Opina: Eugenio Alvial Díaz:
Desconocemos si la industria publicitaria chilena ha encargado un estudio acerca de la real efectividad que tienen los avisos en los medios habituales, como TV, radio, prensa, revistas, magazines, etc.; de todas formas, cualquiera que fuere la respuesta, el grueso del público no lo sabría.
El comentario viene a raíz de la experiencia personal cotidiana, que tenemos al respecto. Si analizamos la televisión abierta nacional, nos encontramos con que aparte de exhibir programaciones de muy pobre contenido, están plagadas de cuñas y largas tandas publicitarias que o enervan, dan sueño, o simplemente nos olvidamos de lo que estábamos mirando.
Con muchas radioemisoras ocurre algo similar, especialmente cuando se trata de noticieros o relatos del fútbol: cada noticia con una cuña, o una jugada del partido y su respectiva cuña; recitada a toda velocidad, de acuerdo al ritmo del juego.
El resultado es previsible, muy pocas personas retienen algo de los mensajes que se repiten una y otra vez, olvidándolos rápidamente, tal vez por defensa del subconsciente.
Con la prensa, que abarca diarios, periódicos y revistas, en general pasa otro tanto. En la actualidad vemos que las preciadas páginas impares despliegan, en su mayoría, y a toda página (valga de redundancia), vistosas cuatricromías que por ser tan amplias, muchas personas no las ven y pasan de largo, buscando las noticias en las páginas pares. ¿Ven realmente y le toman asunto a esas costosos avisos publicitarios?, existe serias dudas.
Hemos conversado este tema con personas del rubro y aunque parezca gracioso, el tono de voz que emplean es cuidadosamente bajo, como si se tratara de un asunto en extremo delicado. Y debe ser, porque se mueve mucho dinero en la especialidad.
Aún así, nuestra modesta opinión es que el mundo de la publicidad y la propaganda, al menos en Chile, está cargando con un lastre, compuesto de saturación y baja calidad creativa. Hay algunas cuñas que son verdaderos mini radioteatros, tan malos que molestan y exasperan.
Bueno, estamos en un sistema neoliberal, libremercadista, por lo tanto, no hay ni habrá regulaciones en esta materia, pero se está creando en la población un daño no solamente en la parte cultural, sino que también en la parte psicológica que golpea a niños y jóvenes, desvirtuando el sentido estético y realmente práctico de la vida.
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