OPINIÓN POLÍTICA
ESPAÑA EN SU LABERINTO
Por Rafael Luis Gumucio Rivas
A mi modo de ver, lo que diferencia al
parlamentarismo del presidencialismo es que, en el primero, las crisis son de
gobierno, mientras que en el segundo sistema político, terminan por derrumbar
el régimen mismo.
España, la madre, y América Latina, la hija, son similares en su historia: en el siglo XIX, en España se sucedieron distintos pronunciamientos militares - el Espartero, O´Donnell, Prim, Serrano, Narváez, caudillos no muy distintos de los militares latinoamericanos -.
España, la madre, y América Latina, la hija, son similares en su historia: en el siglo XIX, en España se sucedieron distintos pronunciamientos militares - el Espartero, O´Donnell, Prim, Serrano, Narváez, caudillos no muy distintos de los militares latinoamericanos -.
La transición chilena, a diferencia de la
española, se dio con el dictador aún en vida y una Constitución propia, y la
española, después de la muerte de Franco, sin embargo, ambas transiciones,
pactadas entre los dirigentes de los sectores de los partidos políticos, están
haciendo agua.
Estas dos transiciones suponían un
bipartidismo y una democracia, la de los “acuerdos”, requisitos sin los cuales
el sistema político no puede funcionar, así parlamentario o presidencial. El
problema de fondo es que, al fin y al cabo, el PSOE y el PP, y en Chile,
Concertación de Partidos por la Democracia y Alianza por Chile – constituyen
una expresión super-estructural para expresar la captura de la llamada
“democracia” por el poder económico y financiero bancarios, razón por la cual,
el verdadero sentido de la soberanía del pueblo ha perdido su médula: las vidas
de los ciudadanos van un camino y la de los oligarcas políticos por otro – esta
última carece de todo sentido de la realidad, y actúan como autómatas, sólo
interesados en su autosatisfacción y encerrados en la codicia y al servicio de
sus intereses particulares -.
Las elecciones parlamentarias del mes de
diciembre último fueron la expresión del quiebre del sistema político, surgido
de los acuerdos de La Moncloa,
terminando con el bipartidismo y el surgimiento de dos nuevas fuerzas
significativas: Ciudadanos y Podemos, en que este último conglomerado,
claramente rupturista respecto al statu quo de la democracia bancaria.
La “democracia de los acuerdos”, tanto en
España como en Chile, supone un debate tibio, que no marque diferencias
radicales a fin de que los dos bloques dominantes puedan repartirse el poder
del Estado. En el fondo, la política actúa como lo hacen los payasos de circo:
aparentan golpearse con paletas endebles; el problema irrumpe cuando la
política aparece, es decir, cuando los conflictos se expresan en toda su
magnitud, entonces, el sistema de gobierno comienza a tambalear. Durante estos
últimos cuatro meses, en España los partidos principales, el Partido Popular,
el Partido Socialista Obrero Español, Podemos y Ciudadanos han hecho manifiesta la imposibilidad de
formar gobierno, pues el PSOE, por ejemplo, no está dispuesto a una alianza de
izquierda, con Podemos e Izquierda Unida, y otros partidos regionales,
prefiriendo formar un bloque el centrista partido Ciudadanos; por otra parte,
el PP, de derecha, uno de los partidos más corruptos en la historia de ese
país, atravesado por una cadena de tramas escandalosas - la más conocida de ellas es el caso Bárcenas,
embrollo financiero que implica también al líder del Partido y presidente del
gobierno, Mariano Rajoy -. Los escándalos
de corrupción política en Chile son de menos calado y de menor cuantía
económica que los españoles, y en ambos casos están quedando impunes.
En el sistema parlamentario – como en
España – al haber imposibilidad de formar gobierno, se hace imprescindible
llamar a nuevas elecciones, programadas ahora para el 26 de junio próximo; al parecer, hasta el momento, no demostraría
mayores variantes en la correlación de fuerzas, aun cuando, muchas veces, las
elecciones terminan entregando sorpresas, (baste recordar que la II República Española nació en abril de
1931, gracias a una elección municipal, ganada por los monárquicos, pero que
resultaron derrotados en las principales ciudades de España, que votaron
republicano).
Hasta ahora, el único movimiento que se ha
producido es la alianza entre Podemos e Izquierda Unida, hecho que según el
sistema proporcional electoral D´Hont – empleado en España – permitiría a ambos
partidos contar con mayor número de diputados que los elegidos en diciembre,
haciendo posible que esta alianza pasara a convertirse en la segunda fuerza del
país y, de esta manera, convocar al PSOE a formar gobierno. Hasta ahora, esta última
posibilidad se ve poco probable, pues
por desgracia, los ciudades- en Chile y en España – van a terminar votando por
la derecha, eligiendo a los más corruptos del PP y de la derecha chilena,
respectivamente.
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