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miércoles, 9 de marzo de 2011

El futuro de América Latina

Los líderes de la región deben capitalizar las actuales condiciones haciendo que la transformación de sus países vaya un paso más allá.

Por Dominique Strauss-Kahn (*)

En los últimos años América Latina ha disfrutado de un dinamismo económico y un aumento de la calidad de vida de su población. Pero ahora, frente a nuevos retos ¿cuál es la mejor manera de mantener este progreso? En mi reciente viaje por la región visité Panamá, Uruguay y Brasil e intercambié puntos sobre los principales retos que esos países enfrentan en estos momentos

En primer lugar, en momentos en que la región disfruta de una época de "vacas gordas" ¿debemos preocuparnos de que esto sea demasiado bueno? América Latina está creciendo rápidamente, impulsada por las condiciones favorables de financiamiento externo y los precios elevados de las materias primas, pero están surgiendo señales que podrían resultar preocupantes: el aumento de la inflación, el rápido crecimiento del crédito y el auge de los mercados de valores, por lo que hay que orientar a las economías regionales a un aterrizaje suave.

Los países podrían empezar por adoptar una política fiscal más rigurosa para aumentar los tipos de interés. La apreciación de la moneda puede contribuir a atenuar las entradas de capitales, ya que hace que los inversionistas extranjeros piensen mejor sobre futuros riesgos cambiarios. Para salvaguardar la estabilidad financiera se requiere de medidas más rigurosas. Si bien el control de flujos de capital puede ser una medida temporal, ésta no debe ser considerada como sustituto de medidas macroeconómicas o prudenciales.

En segundo lugar, ¿están preparadas las economías regionales para enfrentar las épocas de vacas flacas? La experiencia de América Latina en la última crisis demuestra las ventajas de establecer mecanismos amortiguadores y reducir la exposición al riesgo en épocas de bonanza. En la última década, diversos países de la región fortalecieron sus marcos de política económica, redujeron su deuda pública, aumentaron sus reservas de divisas, permitieron una mayor flexibilidad cambiaria y mejoraron los mecanismos de supervisión y regulación financiera.

¿Y qué hay del camino por delante? Una de las enseñanzas de la crisis financiera mundial es que las economías cuyas finanzas públicas son más robustas, presentaban un mayor "espacio fiscal" para contrarrestar el efecto de la crisis y proteger a los más vulnerables. En segundo término se presenta el tema de la estabilidad financiera. Los organismos de regulación y supervisión deben estar facultados para adoptar medidas preventivas tempranas.

Por último, ¿cuál es la mejor forma de compartir estas épocas de vacas gordas con todos los sectores de la sociedad? La región ha sufrido una transformación en la última década, que ha generado que millones de ciudadanos salgan de la pobreza. En Uruguay la tasa de pobreza se ha reducido en 10 puntos desde el 2004. El reto radica en emprender una segunda etapa de transformación regional que produzca las reformas necesarias para sustentar un vigoroso crecimiento. Sin embargo, hay una profunda desigualdad en la región.

En resumen, los líderes de la región deben capitalizar las actuales condiciones favorables, haciendo que la transformación de sus países vaya un paso más allá, y así asegurar que los beneficios del crecimiento sean compartidos en sus sociedades.

(*) Director-Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) 

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