EN LA EXHORTACIÓN AMORIS LAETITIA
EL PAPA PIDIÓ A LAS IGLESIAS DISCERNIMIENTO EN CADA CASO DE MATRIMONIOS DIVORCIADOS PORQUE NO TODOS "ESTÁN EN PECADO MORTAL"
El papa Francisco pidió a
las iglesias que realicen un discernimiento especial en algunas situaciones
"irregulares"
-divorciados vueltos a casar, matrimonios civiles, parejas que conviven antes
de pasar por el altar- porque "no todos están en pecado mortal". Así
lo indica en su nueva exhortación sobre la familia Amoris Laetitia, de la que, si bien, advierte que no puede esperarse una nueva normativa canónica.
En un capítulo dedicado a las situaciones "imperfectas", el
Papa señala, basándose en las conclusiones de los Padres Sinodales, las tres situaciones "irregulares"
mencionadas.
"La Iglesia posee una sólida reflexión acerca de los
condicionamientos y circunstancias atenuantes. Por eso, ya no es posible decir
que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada irregular viven
en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante", subraya
en el texto, estructurado en nueve capítulos y 325 puntos, y publicado este
viernes por el Vaticano.
Según precisa, el desconocimiento de la norma, la dificultad para
comprender los valores inherentes a la misma o "condiciones concretas que
no permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva
culpa" son algunas de estas circunstancias que, a su juicio, se deben
tener en cuenta a la hora de valorar la participación de las personas que viven
en una situación irregular en la iglesia.
Entre los atenuantes, pone el ejemplo de una persona divorciada que se
ha vuelto a unir con otra con la que mantiene una relación "consolidada en
el tiempo, con nuevos hijos, con probada fidelidad y compromiso cristiano"
frente a aquella que ha provocado sufrimiento y confusión a los hijos o que ha
fallado a sus compromisos familiares. "Debe quedar claro que este no es el
ideal que el Evangelio propone para el matrimonio y la familia", subrayó
en la exhortación.
Por ello, pide a los sacerdotes y obispos que, ante las situaciones
"irregulares", no se detengan en la norma general y desciendan a lo
particular porque actuar de otra forma sería "mezquino". Asimismo,
les pide que traten de integrar a todos, incluso en la catequesis o la
predicación siempre que no lleven su pecado como bandera del "ideal
cristiano" y no quieran imponer algo diferente a lo que enseña la Iglesia.
En cualquier caso, Francisco admite que hay "innumerables"
situaciones concretas y que, por tanto, "puede comprenderse que no debía
esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo
canónica, aplicable a todos los casos" sino "un nuevo aliento a un
responsable discernimiento personal y pastoral".
Si bien no se refierió de manera explícita al acceso a la comunión de
los divorciados vueltos a casar, Francisco propone que hagan "un examen de
conciencia, a través de momentos de reflexión y arrepentimiento" para
"fortalecer la confianza en la misericordia de Dios".
También reconoció que hay situaciones en las que la separación de un
matrimonio católico es "inevitable" y, a veces, "incluso
moralmente necesaria" como cuando existe violencia de género. "Se
trata de sustraer al cónyuge más débil o a los hijos pequeños de las heridas
más graves causadas por la prepotencia y la violencia, el desaliento y la
explotación, la ajenidad y la indiferencia". En todo caso, precisa que es
"un remedio extremo" considerable sólo "después de que cualquier
intento razonable haya sido inútil".
Ante todas estas
situaciones particulares, el Papa propone crear centros especializados de
escucha en las diócesis y una pastoral de la reconciliación y de la mediación.
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