kradiario.cl

miércoles, 3 de agosto de 2011

Salvajismo militar será pagado con 6.060 años de prisión por ex uniformados que violaron, torturaron y masacraron en Guatemala

Cuatro ex militares fueron condenados por la Justicia de Guatemala a 6.060 años de prisión cada uno por la matanza de 201 campesinos en 1982, en uno de los más cruentos crímenes cometidos en este país centroamericano por el Ejército contra civiles entre 1960 y 1996.

La fiscalía guatemalteca reconoce la implicación de los ex soldados en la muerte de 201 campesinos en la localidad de Las Dos Erres (norte) en 1982 durante la guerra civil que azotó el país durante 36 años. Este es el primer juicio a militares acusados por delitos de genocidio durante la guerra civil celebrado en Guatemala.

Cada uno de los condenados recibió 30 años de sentencia por el asesinato de cada una de las víctimas, más otros 30 años por delitos contra los "deberes de la humanidad", con lo que acumularon 6.060 años, sin embargo según el código penal local, la pena máxima permitida es de 50 años.

Los soldados guatemaltecos tendrán que hacer frente a 30 años de prisión por cada uno de los campesinos fallecidos en la ofensiva militar y a otros 30 años por crímenes contra los Derechos Humanos.

Los cuatro inculpados, Carlos Carias, Manuel Pop, Reyes Collin Gualip y Daniel Martínez Hernández, formaban parte de una unidad militar de élite conocida como Los Kaibiles y perpetraron los asesinatos con mazos.

Las pesquisas apuntan a que los militares entraron en la aldea el 6 de diciembre de 1982 para buscar varios fusiles robados por una guerrilla de extrema izquierda. Aunque no hallaron las armas, acusaron a los aldeanos de colaborar con la insurgencia. Hasta el momento, no se han localizado todos los cuerpos, pero se calcula que 250 hombres, mujeres y niños fueron asesinados y sepultados en fosas comunes que cavaron los propios residentes de Las Dos Erres.

El mes pasado, Estados Unidos extraditó al ex soldado de Guatemala Pedro Pimentel Ríos, de 54 años, por su presunta implicación en la masacre de Las Dos Erres. La Fiscalía guatemalteca procederá con su caso de forma separada.

El Gobierno presidido por Álvaro Colom ha sido presionado por numerosas organizaciones pro Derechos Humanos para llevar ante los tribunales los criminales de guerra guatemaltecos.

La guerra se saldó con unas 250.000 víctimas mortales, de las cuales cerca de 45.000 desaparecieron de manera forzosa sin que todavía se conozca el paradero de sus cuerpos.

"Los acusados son responsables como autores del delito de asesinato cometido contra la vida e integridad de la población de las Dos Erres", citó la resolución del Tribunal Primero de Alto Riesgo.

El informe para la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH) determinó que la guerra civil, que se extendió en Guatemala entre 1960 y 1996, dejó unas 200.000 personas muertas y 40.000 desaparecidas, la mayoría a manos del Ejército.

Las fuerzas guerrilleras y sus aliados de izquierda denunciaron al ex Presidente Efrain Ríos Montt, quien procuró derrotar a los guerrilleros con acciones militares y reformas económicas, es decir con "frijoles y fusiles", según sus propias palabras. En mayo de 1982, la Conferencia Episcopal guatemalteca acusó a Ríos Montt de ser responsable de la creciente militarización del país y de continuar las masacres militares de civiles. Según lo citado por el periódico New York Times el 18 de julio de 1982, el General Ríos Montt manifestó lo siguiente a un público de indígenas guatemaltecos: "Si están con nosotros, los alimentaremos; si no lo están, los mataremos".


Los juicios contra militares acusados de graves violaciones a los derechos humanos han sido substanciados paulatinamente por los tribunales basándose en los acuerdos de paz que se firmaron en su momento para acabar con el cruento conflicto.

Esta es la primera vez en la historia de Guatemala que cuatro ex militrares son condenados por crimenes contra la humanidad.

El feroz asesinato múltiple

Los hechos ocurrieron el 6 de diciembre de 1982, durante el régimen de facto del general Efraín Ríos Montt (foto izquierda), cuando militaron realizaron una matanza considerada como una de las masacres más feroces de una década en que la represión militar alcanzó sus más altos niveles de violencia en el marco del combate contra la guerrilla de inspiración marxista.


Los sobrevivientes cuentan que un pelotón de soldados llegó a la aldea. Separó a las mujeres y los niños de los hombres. Estos últimos fueron asesinados después de ser torturados. A las mujeres y a los niños los encerraron en la Iglesia, desde donde se podían oír sus gritos.

Posteriormente se llevaron a las mujeres, a las que violaron con mucho sadismo. Finalmente, a los niños, a quienes también mataron. Como fosa común utilizaron el pozo de agua que los aldeanos habían excavado para surtirse del líquido. Solo algunos niños logaron sobrevivir. Los testimonios escuchados a lo largo del juicio permiten reconstruir parte del horror.

Flavio Pinzón Jerez, de 57 años, un antiguo kaibil, narró por videoconferencia desde México, donde se encuentra refugiado, que Manuel Pop Sun -uno de los condenados- se llevó a una niña hasta unos matorrales en las afueras de la aldea, donde abusó de ella sexualmente. "Al cabo de 20 minutos regresó y, tras decapitarla, la lanzó al pozo". En sus declaraciones, el antiguo soldado reveló que el grupo de militares estaba integrado por "aproximadamente 40 personas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario