FINANZAS
LOS
PARAÍSOS FISCALES SON LEGALES EN
APARIENCIA, PERO CUESTIONADOS CUANDO SE TRATA DE POLÍTICOS INFLUYENTES
Por Martín Poblete
En
su origen, en cuanto a los Paraísos Fiscales no parece haber nada
ilegal. El asunto comienza durante el gobierno de Lady
Thatcher, las decisiones son posteriormente refinadas en los
gobiernos de los primeros ministros John Major (conservador) y Tony Blair
(socialista), todos gobiernos legítimos y la legislación aprobada
en un Parlamento igualmente legítimo. Nuevamente, en
apariencia, todo conforme a la ley.
Sin
embargo, se autorizaban nuevos centros de operaciones financieras y
mercantiles fuera de las costas de territorios británicos
soberanos, algunos muy cercanos mientras otros están bastante
lejanos, con una racionalidad nueva: establecer distancia, no
solo geográfica, entre los centros de operaciones "off
shore" y las estrictas regulaciones imperantes en la City de
Londres. Se argumento, y todavía se argumenta, la necesidad
de crear nuevas formas de manejo financiero capaces de colocar y disponer
la creciente liquidez en los mercados, sin las estrecheces y
limitaciones de los reguladores bursátiles y la omnipresente
vigilancia del Real Banco de Inglaterra. Pero, como lo dijo
Lord Keynes, "el demonio viene en los detalles".
A
muy corto andar, los bancos y financieras "off shore"
resultaron atractivas para quienes buscaban encontrar medios
de evadir, o bien ocultar impuestos al Real Tesoro; en otra
dimensión, operadores financieros en África, Medio Oriente, India,
y China vía Hong Kong, encontraron conveniente desviar parte del
dinero de sus operaciones regulares en la City de Londres a estos nuevos
centros dónde la flexibilidad podía llegar a extremos nunca
soñados, dónde fondos de inversión podían mover
recursos lejos de los molestosos reguladores, y dónde financistas
podían jugar con tasas de interés protegidos de las miradas
inquisitivas de banqueros centrales.
En
la segunda mitad de la década del 1990, las operaciones "off
shore" empezaron a llamar la atención de los banqueros de
capital y financistas en Wall Street, particularmente de los ejecutivos
de fondos de inversión llamados "hedge funds" diseñados
para operar riesgosamente en el margen mismo de la legalidad; los
inversionistas y especuladores financieros americanos, aumentaron
exponencialmente las cantidades de dinero depositadas en y
operadas desde lugares como Islas Vírgenes Británicas, Islas Cayman,
Bahamas, Islas Seychelles, y un recién llegado a la fiesta:
Panamá. Luego siguieron los latinoamericanos, los financistas
y especuladores activos en países de la Unión Europea, otros
provenientes de las repúblicas de Europa Oriental y Asia
Central surgidas después del colapso del comunismo soviético, y esos
históricos clientes de la City de Londres: banqueros y financistas
rusos.
A
los actores iniciales, se les agregaron pronto firmas transnacionales de
abogados, especializados en aconsejar y asesorar a clientes involucrados
en manejar finanzas "off shore"; Mossack & Fonseca,
de Panamá, es tan solo una de muchas corporaciones de abogados activas en
esos lugares, les cayó la notoriedad por el robo de sus archivos en una
operación de "hackers", filtraron el material a un
diario alemán y el resto ya es historia.
Las
percepciones son amplias y variadas, para el Profesor francés Thomas Piketty las operaciones
"off shore" son disfuncionales al capitalismo del Siglo XXI; de
otra parte, algunos centros de estudios en Estados Unidos y en el Reino
Unido, comienzan a divulgar la idea de que las mencionadas operaciones
financieras podrían actuar en detrimento de los equilibrios geopolíticos,
como en este mundo nadie sabe para quién trabaja esta última
proposición fue tomada por Vladimir Putin, quien acusó a Occidente de
usar el escándalo de los "Panamá Papers" para debilitar la
seguridad nacional de Rusia.
Como
sea venga el juego de percepciones, para la gente en las calles las
operaciones "off shore" son sinónimo de corrupción, de manejos
financieros turbios, cuestionables, impropios de quienes detentan
cargos públicos de gobierno o de elección popular, y en general de
políticos.
.
El caso del recién renunciado Ministro de
Industria del Gobierno de España, José Manuel Soria, es
ilustrativo: oriundo de Santa Cruz del Tenerife, Islas Canarias,
fue invitado por Mariano Rajoy para ingresar al gobierno, nombre
nuevo ajeno a los ires y venires de los políticos españoles en Madrid,
Soria tiene dinero en un fondo de inversión en Jersey Island, una
islita cerca de la costa occidental del Reino Unido, ese dato ha
provocado su renuncia. Entre consternado y desconcertado,
Soria dice haberlo hecho todo "legal"; pero ahí está el asunto,
la legalidad "off shore" no es aceptable a los ciudadanos
en sociedades democráticas, para tenerlo presente ahora y en
adelante.
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