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viernes, 8 de abril de 2016

EN LA EXHORTACIÓN  AMORIS LAETITIA
EL PAPA PIDIÓ A LAS IGLESIAS DISCERNIMIENTO EN CADA CASO DE MATRIMONIOS DIVORCIADOS PORQUE NO TODOS "ESTÁN EN PECADO MORTAL"

El papa Francisco pidió a las iglesias que realicen un discernimiento especial en algunas situaciones "irregulares" -divorciados vueltos a casar, matrimonios civiles, parejas que conviven antes de pasar por el altar- porque "no todos están en pecado mortal". Así lo indica en su nueva exhortación sobre la familia Amoris Laetitia, de la que, si bien, advierte que no puede esperarse una nueva normativa canónica.
En un capítulo dedicado a las situaciones "imperfectas", el Papa señala, basándose en las conclusiones de los Padres Sinodales, las  tres situaciones "irregulares" mencionadas.
"La Iglesia posee una sólida reflexión acerca de los condicionamientos y circunstancias atenuantes. Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada irregular viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante", subraya en el texto, estructurado en nueve capítulos y 325 puntos, y publicado este viernes por el Vaticano.
Según precisa, el desconocimiento de la norma, la dificultad para comprender los valores inherentes a la misma o "condiciones concretas que no permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa" son algunas de estas circunstancias que, a su juicio, se deben tener en cuenta a la hora de valorar la participación de las personas que viven en una situación irregular en la iglesia.
Entre los atenuantes, pone el ejemplo de una persona divorciada que se ha vuelto a unir con otra con la que mantiene una relación "consolidada en el tiempo, con nuevos hijos, con probada fidelidad y compromiso cristiano" frente a aquella que ha provocado sufrimiento y confusión a los hijos o que ha fallado a sus compromisos familiares. "Debe quedar claro que este no es el ideal que el Evangelio propone para el matrimonio y la familia", subrayó en la exhortación.
Por ello, pide a los sacerdotes y obispos que, ante las situaciones "irregulares", no se detengan en la norma general y desciendan a lo particular porque actuar de otra forma sería "mezquino". Asimismo, les pide que traten de integrar a todos, incluso en la catequesis o la predicación siempre que no lleven su pecado como bandera del "ideal cristiano" y no quieran imponer algo diferente a lo que enseña la Iglesia.
En cualquier caso, Francisco admite que hay "innumerables" situaciones concretas y que, por tanto, "puede comprenderse que no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos" sino "un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral".
Si bien no se refierió de manera explícita al acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar, Francisco propone que hagan "un examen de conciencia, a través de momentos de reflexión y arrepentimiento" para "fortalecer la confianza en la misericordia de Dios".
También reconoció que hay situaciones en las que la separación de un matrimonio católico es "inevitable" y, a veces, "incluso moralmente necesaria" como cuando existe violencia de género. "Se trata de sustraer al cónyuge más débil o a los hijos pequeños de las heridas más graves causadas por la prepotencia y la violencia, el desaliento y la explotación, la ajenidad y la indiferencia". En todo caso, precisa que es "un remedio extremo" considerable sólo "después de que cualquier intento razonable haya sido inútil".
Ante todas estas situaciones particulares, el Papa propone crear centros especializados de escucha en las diócesis y una pastoral de la reconciliación y de la mediación. 

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