todos los días.
 Hay 12 homicidios diarios.
El País de España comentó en su edición de ayer que desde su llegada al poder el 1 de junio de 2009 ya se sabía que la cohabitación entre el presidente salvadoreño, Mauricio Funes, y sus socios de la antigua guerrilla iba a ser complicada.

Lo que quizás no era tan previsible ha sido el rápido deterioro de las relaciones entre este periodista de 50 años, abanderado de una izquierda moderada y pragmática, y sus compañeros de viaje, la vieja guardia del FMLN, alineados hoy con el proyecto bolivariano de Hugo Chávez. Según los documentos de la Embajada estadounidense en San Salvador a los que ha tenido acceso EL PAÍS, el "divorcio" entre Funes y el sector que encabeza el vicepresidente, Salvador Sánchez Cerén, está sellado, y en malos términos.

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