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viernes, 5 de julio de 2013

5-7-2013-Edición N°860 - EL ESCANDALOSO NEGOCIO CON MEDICAMENTOS

LA “FARMAFIA” DE LOS MEDICAMENTOS: VAMPIROS DEL MODELO CHILENO

Por Paul Walder


La salud en Chile, del mismo modo que la educación, es una actividad basada en el lucro, en especial en lo relacionado con los medicamentos. El sector farmacéutico, que en el mundo mueve cifras astronómicas (1,6 billones de dólares en ventas en 2011, según PriceWaterhouse) se consolida como la cuarta industria más grande del planeta.

En Chile también amasa cuantiosos millones, para asegurarse como uno de los sectores más dinámicos y poderosos. Dinámico, porque registra cifras de alto crecimiento cada año, y poderoso porque se ha levantado como una tremenda fortaleza que impide el ingreso de nuevos actores al mercado, a la vez que acude a numerosas y turbias prácticas para mantener en constante ascenso sus utilidades.
 
Durante el año pasado, los laboratorios chilenos (que en realidad no fabrican sino, principalmente, envasan drogas importadas) facturaron más de 1.500 millones de dólares, cifra que desglosada arroja un interesante fenómeno comercial que ayuda a entender el funcionamiento de este mercado. Si consideramos las unidades vendidas, del total de ventas, un 20 por ciento corresponde a medicamentos de marca. Sin embargo en cuanto a valor, los remedios de marca corresponden a casi la mitad del total de la ventas. Se trata de remedios muchos más caros, los cuales explican el negocio. Los laboratorios, así como las farmacias, prefieren vender a toda costa la droga de marca. Aquí está lo más lucrativo de la actividad.

Uno de los rasgos del mercado chileno es la excesiva concentración de las cadenas de distribución. Las tres grandes cadenas (Fasa, Cruz Verde y Salcobrand), tienen más del 90 por ciento de las ventas, pero también podemos decir que hay una concentración en la producción. Los laboratorios que producen remedios de marca, en su gran mayoría transnacionales, concentran gran parte del negocio. Es aquí, entre las farmacias y estos laboratorios, donde se cocinan las prácticas más oscuras y corruptas de este suculento mercado.
Una de las estrategias comerciales clásicas del sector es el lobby, la presión que se extiende desde el cuerpo médico a todo tipo de políticos. Es una actividad a la que destina decenas de millones y que le ha dado muy buenos resultados. Tanto, que prácticamente toda la reglamentación de este sector ha estado muy influida por la misma industria, lo que hoy se manifiesta con evidencia palmaria tras el rechazo de los diputados a un proyecto de ley que busca, simplemente a través de una desregulación de los locales de ventas, abrir el mercado y generar más competencia con el objetivo de bajar los precios. Si la impugnación de los parlamentarios a este proyecto resulta difícil de creer, el otro rechazo es aún más impresionante: los diputados también se resisten a aprobar un proyecto que obliga a los médicos a escribir en la receta el nombre genérico del medicamento de marca, lo que permitiría que el paciente pueda reemplazarlo por un similar más barato. Como bien se sabe, y el Sernac lo ha comprobado en muchas ocasiones, el precio del remedio de marca supera varias veces a su similar genérico.

Remedios más caros en Chile que en EEUU
El precio limita el acceso a los medicamentos en Chile. Atenta contra un derecho humano básico de segunda generación, que es el acceso a la salud, establecido por la ONU en su carta de 1948. Un estudio realizado el mes pasado por el Sernac, detectó en una lista de 441 medicamentos -considerando los más vendidos y algunos de sus productos sustitutos-, diferencias por encima de un 25 por ciento.
 
Pero hay otros estudios que entregan una información más grave: los medicamentos en Chile no son sólo más caros que en otros países latinoamericanos, sino que incluso en Estados Unidos.
 
El proyecto de ley de medicamentos, propuesto como paradoja por un gobierno de derecha, favorece a los consumidores, pero les altera el negocio a las grandes corporaciones. Por ello, y no otra cosa, ha sido tan grosero el lobby y la “compra” de diputados. Por ello también la reacción histérica de parlamentarios de todas las bancadas ante las denuncias de conflictos de interés lanzadas por el ministro de Salud, Jaime Mañalich. Al no haber argumentos de peso ante la ciudadanía, han levantado una histriónica defensa corporativa que busca proteger una honorabilidad hace mucho tiempo perdida.

La “farmafia” en plena acción
La comercialización de los medicamentos de marca es bastante más compleja y puede calificarse como abierta corrupción. El alto precio de estos remedios incorpora también todas las comisiones y regalías que reciben los médicos para que prescriban esas marcas. No se trata de bolígrafos o tacos de papel para notas entregados por los visitadores médicos, sino de viajes a congresos con todos los gastos pagados para los especialistas y sus esposas. Ante estas ofertas, son pocos los médicos que se resisten.

Podemos llamar a estas prácticas “conflictos de interés” o abierta corrupción. A cambio de recetar el remedio de marca del laboratorio más poderoso, estos médicos reciben regalos, gastos para vacaciones, comisiones por cada prescripción, asistencia a conferencias científicas, muestras médicas y material promocional, gastos para investigación y cursos, entre otras innovaciones de mercadeo. Es también conocido el manejo de grupos de pacientes para promover los beneficios de ciertas terapias ligadas a un fármaco de marca, o la manipulación de gremios completos de la salud a través de apoyos como los citados.
La reforma al Código Sanitario busca también permitir el intercambio de un medicamento de marca por uno bioequivalente de similares efectos terapéuticos, pero de un precio sensiblemente menor.  Aun cuando esta parte del proyecto está más avanzada, persisten obstáculos, como la obligación que el médico prescriptor anote en la receta su equivalente genérico, propuesta rechazada durante la última votación de la Cámara. El proyecto deberá pasar al Senado, donde deberán revisarse los puntos rechazados por la Cámara. Pero el ruido desatado por los parlamentarios tras las denuncias de oscuras maniobras del lobby farmacéutico, parece haber movido la discusión hacia otras preocupaciones de los honorables. Como ya hemos visto en otras ocasiones, la defensa corporativa de sus propios intereses es aquí también la prioridad.
Publicado en “Punto Final” 

 

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