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lunes, 1 de diciembre de 2014

IGLESIA


EL PAPA FRANCISCO NO SE DETIENE: DE ESTRASBURGO A ESTAMBUL

Por Martín Poblete



En una semana, el Papa Francisco estuvo en la sede del Parlamento Europeo (Leer discurso completo como Documentación de Kradiario) y en Turquía el último fin de semana, llevando a cada lugar un mensaje a tono con la complejidad y conflictividad de los tiempos.

En Estrasburgo,  el Papa dejó en claro desde la partida los singulares rasgos de su presencia:  "Al dirigirme hoy a ustedes desde mi vocación de Pastor, deseo enviar a todos los ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento". Sin duda un mensaje necesario en vista de los desafíos a la idea europea emergente en diversas formas extremas de la política, de los euroescépticos desde la izquierda a la derecha. Por eso el Papa reafirma su idea: "Esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien y la muerte en vida",  y la proyecta como su personal expresión de estímulo a las instituciones y las personas: "Un mensaje de aliento  para volver a la firme convicción de los Padres fundadores de la Unión Europea .... En el centro de este ambicioso proyecto político se encontraba la confianza en el hombre como persona dotada de una dignidad trascendente".

En las claves de Francisco, la historia en la contemporaneidad del siglo XX y comienzos del Siglo XXI, tiene dimensiones muy precisas: "Nuestra historia reciente se distingue por la indudable centralidad de la promoción de la dignidad humana contra las múltiples violencias y discriminaciones ....La percepción de la importancia de los derechos humanos nace precisamente como resultado de un largo camino, hecho de muchos sufrimientos y sacrificios, que han contribuído a formar la conciencia del valor de cada persona humana, única e irrepetible ....Considero por esto vital profundizar hoy en una cultura  de los derechos humanos que pueda unir sabiamente la dimensión individual, o mejor, personal, con la del bien común, con ese todos nosotros formado por individuos, familias y grupos intermedios en comunidad social .... Así, hablar de la dignidad trascendente del hombre significa sobre todo mirar al hombre  como un ser relacional".
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En unos cuantos párrafos Francisco sintetiza cuestiones fundamentales de la tradición política occidental y de la doctrina social de la Iglesia, como fueron también articulados en nuestro país por el Cardenal Silva Henríquez en aquellos años difíciles.

Como sus dos antecesores inmediatos, Francisco  está claramente consciente del imperativo de recordar a los europeos y sus instituciones las raíces cristianas de Europa, en particular frente al emerger de fuerzas extremas en las denominaciones musulmanas  y sus expresiones en el Medio Oriente y partes de Africa; asimismo, desmitifica las tergiversaciones de relativistas y secularistas fanáticos en sus diversos pelajes occidentales. 
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En palabras del Papa: "Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente  de la vida corre el riesgo de perder la propia alma, y también aquel espíritu humanista que, sin embargo, ama y defiende.... En este sentido, considero fundamental no solo el patrimonio que el cristianismo ha dejado en el pasado para la formación cultural del continente, sino sobre todo la contribución que pretende dar hoy y en el futuro para su crecimiento.   Dicha contribución no constituye un peligro para la laicidad de los Estados y la independencia de las instituciones de la Unión, sino que es un enriquecimiento....  Estoy igualmente convencido de que una Europa capaz de apreciar las propias raíces religiosas, sabiendo aprovechar su riqueza y potencialidad, puede ser también mas fácilmente inmune a tantos extremismos que se expanden por el mundo actual....  A este respecto, no podemos olvidar las numerosas injusticias y persecuciones que sufren cotidianamente las minorías religiosas, y particularmente cristianas, en diversas partes del mundo".

Sin perjuicio de incursionar en el universo de las ideas, el Papa estaba consciente de estar hablando ante un auditorio "políticamente político (Jaime  Castillo Velasco)",  para girar en esa dirección, Francisco toma el lema de la Unión Europea:  Unidad en la Diversidad, dándole su particular enfoque  "En esta dinámica de unidad-particularidad se les plantea, Señoras y Señores Eurodiputados, la exigencia de hacerse cargo de mantener viva la democracia de los pueblos de Europa.   No se nos oculta que una concepción uniformadora de la globalidad daña la vitalidad del sistema democrático, debilitando el contraste rico, fecundo y constructivo, de las organizaciones y de los partidos políticos entre sí.... Mantener viva la democracia en Europa exige evitar tantas maneras globalizantes de diluir la realidad:  los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría".

Manteniendo el énfasis en la esperanza, el  Papa entra en tres cuestiones ineludibles ante un Parlamento multinacional, familia, educación y trabajo; en las palabras de Francisco:  "  Dar esperanza a Europa  significa reconocer la centralidad de la persona humana ...se trata por eso de invertir en ella y en todos los ámbitos en los que sus talentos se forman y dan fruto.  El primer ámbito es seguramente el de la educación  a partir de la familia, célula fundamental y elemento precioso de toda sociedad.   Sin esta solidez se acaba construyendo sobre arena, con graves consecuencias sociales.   Junto a la familia están las instituciones educativas, las escuelas y universidades.  La educación no puede limitarse a ofrecer un conjunto de conocimientos técnicos, debe favorecer un proceso mas complejo de crecimiento de la persona humana en su totalidad.... El segundo ámbito en el que florecen los talentos de la persona humana es el trabajo.  Es hora de favorecer las políticas de empleo, pero es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo .... implica buscar nuevos modos para conjugar la flexibilidad del mercado con la necesaria estabilidad y seguridad laborales, significa favorecer un adecuado contexto social que no apunte a la explotación de las personas, sino a garantizar a través del trabajo, la posibilidad de construir una familia y educar a los hijos".

Habiendo estado él mismo visitando los campos de refugiados en la Isla de Lampedusa,  el Papa habla del tema fortalecido por su experiencia:  " Es igualmente necesario afrontar juntos la cuestión migratoria.  No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio ....Europa será capaz de hacer frente a las problemáticas asociadas a la inmigración, si es capaz de proponer con claridad su propia identidad cultural....si es capaz de adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen en su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus conflictos internos  -causa principal de este fenómeno-  Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos".

Tomando inspiración en uno de sus predecesores, el Gran Papa Juan Pablo II, Francisco cerró su discurso haciendo un llamado a reconocer el legado de la historia  con sentido de futuro:  " Dos mil años de historia unen a Europa y al Cristianismo.  Esta historia, en gran parte, debe ser todavía escrita.  Es nuestro presente y también nuestro futuro.  Es nuestra identidad.  Europa tiene una gran necesidad de redescubrir su rostro para crecer, según el espíritu de sus Padres fundadores, en la paz y en la concordia, porque ella misma no está todavía libre de conflictos.... Queridos Eurodiputados, ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y replegada sobre si misma, para suscitar y promover una Europa protagonista ... la Europa que contempla el cielo y persigue ideales; la Europa que mira, defiende y tutela al hombre; la Europa que camina sobre la tierra segura y firme, precioso punto de referencia  para toda la humanidad".

De Ankara a Estambul:  el Papa Francisco en Turquía.

Cuando sus dos predecesores inmediatos visitaron Turquía, ese país era un  Estado secular gobernado por   partidos y políticos seculares;  en su visita del 28 al 30 de noviembre recién pasado, en cambio, el Papa Francisco llegó a un Estado nominalmente secular gobernado por un partido y un líder islámicos.  La fase protocolar del viaje, en Ankara, no debe subestimarse, tuvo su importancia en el marco de las relaciones de la Santa Sede con países dónde los católicos son una pequeña minoría, y cuestiones de libertades civiles y derechos humanos  ligadas a esa condición minoritaria.

Lo sustantivo para Francisco estuvo en Estambul, la ciudad en dos continentes unida por los puentes sobre el Bósforo.   En su reunión con el Patriarca Ortodoxo Bartolomé de Atenas, ambos líderes religiosos hicieron un llamado a la reunificación del Cristianismo, a la Comunión entre las iglesias Católica y Ortodoxa de Oriente,  haciendo notar que la unidad ya se está dando entre los cristianos sufriendo y muriendo en los conflictos del Medio Oriente.   El Papa llamó a restaurar la plena Comunión entre las dos iglesias, lo cual no implica  sumisión del uno al otro ni asimilación, sino desde el punto de vista católico respeto a las tradiciones de la Iglesia Ortodoxa.   Podría ser un camino en partes tortuoso, desde el Cisma de 1054 debieron pasar 910 años para tener el encuentro del Papa Paulo VI con el Patriarca Atenágoras de Atenas en Jerusalén en 1964, y unos cuantos años mas para tener los primeros diálogos teológicos inaugurados en Roma por el Papa Juan Pablo II en 1980.

En lenguaje contundente, el Patriarca Bartolomé dijo:  La reunificación de las dos Iglesias, iniciada hace cincuenta años por el Papa Paulo VI y el Patriarca Atenágoras, es irreversible ... los modernos perseguidores del Cristianismo no preguntan a sus víctimas a que iglesia  pertenecen ... la unidad que buscamos ya está ocurriendo en algunas regiones del mundo nacida de la sangre del martirio".

Francisco, en lenguaje igualmente claro agregó: "Los graves conflictos en Irak y Siria no se pueden resolver solamente con la fuerza de las armas ... el clamor de las víctimas de guerras y violencia nos llama a seguir activamente por el camino de la comunión y reconciliación entre católicos y ortodoxos".

En sus últimas horas en Estambul el Papa Francisco tuvo encuentros con refugiados católicos de las guerras en Medio Oriente, particularmente de Irak y Siria.


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