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lunes, 14 de marzo de 2011

Crisis nuclear en Japón: Lo que está saliendo mal puede ser peor


Por Gabriel Sanhueza Suárez

Lo que ocurre en la central nuclear de Fukushima no es ninguna sorpresa. Todo aquel que se interesa en el tema sabe que después de un terremoto de esa magnitud puede ocurrir una fusión dando origen a una catástrofe con consecuencias fatales para los seres humanos y el medio ambiente. Otra cosa es que por intereses económicos no lo quieran aceptar.

Fusión nuclear, en sencillo, es el derretimiento, la licuación del núcleo del reactor que por medio de explosiones puede dañar el contenedor de seguridad y liberar a la atmosfera gases y partículas altamente radiactivas.

Si eso llega a ocurrir el panorama se pone negro, muy negro. Tan sombrío que ya comienzan a operar factores sobre los que no tenemos ningún control. Por ejemplo, el viento. Los japoneses rezan para que el viento sople desde la tierra hacia el mar. Que no gire en dirección a Tokio, la capital de 30 millones de habitantes.

Pero eso es sólo una esperanza. Las agencias meteorológicas niponas indican que el viento que va al mar es débil en estos días; mientras que es fuerte hacia el sur y el oeste. O sea, la posibilidad de que la contaminación radiactiva alcance las grandes ciudades es inmensa. Tampoco está claro si la crisis ha llegado a su apogeo. 
Siguen las fuertes réplicas, que no podemos predecir. Con una infraestructura nuclear ya golpeada y debilitada un nuevo sismo puede significar la fina diferencia entre la vida y la muerte.

Y no estamos hablando de un sólo reactor, sino de tres que están hirviendo en Fukushima. A eso se agrega la reciente declaración de emergencia por la alta radiactividad en la central de Onagawa. La información la entrega la Tokyo Electric Power Company, caracterizada por sus falsedades y culpable de muchos accidentes nucleares en Asia, los que nunca llegan a los oídos de los comunes mortales.

Todo ha salido mal en Japón en los últimos días. Primero un terremoto de 8,9 (corregido ya a 9,0) grados Richter, más de lo que el diseño de la central puede resistir, aunque Jorge Schaulson*, diga lo contrario.

El terremoto hace colapsar el sistema de refrigeración de los reactores al no contarse con electricidad. Entran a operar las bombas refrigerantes alimentadas con diesel, las que sólo sirven hasta que el tsunami las inunda y destruye, cuarenta y cinco minutos después del terremoto.

La esperanza que queda es utilizar un tercer sistema de refrigeración, alimentado por baterías y secundado con maniobras de evaporación, pero que se demuestra insuficiente para enfriar los reactores.

El núcleo del reactor está tan caliente, más de 2000 grados centígrados, que separa el hidrógeno del agua. El oxigeno libre forma una mezcla explosiva que con una chispa provoca la explosión, vista en todo el mundo, que destruye el edificio y deja escapar el gas.

Hasta ahora dicen que los contenedores de seguridad no están dañados y que la fusión del núcleo tiene lugar en su interior. Ojala sea así.

Los próximos días serán una carrera contra el tiempo, ya que hay que enfriar los reactores para evitar una catástrofe mayor. Para ello anunciaron el uso de agua de mar, lo que fuera de parecer una solución „a la chilena“, es puesta en duda en su eficacia por muchos expertos. Y que significa además la inutilización para siempre de los reactores, cuyo valor es de miles de millones de dólares (Ver Ultima Hora abajo).

Me gustaría que dijeran algo los políticos como Eduardo Frei*, Sergio Bitar* y Ricardo Núñez*, defensores acérrimos de la opción nuclear. O el biministro Golborne*. O los irresolutos perennes, como Ricardo Lagos*, que por años están con la cantinela de “que no hay que rechazar ninguna opción”, de que “quizás sí o tal vez no”, de “que podría ser”.

Les ofrezco la palabra


(*) Políticos chilenos de diferentes pelajes con el común denominador de ser pro energía nuclear.
ULTIMA HORA

La agencia japonesa Jiji Press informó hoy en Tokio que la Tokyo Electric Power, operadora de la planta nuclear japonesa de Fukushima dañada en el terremoto, comenzó hoy a inyectar agua en el reactor recalentado con el fin de lograr su refrigeración. Como consecuencia de ello, Tokyo Electric Power dijo que los niveles de agua han subido y cubren ahora la mitad de las barras de combustible, que han sufrido daños en algunas de sus piezas. Agregó que también  abrió las válvulas de vapor en el reactor número 2. El informe de Jiji Press indicó que no podía descartarse una fusión del núcleo, que podría causar daños al recipiente del reactor y una posible fuga radiactiva, según los expertos.

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