¿Qué pensarán ahora el presidente chileno Sebastián Piñera y su ministro de energía Laurence Golborne, partidarios de estudiar para Chile un desarrollo similar?
Por Rafael Poch (*)

El debate político en la materia no es si se renuncia o no a la energía nuclear, algo que ya está claro, sino si la última central nuclear se cierra en 2020, como se estableció por ley, o en 2036 como pretendía la marcha atrás que la Canciller de Alemania, Angela Merkel, decidió en septiembre y que ahora se congela
El gobierno alemán ha establecido una moratoria de tres meses a su polémica decisión del pasado septiembre de prolongar una media de doce años, la vida de las centrales nucleares alemanas. Así lo ha anunciado esta tarde la Canciller federal en una breve rueda de prensa en Berlín, en la que ha comparecido junto con el ministro de exteriores y vicecanciller, Guido Westerwelle.
Merkel calificó de “apocalíptica” la situación por la que atraviesa Japón estos días. “Los informes que nos llegan de allá son contradictorios”, pero no hay duda de que lo ocurrido significa “un giro para todo el mundo y para Alemania”. Eso hace imposible que después de los accidentes nucleares que se están registrando “se vuelva a la rutina”, añadió.
“Es verdad que en Alemania no son pensables tsunamis, ni terremotos de la intensidad de los que han sacudido a Japón, pero debemos analizar los riesgos que tenemos a la luz de lo sucedido allá”, dijo el vicecanciller Westerwelle.
“No podemos renunciar a la energía nuclear”, dijo Merkel, pero hay que ser conscientes de que, “lo impensable puede pasar”. “Cuando un país altamente desarrollado como Japón no puede superar las consecuencias de un terremoto en sus centrales, eso tiene consecuencias para el mundo y para Alemania, porque resulta una nueva situación”, dijo. Por eso, se van a revisar “sin tabúes” las condiciones de seguridad en las centrales alemanas y se establece una moratoria a la decisión de septiembre de prolongar su vida.
Sobre lo que esa fórmula significa en concreto es asunto que habrá que tratar con los líderes de las regiones y representantes de las empresas eléctricas, explicó, pero en cualquier caso, “la situación después de la moratoria, no será igual que la situación antes de la moratoria”. “La moratoria no es un aplazamiento”, sentenció. “Al final de la moratoria, veremos qué hacemos”, dijo. Antes de verano el país tendrá una nueva perspectiva en la materia, añadió.
El debate político alemán en materia de centrales nucleares no es si se renuncia o no a la energía nuclear, algo que ya está claro desde el año 2000, sino si se cierra la última central en 2020, como acordaron SPD y verdes con una ley, o en 2036, como decidió la actual coalición conservadora el año pasado. Aquella impopular marcha atrás que chocaba con el sentir de la mayoría social, está ahora en el centro de la polémica nacional como resultado de los acontecimientos de Japón. Mas de 30 años de movimiento civil antinuclear y los accidentes de Harrisburg y Chernobyl que lo jalonaron, lograron, desprestigiar por completo esa tecnología, hasta el punto de que ni siquiera los políticos que la defienden, como la propia Canciller, hablan de ella como tecnología de futuro, sino como “tecnología puente” hacia un horizonte dominado por las renovables. El 22% de la electricidad producida en Alemania es de origen nuclear.
La línea del gobierno alemán tras los actuales accidentes será “forzar la marcha hacia las nuevas tecnologías renovables” hoy responsables del 17% de la generación de electricidad, una opción ya tomada pero que hay que acelerar, explicó la Canciller. El principio que rige la acción del gobierno en la materia es, “en caso de duda, optar siempre por la seguridad”, dijo.
Otros países europeos están en similar posición. Austria, que sólo tiene una central nuclear operativa, ha puesto en su constitución la prohibición de la energía nuclear. Suiza ha anunciado hoy la suspensión de las licencias para la construcción de tres centrales nucleares, a fin de revisar las normas de seguridad. Finlandia también ha anunciado una revisión. Suecia, que aprobó en referéndum la eliminación de las centrales nucleares en 1980 y se desdijo del asunto en 2009, mantiene esta posición, ha dicho su primer ministro.
Sea cual sea el alcance final del drama nuclear japonés –los expertos alemanes están haciendo hoy consideraciones bastante sombrías al respecto- Fukushima podría dar el golpe de gracia a la rehabilitación de la energía nuclear actualmente en curso en toda Europa. Las acciones de los principales consorcios eléctricos alemanes como E.ON y RWE cayeron hoy más de un 5% en la bolsa de Frankfurt.
El domingo los alemanes se desayunaron con titulares de portada como “Miedo a la catástrofe atómica” y “Miedo al gran accidente nuclear” en la prensa más conservadora. “La situación no se arregla creando comisiones”, le había dicho a Merkel el líder de la oposición socialdemócrata, Sigmar Gabriel, respondiendo a la primera reacción de la Canciller anunciando una nueva revisión de la seguridad de las centrales alemanas.
El anuncio de hoy es un intento del gobierno por limitar los daños que la crisis japonesa proyecta sobre la política de la coalición gobernante en materia de nucleares, algo que se pondrá a prueba en las cruciales elecciones regionales de Baden Württemberg que se celebran el día 27 en esa región, la más próspera de Alemania, donde la CDU, el partido de Merkel, podría perder el gobierno por primera vez en medio siglo.
(*) Corresponsal de La Vanguardia en Berlín
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