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martes, 23 de julio de 2013

23-7-2013- KRADIARIO N° 863

LA DESTRUCTIVA ARROGANCIA DE LA UDI
 

Por Walter Krohne
 

Parece que el líder del Partido Socialista Osvaldo Andrade tiene la razón cuando dice que el espectáculo que está  dando  la alianza de derecha para designar a un candidato presidencial único, se ha convertido en un verdadero reality de televisión.
El historial de bajadas en las tiendas de la derecha ya parece interminable. Comenzó dos meses antes de la primarias con el empresario y ex ministro Laurence Golborne; siguiendo luego  Pablo Longueira, por enfermedad; surge después el nombre de  Evelyn Matthei como candidata oficial de la UDI con el visto bueno del Presidente Sebastián Piñera; vino el enojo de Renovación Nacional que consideró la movida como una puñalada por la espalda; RN, especialmente su presidente Carlos Larraín, trata de ganar tiempo para poder entrar también a la carrera con un candidato propio, orientándose en torno al nombre de Andrés Allamand;  entretanto surje, a pedido nuevamente del Presidente la posibilidad de llevar  solamente un candidato de la derecha para mostrar la unidad del sector, lo que se iba a definir por algún mecanismo electoral  lo más cercano a lo que se entiende por democracia;  pero hoy todo ha vuelto a punto cero tras la bajada de Allamand de la carrera presidencial.
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En este largo y accidentado proceso las dos tiendas de la derecha se mostraron mutuamente la profunda desconfianza que se tienen desde hace años por no decir de toda la vida, lo que hace bajar las calificaciones aliancistas para poder garantizar una verdadera  gobernabilidad y la capacidad de asumir nuevamente el Gobierno.
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La UDI  ha demostrado una vez más que desea de cualquier manera defender el modelo político pinochetista creado por Jaime Guzmán en la Constitución de 1980 y la mejor forma para ello es asumir como cabeza de un nuevo Gobierno a fin de evitar absolutamente todo intento de cambio, especialmente ahora que los movimientos sociales están pidiendo a viva voz y en la calle una modernización completa del aparato del Estado. En otras palabras, los actuales dirigentes udis están dispuestos a defender la Constitución vigente a costa de cualquier precio.
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La UDI sabe que por este camino de “conservación del modelo” no puede confiar en Renovación Nacional, especialmente después que ha habido varios intentos de parte de esta tienda para hacer reformas políticas.  El último ocurrió hace sólo semanas tras presentar un proyecto conjunto con partidos de la Concertación, entre ellos el Partido Socialista,  sobre reforma del sistema electoral binominal que fue estudiado y redactado a espaldas de la UDI y del Gobierno de Piñera. En cierto modo la UDI no deja sorprenderse y ve a RN más cerca de la Democracia Cristiana que de la actual ubicación política que tiene.

El esquema es muy claro: No a las reformas. Melero, como actual presidente de la UDI, lo dice;  Longueira lo dijo varias veces antes de renunciar a la candidatura; y ahora lo dice Evelyn Mathei que siempre se ha presentado como una parlamentaria independiente que no se deja manejar por el Partido.
"Yo quiero ser súper clara: yo no me mando sola, si voy a representar a una coalición la tengo que escuchar y tengo que consensuar, y eso es inevitable", señaló la candidata el domingo en "Tolerancia Cero" de Chilevisión.
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Dicho todo esto de otra manera,   las palabras de la candidata Matthei nos deja muy claro que su eventual gobierno será absolutamente fiel a los dictados de la UDI, es decir será "más de lo mismo". Y todo esto sucede cuando salen miles de chilenos a las calles para demandar mayor justicia, desarrollo social, una economía mucho más cercana a la gente y más justa; una educación gratuita, una salud también gratuita o al menos que atienda con dignidad especialmente a los trabajadores;   impuestos a las ganancias que aporten el financiamiento que demandan los proyectos de modernización del Estado; una sistema de pensiones nuevo que sea mucho más justo;  y reformas también en el plano político.
Si no se da todo esto es muy probable que los próximos cuatro años sean muy difíciles, mucho más de  lo que ya han sido en Chile y está siendo en países como Brasil. El pueblo chileno está empoderado y es capaz de paralizar cuantas veces quiera el país para obligar a los gobiernos a orientarse  por el camino demandado. Ya ocurrió con Piñera en educación, aunque las reformas fueron a medias por la obstaculización permanente de la UDI. 
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Hoy, Chile es muy bien visto por los banqueros y financistas del mundo o el Fondo Monetario Internacional, pero no por el pueblo chileno que desea recibir también parte de la “repartija” de esa riqueza de la  cual solo se  benefician los ricos. Y aquí llegamos otra vez al tema de la gran desigualdad que afecta a Chile.
 
Pero lo más terrible de todo es que la UDI sigue manejando la situación con mucha arrogancia, especialmente cuando habla del “país que queremos” , como lo repitió el domingo Matthei.
¿Por qué el "país que queremos" lo decide la UDI y la derecha y no todo el pueblo de Chile?

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