"Niego completamente esas acusaciones", declaró Mubarak, que compareció ante el tribunal acostado en una camilla debido a los problemas de salud que presenta. Alaa y Gamal, vestidos de blanco y con un libro en la mano, también se declararon no culpables y repitieron la misma frase de su padre.
El juicio fue aplazado hasta el 15 de agosto, anunció el presidente del tribunal, Ahmed Rafaat, quien ordenó que el ex presidente permaneciera en un hospital cerca de El Cairo hasta la próxima audiencia. Hasta ahora estuvo internado en el hospital de Sharm el Sheij desde el 12 de abril. Desde allí fue trasladado a la capital egipcia para presentarse en el tribunal.
La fiscalía acusa a Mubarak de haberse puesto de acuerdo con el ex ministro del Interior, Habib el Adli, también hoy sentado en el banquillo de los procesados, para matar "premeditadamente" a los manifestantes que en enero y febrero protestaron contra el régimen en El Cairo y en varias provincias egipcias.
El ex mandatario y sus hijos podrían enfrentarse a la pena capital si son considerados culpables de planear el ataque contra los participantes en la revuelta popular, en la que murieron más de 850 personas.
Según la Fiscalía, Mubarak y Al Adli permitieron a los policías disparar contra los manifestantes y atropellarlos con sus vehículos y no utilizar sus poderes para prohibir estas acciones.
Comisión Investigadora
La Comisión encargada por el consejo militar que gobierna Egipto publicó un informe de 400 páginas con una investigación sobre las medidas que el régimen de Mubarak tomó durante los 18 días que duraron las protestas en El Cairo y otras ciudades egipcias.
La orden de disparar contra los manifestantes fue sólo posible con su consentimiento", dijo el secretario de la comisión, el juez Omar Marwan.
"El uso de armas de fuego duró varios días y Mubarak no llevó a nadie ante la justicia por usar munición real", añadió.
Pare ello se ha conversado con más de 17.000 funcionarios, policías, manifestantes y otros testigos. Además, se han analizado más de 800 videos y fotos de aficionados.
El informe se centra sobre todo en las fases más violentas de las protestas, como las brutales intervenciones policiales y los ataques contra manifestantes en la plaza de Tahrir, en el centro de El Cairo, que propinaron con bastones miembros del partido gubernamental -entretanto ya disuelto-, así como de los servicios secretos.
En las intervenciones de la policía se empleó munición real contra los manifestantes. Se abrió fuego de forma letal con "disparos contra la cabeza y el pecho", dice el informe.
Aun cuando no hay una orden por escrito de Mubarak que autorice los disparos, la comisión le considera corresponsable. En base a la estructura de mando que existía en el régimen, tuvo conocimiento de los acontecimientos y pese a todo no hizo nada para impedirlo, dijo la Comisión Investigadora.
Asimismo, Mubarak siendo presidente del país, aceptó para él y sus dos hijos cinco villas y otras propiedades por un valor de 39 millones de libras egipcias (6 millones y medio de dólares) del empresario Husein Salem, detenido en España, a cambio de cederle terrenos privilegiados en la localidad de Sharm el Sheij
La personalidad de Mubarak
El corresponsal de La Vanguardia Tomás Alcoverra, recordando el pasado del ex Presidente dijo que a Mohamed Hosni Mubarak le faltó el don, la capacidad del liderazgo. Nunca fue un gobernante popular y pese a que durante décadas sus imágenes y sus palabras fueron difundidas incesantemente por todos los medios de información, siguió siendo hasta el final un desconocido para la mayoría de los egipcios. Era buen jugador de squash y gran aficionado a la música tradicional egipcia, pero nunca se le vio ni jugar ni mostrar su apego musical en público. Con frecuencia abandonó El Cairo para instalarse en su palacio de Sharm el Sheij, en las orillas del mar Rojo, donde fue finalmente detenido tras su renuncia como Presidente en febrero pasado.
Alcoverra observó también que Mubarak no tuvo el carisma de Naser, revolucionario, que hizo vibrar el corazón de millones de árabes con su política nacionalista, con sus sueños de grandeza, y que fue un hombre al que le gustaban la música, el cine, la literatura o la fotografía; sin el carácter de Sadat, que acostumbraba a vestirse a menudo con la dish-dasha tradicional y adoptaba las formas simples de un alcalde de aldea para llegar al pueblo, Mubarak no supo comunicarse con sus conciudadanos, o quizás mejor dicho con quienes fueron sus súbditos.
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