UNA TRAGEDIA SOCIAL
Por Camilo Escalona
El trabajador Mario Cortes de 80 años, falleció en la mañana
del lunes en la plaza de la Constitución, aproximadamente a las 7 horas de ese
día. Había sido minero y el daño a sus pulmones le impidió seguir en esa
actividad laboral, pasando a emplearse como barrendero cuando ya alcanzaba los
70 años de edad. Su jubilación no le alcanzaba para vivir.Sin embargo, con su
salud quebrantada se situaba al aire libre, en pleno invierno, para aumentar
sus escasos ingresos.
Era un poblador de la comuna de El Bosque cuya fatigosa
rutina se iniciaba a las 4 de la mañana para cubrir un turno de 6 a 15 horas
que le permitía otra ocupación en un edificio cercano retirando basura.
Sus amigos del sector declararon a la prensa su cariño hacia
el fallecido por su esfuerzo y espíritu de sacrificio. Entre ellos un
lustrabotas que se afanaba juntando monedas para enviarle una corona de flores,
asumiendo la representación del espíritu solidario del pueblo chileno.
El drama de las pensiones que no permiten sostener una
existencia digna es uno de los más pesados lastres que dejó la dictadura, de
aquellos que pesan hoy enormemente en los hombros del régimen democrático que
se recuperó en 1990. Una imposición ejecutada por la fuerza no podía tener un
buen destino y, en demasiadas ocasiones se ha convertido en una tragedia social
para quienes deben soportarla.
El sistema de las AFP asumió un compromiso que no cumplió.
Sobre un ancho sector de trabajadores sencillamente fue un engaño. Se prometió
un monto de la llamada tasa de reemplazo que no llega a la mitad de lo que se
dijo iba a cubrir. Es decir, en relación a la remuneración que se recibe al
momento de dejar la actividad laboral, la pensión que viene a ocupar ese vacío
no se empina ni siquiera al 40% siendo la promesa original de un 70%.
Esa penosa realidad obliga al duro bregar del adulto mayor
en Chile, que en innumerables hogares simplemente no se puede jubilar para no
caer en la pobreza o incluso en la indigencia.
Este es el problema de fondo, las AFP no son capaces de
responder por su tarea esencial, entregar pensiones que posibiliten acceder a
una jubilación que permita vivir dignamente y que evite a un adulto mayor tener
que soportar inclemencias que a la postre no puede resistir.
Chile vive un amplio proceso de cambios en múltiples
esferas, en particular, se ha propuesto una reforma educacional que responda a
las exigencias del país de hoy.
Están también en la perspectiva las reformas políticas que
avancen hacia una nueva Constitución. No obstante, en el ámbito social, para la
construcción de las mayorías nacionales que robustezcan la estabilidad
democrática, no cabe duda que avanzar en una reforma estructural al actual
sistema de pensiones es una demanda decisiva para el futuro de Chile.
Está en trámite en el Congreso Nacional un proyecto de ley
del actual gobierno para crear una AFP estatal, esta iniciativa representa un
buen comienzo en una tarea de largo aliento para que haya libertad en las
opciones, mayor competencia y se progrese en un ámbito tan fundamental en la vida
de los hogares chilenos.
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