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jueves, 23 de diciembre de 2010

Derrumbe del dólar puede causar graves estragos en economía chilena - Problema afecta a varios países latinoamericanos

El dólar se está derrumbando en Chile como si fuera una torre de papel de esas que se regalan precisamente en Navidad y después se botan a la basura. Lo peor es que el gobierno parece que no hace nada para revertir, aunque sea levemente la situación, ya que argumenta que no puede hacer nada porque es un fenómeno mundial.

Sin embargo, países que sufren el mismo efecto toman medidas -correctas o erradas, lo que no se sabe aún- para parar la rápida apreciación de la moneda nacional frente al  antiguamente muy cotizado billete verde estadounidense,  como Brasil con el real. El peor efecto negativo de esta situación es que las exportaciones nacionales se encarecen en el exterior, lo que baja la competitividad, y luego está el  retorno de los dólares al país con un cambio muy bajo por cada dólar.

Sin embargo, el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, Lorenzo Constans, sostuvo hoy que no cree que la caída sistemática del dólar vaya a afectar el empleo, pero sí prevé efectos en el área de la agricultura.


"La economía está dinámica, yo pienso que no debería haber una caída muy importante (del empleo), pero si se podía afectar en algunos rubros", sostuvo el dirigente gremial a Radio Cooperativa. Su opinión fue evaluada como exageradamente tranquilizadora y con gusto a nada por los sectores más afectados y se recordó cuando tras el terremoto Constans comparó a edificios que quedaron inclinados en Chile como la Torre de Pisa en Italia. “Hay edificios que están inclinados, el ejemplo más claro es la Torre de Pisa, que se ha mantenido por siglos en pie y, por lo tanto, creo que es conveniente analizarlo con un profesional adecuado”, dijo entonces para también tranquilizar los agitados ánimos de los afectados de entonces.

En la oportunidad, Constans, señaló que la baja de la divisa afectará a algunos sectores, especialmente a la industria y la agroindustria, ya que la fluctuación en costos internos versus ventas al exterior hace que se pierda competitividad.

El timonel de los empresarios comentó que no existe una sola medida para enfrentar la caída del tipo de cambio, y apuntó a que se debe "aumentar la competitividad" con énfasis en la reforma de productividad.

Exportadores de fruta al borde del colapso

La Asociación de Exportadores de Fruta de Chile, A.G. (Asoex) insistió hoy nuevamente en su preocupación por el nivel del tipo de cambio. "Hoy vemos como esta insostenible situación se agrava aún más, al constatar cómo los efectos del alto precio del cobre han arrastrado el valor del dólar por debajo de los $470" (hoy estuvo por encima de ese precio), señaló el gremio en una declaración pública.

En ese sentido, agregó que "no podemos concebir que variables de carácter transitorio estén provocando en nuestro país efectos permanentes tan perniciosos como el desempleo, la desinversión, la migración a las ciudades y la búsqueda de mejores horizontes de desarrollo empresarial en otros países".

"Ello, entre otros factores que son imposibles de recuperar y que por lo tanto, producen cambios fundamentales en la estructura económica y social del país", se agregó.

Asimismo, el gremio indicó que "tampoco podemos entender cómo los responsables de dirigir a nuestro país no visualizan la forma cómo se están destruyendo nuestros fundamentos como país, en lo que respecta a la generación de empleo, la presencia regional y el concepto tan manoseado, pero tan poco aplicado, de permitir que existan oportunidades para todos".

"Hoy estamos visualizando cómo algunos sectores se ven beneficiados - reiteramos- de situaciones transitorias, a la par de perjudicar a sectores que han sido pioneros en la apertura de nuestro país al exterior, a los que no se les ha otorgado la debida relevancia, en circunstancias que en forma posterior deberán ser seguramente requeridos nuevamente por el país", puntualizaron.

Con este nivel del dólar, "los más perjudicados resultan ser las pequeñas y medianas empresas exportadoras y sustituidoras de importaciones, las que paradojalmente generan la mayor cantidad de empleo en el país".

"Esperamos que nuestras autoridades se hagan eco de nuestro clamor, tal como éste fuera acogido en reciente sesión especial del Senado de la República y se adopten las medidas correctivas que correspondan, en forma oportuna, porque lamentablemente, nuestra pérdida de competitividad externa se acrecienta cuando vemos cómo otros países competidores reaccionan defendiendo a sus exportadores", señaló la declaración de Asoex.

Brasil reacciona, pero es criticado

Brasil elevó el 18 de octubre pasado, por segunda vez en el mismo mes,  el impuesto que cobra a extranjeros que compran bonos locales, e hizo más costoso para los inversionistas negociar en derivados de moneda. El aumento fue de 4 a 6 por ciento, en una medida que está destinada a frenar el alza del real.


El ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo que los inversionistas serán forzados a pagar más en impuestos cuando negocien derivados de divisas. El impuesto en márgenes sobre la transacción en derivados de divisas será de 6 por ciento desde un 0,38 por ciento previo, indicó.

La medida debiera ayudar a desalentar a los inversores de llevar su dinero hacia la mayor economía de América Latina.

Brasil ha aumentado su intervención en el mercado de monedas para contener la rápida apreciación del real, la que Goldman Sachs estima que es la moneda más sobrevaluada del mundo.

Sin embargo, la movida de Lula ha sido también criticada por algunos analistas, porque se pone en duda que la medida vaya a significar un alivio en el mediano plazo. La editora de Finanzas de El Croniosta Comercial de Argentina, Laura García, escribió en octubre que "Brasil impotente contra el avance de un real a puro esteroide,  debería atacar la política fiscal en lugar de enfriar flujos de capital que después de todo necesita para financiar un creciente déficit de cuenta corriente".

Para Alejandro Schwartsman, economista jefe del Santander en Brasil, la suba del impuesto equivale a arrojar piedras en el peor momento de la batalla. Si de veras se quiere dar pelea, entonces hay que usar los cañones. 

Hasta ahora, la evidencia estadística muestra que el comportamiento del real está mucho más atado a la evolución del precio de los commodities y la debilidad del dólar que a las variaciones en la carga impositiva, un costo que en todo caso hoy muchos inversores aún estarán dispuestos a asumir. “Nuestras estimaciones sugieren que un incremento del 10% en el precio de las materias primas implica una apreciación del 6% del real. Del mismo modo, una depreciación del 10% del dólar contra una canasta de monedas que excluye al real supone una suba del 6% de la moneda brasileña”, comentó Schwartsman.

Para Chile, con el cobre, está vendiendo el metal a más dólares que antes, porque el precio ha subido enormemente, pero se trata de un dólar devaluado internacionalmente, significando una cantidad menor frente al valor real del dólar que recibe. Si los trajera a Chile recibiría mucho menos pesos que antes. Sin embargo, este fenómeno no se estaría produciendo con el metal rojo chileno, porque el gobierno está manteniendo los excedentes invertidos en el exterior esperando que mejore la situación mundial para proceder al cambio.

Para Schwartsman, el único determinante doméstico son las tasas de interés. Claro que usarlas para domesticar a la moneda implicaría renunciar al objetivo de mantener la inflación a raya. Ahí es donde entra la política fiscal como alternativa para bajar las tasas sin poner en peligro un régimen que viene funcionando en forma aceitada desde 1999. Un ajuste fiscal implicaría una menor tasa de expansión de la demanda doméstica, lo que permitiría al Central bajar las tasas sin provocar desbarajustes inflacionarios.

Alberto Ramos, economista jefe para América latina de Goldman Sachs, dispara exactamente en ese sentido. “En lugar de escalar el nivel de impuestos al flujo de capitales (flujo que se necesita para financiar un déficit de cuenta corriente cada vez más grande) las autoridades deberían encarar un esfuerzo genuino por ajustar la política fiscal (lo que reduciría la absorción doméstica y aumentaría el nivel de ahorro local) permitiendo al banco central fijar las tasas en niveles menos restrictivos y así atraer menos capitales”, explica. Pero nada de esto parece demasiado factible por ahora, aclara Ramos.

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