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martes, 16 de julio de 2013

16-7-2013- KRADIARIO N°  862
 

DEL LOBO, UN PELO
         Por Hugo Latorre Fuenzalida
 
¡Ahora les bajó el arrebato! Todos quieren reformas al binominal
 
Esa bestia jurídica, adorada por tantos años, blindada y puesta en el altar, ahora desena sacrificarla, pero no matarla. Unos buscan mantener intacta su cabeza, pero engordar sus extremidades; otros quieren adelgazarla, para que se note menos, pero ponerle una especie de coraza, para que los demócratas no la maten ni violen su espíritu, totalmente.
 
Por eso mantiene por, unos, el binominal total en la Cámara Alta y las listas de los partidos, para que los independientes,  aunque ganen individualmente, queden, por sumatoria, afuera.
 
También quieren aumentar el número de parlamentarios, cosa que al resto de los chilenos parece abominable: “más gasto, para alimentar a los mismos de siempre”, dice la gente. Claro, se argumenta desde la institucionalidad, es que si somos más, entonces caben los mismos elegidos por el esquema actual, pero se puede filtrar uno que otro de los que ahora quedan fuera...y eso es progresar hacia una democracia inclusiva.
 
En definitiva, mantener la hegemonía de los partidos actuales y ceder uno que otro cupo a los  que permanecen mirando  a la vitrina. Es como quitarle un pelo al lobo.
 
Lo que uno saca de todo esto, es que ¡NO CEJAN!, NO APRENDEN Y NO QUIEREN CEDER ESPACIOS A LA DEMOCRACIA.
 
Esto habla de lo que puede acontecer en el próximo período, si Bachelet mantiene la tesis de Escalona, de que los cambios se deben hacer dentro de la “institucionalidad”. Esto se traduciría, a buen entendedor, en: “COMO NO ES POSIBLE HACER LOS CAMBIOS”, es decir volvemos al mismo cuento de los últimos 20 años.

Esto lo podemos decir sin malas intenciones ni por echarle pelos a la sopa; simplemente se puede afirmar lo que decimos porque la composición del nuevo Congreso no será muy diferente de lo que es hoy…,y lo que es hoy no es más que una institucionalidad “eunuca”.
 
 Así es que ¡A prepararse!, pues cambios se enunciarán pero no se harán. Las calles serán copadas de protestas, la represión deberá ser la respuesta automática y el nuevo gobierno de la “Nueva Mayoría” es posible que termine el período transformada en una “nueva minoría”, con otro “desalojo” sobre sus cabezas y enfrentando el riesgo que la derecha nuevamente se haga cargo de su “institucionalidad”, la que, al parecer,  permanecerá después que hayamos muerto, como esos viejos castillos a los que sólo habitan fantasmas y sus últimos amos perviven rumoreando leyendas de historias ya extinguidas, en un territorio donde los muertos se han encargado de enterrar a sus antepasados.
 
 Triste historia, pero ineludible. Así es de férrea la “institucionalidad”, instalada en unas cabezas obtusas, que coronan almas muertas.

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