OPINIÓN DE UN TEÓLOGO
LA CRISIS BRASILEÑA Y LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL
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Por Leonardo Boff
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Sería erróneo pensar la crisis de Brasil sólo desde
Brasil. Este está dentro del equilibrio de fuerzas mundiales en el ámbito de la
llamada nueva guerra fría que involucra principalmente a Estados Unidos y a
China. El espionaje norteamericano, como reveló Snowden, llegó hasta Petrobras,
a las reservas del pre-sal (el segundo mayor yacimiento de gas y petróleo del mundo)
y hasta a la presidenta Dilma. Forma parte de la estrategia del Pentágono de
cubrir todos los espacios bajo el lema: «un solo mundo y un solo imperio».
Veamos algunos puntos que nos ayudan a reflexionar.
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En el contexto global hay una ascensión visible de
la derecha en todo el mundo, comenzando por los mismos Estados Unidos y Europa.
En América Latina se está cerrando un ciclo de gobiernos progresistas que
elevaron el nivel social de los más pobres y afirmaron la democracia. Ahora
están siendo asolados por una ola derechista que ha triunfado ya en Argentina y
está presionando a todos los países suramericanos. Hablan, como en Brasil, de
democracia, pero en realidad quieren volverla insignificante, para dar paso al
mercado y a la internacionalización de la economía.
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Brasil es el principal objetivo y el impeachment de
la presidenta Dilma es sólo un capítulo de una estrategia global, especialmente
de las grandes corporaciones y del sistema financiero articulado con los
gobiernos centrales. Los grandes empresarios nacionales quieren volver a las
ganancias que tenían con las políticas neoliberales anteriores a Lula. La
oposición a Dilma y el apoyo a su impeachment tienen
un sesgo patronal. Fiesp con Skaf, Firjan, las Federaciones del Comercio de São
Paulo, la Asociación Brasilera de la Industria Electrónica y Electrodomésticos
(Abinee), entidades empresariales del Paraná, de Espírito Santo, de Pará y
muchas redes empresariales están ya en campaña abierta a favor del impeachment y
del fin del tipo de democracia social implantada por Lula-Dilma.
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La estrategia ensayada contra la “Primavera árabe”,
aplicada en Oriente Medio y ahora en Brasil y en América Latina en general,
consiste en desestabilizar los gobiernos progresistas y alinearlos con las
estrategias globales como socios agregados. Es sintomático que en marzo de 2014
Emy Shayo, analista del JB Morgan, coordinó una mesa redonda con publicitarios
brasileros ligados a la macroeconomía neoliberal con el tema: «cómo
desestabilizar el gobierno Dilma». Armínio Fraga, probable ministro de hacienda
en un eventual gobierno pos-Dilma, viene del JB Morgan (cf. blog de Juárez
Guimarães: “Por qué los patrones quieren el golpe”).
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Noam Chomsky, Moniz Bandeira y otros,
advirtieron que Estados Unidos no tolera que en el Atlántico Sur una potencia
como Brasil tenga un proyecto de autonomía vinculado a los BRICS. Causa gran
preocupación a la política exterior norteamericana la presencia creciente de
China, su principal competidor, en varios países de América Latina,
especialmente en Brasil. Hacer frente a otro antipoder que significan los BRICS
implica atacar y debilitar a Brasil, uno de sus miembros con una riqueza
ecológica sin igual.
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Tal vez nuestro mejor analista de la
política internacional, Luiz Alberto Moniz Bandeira, autor de La
segunda Guerra Fría – geopolítica y dimensión estratégica de los Estados Unidos (Civilização
Brasileira 2013) y el libro de este año El
desorden internacional (de la misma editorial), nos ayude a entender los
hechos.
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Él da detalles de cómo actúa Estados Unidos: «No es sólo la CIA…
especialmente las ONGs financiadas con dinero oficial y semioficial –como la
USAID, la National Endwoment for Democracy–, actúan comprando periodistas y
entrenando activistas». “The Pentagon´s New Map for War & Peace” enuncia
las formas de desestabilización económica y social a través de los medios de
comunicación, periódicos, redes sociales, empresarios y de la infiltración de
activistas. Moniz Bandeira llega a afirmar: «no tengo duda de que en Brasil los
periódicos están siendo subvencionados… ni de que hay periodistas en la lista
de pagos de los órganos citados más arriba, y que muchos policías y comisarios
reciben dinero de la CIA directamente en sus cuentas» (cf. Jornal GGN de Luis
Nassif de 09/03/2016). Podemos imaginar cuáles serían esos periódicos, así como
los nombres de algunos periodistas, totalmente alineados con la ideología
desestabilizadora de sus patrones.
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Especialmente el Pre-sal, está en el
punto de mira de los intereses globales. El sociólogo Adalberto Cardoso de la
UERJ en una entrevista a la Folha de São Paulo (26/04/2015) fue explícito:
«Sería ingenuidad imaginar que no hay intereses internacionales y geopolíticos
de norteamericanos, rusos, venezolanos, árabes. Sólo habría cambio en la
Petrobras si hubiese una nueva elección y el PSDB ganase de nuevo. En ese caso,
se acabaría el monopolio de explotación, las reglas cambiarían. El impeachment interesa
a las fuerzas que quieren cambios en la empresa estatal de petróleo, Petrobras:
grandes compañías de petróleo, agentes internacionales que ganan con la salida
de la Petrobras de la explotación de petróleo. Parte de esos agentes quieren
sacar a Dilma».
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Estamos ante un pensamiento
conspiratorio, pues ya sabemos cómo actuaron los norteamericanos en el golpe
militar de 1964, infiltrados en los movimientos sociales y políticos. No sin
razón la cuarta flota norteamericana del Atlántico Sur está cerca de nuestras
aguas.
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Debemos concienciarnos de nuestra
importancia en el escenario mundial, resistir y buscar el fortalecimiento de
nuestra democracia, que represente menos los intereses de las empresas, y
represente más las demandas tan olvidadas de nuestro pueblo, y la construcción
de nuestro propio camino rumbo al futuro.
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