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sábado, 12 de marzo de 2011

Muertos y heridos en nuevas protestas de liberación efectuadas en Arabia Saudita, Bahrein y Yemen

Mientras el mundo gira en torno al conflicto de Libia y en el terremoto y tsunami ocurrido en Japón,  varios países árabes vivieron ayer un nuevo "viernes de la ira" registrado después de las tradicionales oraciones del viernes. Miles de personas volvieron a salir a las calles de la capital de Yemen, Saná, para exigir la renuncia del presidente Ali Abdulá Saleh (ver foto izquierda).

Pero las movilizaciones en contra de las tiranías árabes no sólo afectaron al Yemen, donde dos manifestantes murieron, sino también  se extendieron a Bahrein que terminaron con un saldo de  150 opositores chiitas heridos como igualmente a Arabia Saudita, que dejaron otros tres heridos de mediana gravedad.

Fuentes contrarias al régimen del presidente yemenita, Ali Abdulá Saleh, reportaron que la policía abrió fuego contra los activistas que marcharon en la sureña ciudad de Adén.

La violencia policial ocurrió un día después de que el mandatario había prometido proteger a los opositores,  a pesar de que éstos rechazaron una  oferta suya de una nueva Constitución y de instaurar este año una democracia parlamentaria. El problemas es la falta de credibilidad, el principal factor que impide negociar, dijeron observadores locales.

Miles de opositores repitieron hoy también las demostraciones en Saná, la capital,  después de las plegarias musulmanes y de una procesión en el funeral de un activista también abatido mortalmente el miércoles cuando la policía reprimió una marcha estudiantil en la Universidad de Saná.

El canal satelital iraní Press TV indicó, por otro lado, que elementos policiales dispararon en Manama contra unos 50 mil opositores chiitas que marchaban hacia el Palacio Real de Bahrein, hiriendo a unas 150 personas.

El medio, que denunció agresiones contra sus corresponsales en la capital bahrainí, añadió que uniformados y ciudadanos sunitas leales a la familia gobernante Al Khalifa golpearon a los activistas con tubos metálicos, espadas y garrotes cerca del complejo real.  El rey Hamad bin Issa Al-Khalifa (foto derecha) se encuentra en el poder desde 1999 y el jefe de gobierno Khalifa bin Salman Al-Khalifa desde 1971.

Los chiitas constituyen alrededor del 70 por ciento de la población de la pequeña isla del Golfo Pérsico, y demandan la renuncia del Gobierno y reformas que permitan instaurar una monarquía constitucional para elegir al primer ministro, ahora designado por el rey.

El Ejecutivo bahrainí, cuya oferta de diálogo rechaza la oposición, había advertido con reprimir a quien intentara acercarse a la zona capitalina de Reffa, donde se localiza el palacio real, alegando que se trataba de una amenaza a la paz social y la seguridad nacional.

Arabia Saudita

Entretanto, la capital saudita, Riad,  se mantuvo este viernes literalmente tomada por miles de efectivos desplegados por la monarquía wahabita para frustrar una convocatoria de la minoría chiita para el "día de la ira" en demanda de cambios democráticos.

Reportes indicaron que después de los rezos musulmanes decenas de personas trataron de salir a la calle en Riad y en las ciudades de Qatif, donde esta semana resultaron heridas tres personas en otros incidentes, y Hufuf, situadas en la región oriental con predominio de habitantes chiitas.

La policía real bloqueó carreteras y calles, habilitó puestos de control en la capital y en las principales ciudades donde los protestantes marcharon para exigir la excarcelación de un clérigo chiita, pese a que las movilizaciones públicas están prohibidas en el país.

En Arabia Saudita,  las tensiones entre la minoría chiíta y los gobernantes sunitas han ido escalando en los últimos días. Esto ha llevado a grupos liberales, activistas de derechos humanos, sunitas moderados y musulmanes chiítas convocaron a las protestas para demandar cambios en el país, que ha sido gobernado con puño de hierro por una monarquía absolutista desde su unificación en 1930.

Recientemente, el jefe de Estado y de Gobierno Abdullah bin abad  al Aziz al Saudalá (ver foto izquierda),  anunció un incremento de los beneficios sociales a los que tienen derecho los ciudadanos sauditas del orden de los US$37.000 millones. A pesar de estas concesiones, las autoridades sauditas no parecen estar dispuestas a aceptar que se cuestione su autoridad.

Debe destacarse que en Arabia Saudita se aprecia una gran diferencia si se le compara con Túnez, Egipto, Libia. En este país los manifestantes no intentan  derrocar al gobierno, simplemente buscan una mayor apertura política y mayores oportunidades económicas.

Por otra parte, medios de difusión regionales informaron que el Frente de Acción Islámica, principal grupo opositor de Jordania, encabezó las protestas en Ammán para exigir la disolución del parlamento y reformas constitucionales y legales para modernizar el reino hashemita.

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