OPINIÓN-INTERNACIONAL
LAS RELACIONES CON PERÚ
Por Martín Poblete
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Cuando un grupo de políticos nacionalistas peruanos convocó a una marcha desde Tacna, pretendiendo ocupar territorio chileno, pareció desde un comienzo algo entre la imbecilidad y la ridiculez con potencial de terminar en un incidente de proporciones.
Tal vez
consciente del peligro, la policía peruana tomó sus propias precauciones,
optando por impedir la llegada de los manifestantes a las cercanías del límite
con Chile. Una vez contados los números,
al final hubo mas periodistas y camarógrafos que manifestantes. Sin perjuicio del fiasco, de no haber
claridad y consecuencia en el discurso de las autoridades en Lima, otros
termocéfalos delirantes pueden sentirse
alentados a volver con otra farsa.
Requisito previo y necesario para el correcto desarrollo y
progreso de la relación bilateral, es
adecuar la legislación peruana a las normas de la Convención Internacional de
los Derechos del Mar de la Naciones Unidas
CONVEMAR, así lo exige con lenguaje inequívoco el fallo de la Corte
Internacional de Justicia.
Mientras el
gobierno del Perú siga demorando reformas a su
legislación, o mejor aún su firma y ratificación de la CONVEMAR, se hace imposible continuar con la
implementación del fallo de la CIJ en La Haya poniendo en riesgo su
ejecución. Esto no parece haber sido
entendido en Lima, tal vez sea necesaria
una toma de posición firme de parte de nuestra Cancillería para sacar de su premeditada modorra a los
diplomáticos peruanos en Torre-Tagle.
Después del episodio farsesco de ayer, han
surgido variadas opiniones apuntando a la necesidad de mantener la relación con
Perú bien centrada en las oportunidades y posibilidades, en el mutuo flujo de
inversiones y el creciente tráfico de pasajeros y turistas, se habla de poner
la mirada en el futuro, en la promesa de la integración, en un polo de
desarrollo regional centrado en Arica y Tacna. Sin embargo, la racionalidad
calculatoria no podrá jugar su parte sin antes resolver la cuestión pendiente
impidiendo la ejecución del fallo de la CIJ.
No están los tiempos para diplomacia de cuerdas paralelas, esa
experiencia ya es cosa del pasado, carece de sentido intentar aventurarse a un
safari en busca del tiempo perdido; gobernantes, diplomáticos y políticos en Lima, necesitan entender o quizás sea necesario
hacerles entender, que la relación bilateral chileno-peruana es una estructura cuyos componentes deben ser tratados en su conjunto con todas
sus interacciones, no es aceptable pretender manejar algunas de sus partes por
separado como si el resto pudiese funcionar con piloto automático, por ello es
imperativo despejar a la brevedad los obstáculos peruanos bloqueando la pronta
implementación del fallo de la CIJ.
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