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jueves, 6 de mayo de 2010

COLOMBIA: CASTIGADA A LA GUERRA DE POR VIDA

ARMADOS HASTA LOS DIENTES, PERO NO PIERDEN LAS ESPERANZAS DE LOGRAR EL DESARME Y LA PAZ
                                  
Distintas iniciativas en el país y el mundo promueven actualmente el desarme de civiles y el retorno real del monopolio de las armas al Estado, porque se ha demostrado que, a menor cantidad de armas de fuego, menor cantidad de violencia, y que la violencia es un obstáculo para el desarrollo.

En Colombia hay 1.234.630 armas de fuego registradas, según el Departamento de Control y Comercio de Armas, Municiones y Explosivos (DCCA) del Ministerio de Defensa. De ellas, 634.261 están en manos de la Fuerza Pública y de otras entidades del Estado y 662.666, en poder de particulares y empresas de seguridad privada.

A ellas se suma un número mayor de armas “hechizas” o elaboradas en forma ilegal en el país, así como las que han ingresado al territorio nacional en forma irregular. Nadie se atreve a decir cuántas armas tienen los colombianos, entre las ilegales y las legales, pero sí se coincide en el impacto que ellas tienen en el desarrollo de una sociedad y, además, en la construcción de la paz.

En este, como en otros países con décadas de violencia, si bien los grupos armados ilegales generan gran parte de las acciones que involucran armas de fuego, no se puede desestimar la cantidad de muertes producidas por civiles que tienen un arma en su poder.

“La violencia por armas de fuego es primordialmente urbana y asociada al crimen. En términos de criminalística, lo que nos está matando en este país es el crimen organizado”, señala Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC).

De los 14.038 homicidios perpetrados en 2008, el 9% se dio en el marco del conflicto armado interno. Sorprende que el 4,7% corresponde a muertes ocurridas por conflictos personales entre familiares, socios o simplemente conocidos, que se resolvieron directamente mediante el uso de las armas. De los 14.038 crímenes, el 77% se efectuó con arma de fuego, según el Instituto de Medicina Legal, lo que hace pensar que, sin acceso a las armas, muchas de estas personas seguirían con vida.

La proliferación de armas que se vive tanto en Colombia como en gran parte de los países del mundo ha despertado la preocupación internacional, porque solo las armas de fuego dejan cada año en el mundo entre 500.000 y 600.000 víctimas mortales y elevan los niveles de crueldad que tienen los conflictos entre ciudadanos, según Camilo Reyes, ex embajador de Colombia ante la ONU y quien presidió la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Tráfico Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras, en 2001.

La tenencia de armas pequeñas en manos de la sociedad civil, además de las muertes y heridas que causa, es identificada como uno de los principales factores que debilita las instituciones democráticas.

“Cuando en un país hay muchas armas en manos de civiles, los conflictos proliferan y se profundizan y se perpetúan porque el individuo armado está menos dispuesto a la negociación y a la transacción”, afirma Reyes.

Estudios realizados en países en desarrollo en los que hay conflicto indican que la aproximación a una resolución del mismo es más difícil cuando hay una gran cantidad de armas en manos de civiles. Este es un factor que disuade al grupo armado de renunciar a las suyas.

Además, las armas pequeñas y ligeras (como revólveres, fusiles y ametralladoras ligeras) ayudan a que aparezcan nuevos conflictos: “Una sociedad se hace viable en la medida en que tiene capacidad de hacer transacciones y de construir consensos. Y la presencia de armas entre civiles disminuye, limita o anula esa capacidad”, continúa Reyes.
Artículo enviado por el PNUD

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