Los tres días de duelo decretados en Chile
por la muerte de Patricio Aylwin son como la despedida de un “padre de la
Patria” porque gracias a su inteligencia los chilenos pudimos liberarnos de una
de las más sangrientas dictaduras de toda nuestra historia. Fue el hombre
preciso en el momento preciso.
.
Su liderazgo permitió, por una parte, organizar
y encauzar a las fuerzas políticas civiles y, por otra parte, persuadir a los
militares a entregar el poder para iniciar un nuevo Chile. En la nueva etapa de
democratización iniciada en 1989, fue necesario irremediablemente hacer vista
gorda ante numerosos cambios radicales implantados por los militares,
especialmente en el tema constitucional y que todavía, después de 27 años,
siguen vigentes.
En otras palabras, quien nos ha dejado para
siempre, no es ni más ni menos que un padre de la Patria, de esta segunda
Patria que se ha construido con mucho sudor y muchas lágrimas en casi tres
décadas.
Patricio Aylwin Azocar fue un político
íntegro que hoy día, así como están las cosas, su propia existencia nos parece
extraña, porque la calidad, el nivel, el talento, la preparación y
sobretodo la moralidad de los actuales políticos nos muestra todo lo contrario.
Hoy no sabríamos a quien elegir o recurrir para dejar en sus manos un tema
complejo y delicado como fue la reconstrucción del país tras una dictadura tan
cruenta como la de Pinochet y de muy baja estabilidad moral. Hay que dejar en
claro que si bien la inmoralidad se lleva dentro como parte de la personalidad
de algunos individuos, fue precisamente en la dictadura donde a los chilenos,
especialmente aquellos que ostentaron el poder en esa época, aprendieron las
técnicas o se capacitaron para robar.
Ni Pinochet ni tampoco su esposa, la ex
primera dama, pudieron o han podido aclarar la procedencia del dinero que
acapararon mientras estuvieron en el poder y al mando de la nación, y eso que
Pinochet “era solamente” un empleado público de rango superior. Sin embargo se
le ha calculado un patrimonio personal al morir de 21.363.761 dólares,
según un estudio de 67 páginas realizado en 2013 por la Facultad de Economía y
Negocios de la Universidad de Chile que también señaló que el 84% de esta fortuna
(US$ 17.866.323) no tenía justificación alguna.
Ahora, además, se ha hecho público
también el tema de las decenas de casas que el estado chileno, por orden
de Pinochet, traspasó a su esposa tras ella autodesignarse Presidenta
vitalicia de Cema Chile. Son 134 propiedades, capital de todos los chilenos,
que tienen un avalúo aproximado de 100 mil millones de pesos (unos 151 millones de dólares).
No toquemos el tema de las privatizaciones
ilegales de empresas chilenas de Pinochet que le habría provocado al Estado de
Chile una pérdida de 6.000 millones de dólares según el informe final de una
Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados conocido en 2014, a partir de
datos aportados por la Contraloría General de la República. Lo que el
documento si concluyó, fue que el fisco entregó 15.888 inmuebles pertenecientes
a Bienes Nacionales, de los cuales 11.000 fueron traspasados directamente a
manos privadas durante el régimen
militar. Apenas el 20% de las tierras expropiadas durante la Reforma Agraria se
mantuvo en poder de campesinos. La superficie perdida por el Estado a manos de
funcionarios y terratenientes pinochetistas equivale a la suma de las regiones
de Valparaíso, O’Higgins, Maule y Metropolitana.
.
La investigación parlamentaria estableció que
725 empresas, que estaban en manos del Estado en septiembre de 1973, fueron
vendidas a un precio irrisorio para pasar a ser controladas por grupos
económicos que surgieron y se consolidaron durante la dictadura. Entre los
ejemplos figuran la Compañía de Acero del Pacifico (CAP) que fue vendida
en 105,5 millones de dólares, cuando su valor real ascendía a 811,5 millones de
dólares, y la pérdida patrimonial en el caso de la Sociedad Química y Minera de
Chile (Soquimich), alcanzó a 261,9 millones de dólares. Julio Ponce Lerou, yerno de Augusto Pinochet, asumió
la presidencia de Soquimich en 1980, "con la misión de sanearla". El
Estado dejó de percibir también 184 millones de dólares por la venta de la
azucarera estatal Iansa,
Pero como Dios es muy grande, después de la
tragedia y desgracia humana, pudo asumir la Presidencia para afrontar el gran
caos Don Patricio Aylwin Azócar, un jefe de Estado de una gran moralidad, integridad y gran demócrata, un verdadero sabio como decían los griegos. Este ex presidente
vivió y murió en la misma casa que construyó para su familia hace 65 años. Como
anécdota contaban por estos días que en un momento de su vida tuvo una modesta
casa o cabaña de descanso en el litoral central, la que una vez fue robada, pero
como los ladrones no encontraron nada de valor, lo único que pudieron llevarse
fueron dos balones de gas licuado vacíos.
Hoy los herederos directos de Pinochet,
políticos de los partidos de la derecha, están procesados en número importante
o tratando de probar que no falsificaron documentos ni utilizaron otras
artimañas para captar dinero y cubrir así "los gastos de campañas
políticas". pero no sólo ellos, sino también la ola de inmoralidad ha
tocado también fuertemente a algunos representantes del progresismo
pertenecientes a la Nueva Mayoría o nueva izquierda.
Todo esto ha originado en Chile un clima de
profunda desconfianza hasta el punto que hoy nadie cree en nadie ni en nada.
Todo da lo mismo y hasta la redacción de una nueva Constitución se ha convertiodo
en problema y confusión.
La grandeza, honestidad y el talento
como político y patriota de Patricio Aylwin Azócar habría que conservar y
resguardar para nuestra propia historia y para las nuevas generaciones que
deben conocer como los hombres de bien han construido el nuevo Chile
democrático. Propongo que el Estado compre la casa de Patricio Aylwin en la
comuna de Providencia y la transforme en un museo sobre la vida y obra de este
gran político y gran hombre.
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