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martes, 22 de marzo de 2011

Obama: El tremendo despliegue y los millones de una visita que dejó gusto a poco o nada


Por Walter Krohne

Un cóctel muy fino y una cena preparada para los mejores paladares en el Palacio de la Moneda en Santiago; un gran despliegue de seguridad y molestos desvíos en las principales calles del centro de la capital y alrededores; una exhibición de la riqueza estadounidense con una "escuadrilla de aviones" que trajeron a la comitiva integrada por 700 personas y encabezado por al Air Force One, que más que un avión de pasajeros parece ser un departamento de lujo de la Quinta Avenida de Nueva York y con una pequeña Casa Blanca anexada; limusinas de último modelo resistentes a cualquier atentado; y cariñosos abrazos y besos que recordaron los tiempos de la Guerra Fría en que los presidentes de Estados Unidos llegaban a América Latina sintiéndose como dueños de casa, trasmitiendo elogios y palabras de muy buena crianza, pero aportando poco o casi nada al futuro de las relaciones bilaterales.

Esto es más o menos la impresión que quedó en la opinión pública tras la visita de 21 horas de duración a Chile del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dejando la idea de que esta relación bilateral ha cambiado poco a pesar de los 50 años de historia transcurridos, desde la llegada del presidente John F. Kennedy a Montevideo, para presentar la Alianza para el Progreso.

No podemos decir que esta visita, aparte del despliegue material y las exquisiteces, se haya diferenciado mucho de anteriores viajes presidenciales estadounidenses a los países del sur de América Latina. El trato “de igual a igual” lo hemos escuchados tantas veces, especialmente cuando Estados Unidos pasa por momentos difíciles.

Sin embargo, esta igualdad desaparece cuando algo atenta contra los intereses estadounidenses, como es el caso de los productos brasileños que enfrentan numerosas barreras para acceder a ese mercado, lo que frena su competitividad, como son el algodón y el jugo de naranja. Igualmente hay dificultades de acceso al mercado de EE UU para productos agrícolas como carne, azúcar y etanol. En el plano político, Obama tampoco alcanzó el nivel esperado, ya que frente al respaldo inequívoco dado por el mandatario a la India, en noviembre pasado, para su incorporación como miembro permanente al Consejo de Seguridad de la ONU, frente a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, no tuvo la misma respuesta. ¿En qué quedamos entonces cuando el ingreso de Brasil a ese Consejo es una cuestión latinoamericana?
Brasil es además líder mundial en la producción de biocombustible a base de caña de azúcar. A pesar de la crisis energética, Estados Unidos grava el ingreso de etanol y otorga subsidios a los productores de maíz usado para producir biocombustibles, lo que contribuye a cerrar las puertas al producto sudamericano en el gran mercado del norte.

En esta forma, el bullado discurso a las Américas que Obama pronunció en Santiago a todos los países de la región se ha ido desinflando lentamente como un globo, porque, fuera de abordar los anticuados problemas de siempre, dejó en algunos políticos y analistas una tremenda frustración. Las palabras del mandatario, muy bien formuladas y quizá impactantes para los que no conocen bien la historia, fueron poco contundentes y sin ningún plan de acción.

Es cierto que el presidente Obama trató todos los temas y al final concluyó que el comercio, la defensa de los derechos humanos y la seguridad para nuestros ciudadanos eran las asociaciones que podemos formar" en la región al reiterar que América Latina está lista para asumir un mayor protagonismo en el mundo.

Sin embargo, todos estos temas le interesan en primer lugar a Estados Unidos para poder resolver sus propios problemas internos. Por ejemplo, el narcotráfico, si bien ha tenido un desarrollo alarmante en la región, el objetivo final de las bandas narcos es llegar a Estados Unidos y vender allí la droga al mejor precio. Es por eso que Estados Unidos tiene que comenzar la lucha fuera de sus fronteras para evitar que este mal haga reventar a la propia sociedad estadounidense donde viven los principales consumidores. Es por eso que su política debe basarse en esta fórmula de las nuevas “asociaciones”.

La misma Casa Blanca justificó la gira de cinco días de Obama a América Latina en gran parte por sus posibles resultados económicos, que permitan aumentar las exportaciones de Estados Unidos para ayudar a crear empleos en el país, tema considerado clave para sus posibilidades de reelección en 2012. En otras palabras, el tema económico y el comercio centraron sus visitas en Brasil y en Chile, pero no mirando a la región como objetivo final, sino a su propio país.

Obama llegó desde Río de Janeiro preocupado por el avance comercial que ha tenido China en América Latina, que en Brasil superó a Estados Unidos como el principal socio comercial de esta potencia económica latinoamericana.

Obama con Presidenta
Dilma Rosseff en Brasil
Igualmente importante para Obama es el asunto del petróleo y el papel de Brasil como octavo abastecedor de crudo de Estados Unidos. Los nuevos yacimientos brasileños, situados a una profundidad de 7.000 metros bajo el nivel del mar podrían contener entre 50.000 millones y 100.000 millones de barriles de crudo, lo que convertiría a Brasil en un exportador neto de petróleo. Después de “familiarizarse” con todos estos datos, Obama comenzó a tratar a Brasil como un “socio estratégico” de Estados Unidos en el campo energético y afirmó que su país estaba interesado en ser “cliente” de las enormes reservas de aguas profundas.¿Estas son las asociaciones que Obama quiere formar con algunos países latinoamericanos?

La frustración que dejaron sus palabras en Santiago se debe a que las expectativas fueron grandes. Quizá Obama no esté en condiciones en estos momentos, por razones políticas internas, de iniciar verdaderamente “un nuevo trato” y se vio obligado a hablar en forma muy general de los problemas que deben enfrentar las Américas y sin concretar un plan definido como se esperaba en distintos círculos.

Así, la alusión al nuevo trato fue más breve de lo esperado: En las Américas no existen socios menores ni mayores, sólo existen socios iguales, y las asociaciones tienen obligaciones mutuas, porque todos somos americanos. Todo esto estuvo muy lejos del impacto que causó Obama en El Cairo el 4 de junio de 2009: "He venido aquí a buscar un nuevo comienzo para Estados Unidos y los musulmanes alrededor del mundo, que se base en intereses y respeto mutuos, y que se base en el hecho de que EE UU y el Islam no se excluyen mutuamente y no es necesario que compitan”.

1 comentario:

  1. Me encanta como le quedó aquella foto de los presidentes.

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