EL ESCÁNDALO DEL TRANSPORTE PÚBLICO DE SANTIAGO
Por Walter Krohne
Un escándalo detrás del otro. Lo ocurrido en el metro ayer,
que hizo colapsar a todo el transporte público de Santiago es realmente
inaceptable. El desperfecto en una vía
de la línea 4 originó largas esperas en algunas estaciones y
paraderos de buses que se vieron repletos de
gente, especialmente en las horas peak.
Con mucha razón los usuarios, en su
gran mayoría trabajadores, salieron de
las estaciones indignados y protestando contra la administración del Estado que
ha transformado al metro, considerado hace años como uno de los mejores servicios de
transporte de pasajeros del mundo, en una basura con resultados deplorables absolutos.
"Todos los días el metro tiene algún problema, nos tratan como si fuéramos animales", gritaron algunas personas que se vieron obligadas ayer a abandonar la línea 4.
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No es posible que esto ocurra y se repita cada cierto
tiempo. Ayer era una fisura en un riel
que, de no repararse, podría haber provocado un accidente de proporciones. En
otras ocasiones han sido fallas técnicas no explicadas ni aclaradas. La gente
está cansada, ya que simplemente se le "expulsa" de las
estaciones, a veces con malos modales, indicando los funcionarios del
servicio que esta u otras estaciones están cerradas por fallas técnicas.
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La situación de Santiago es verdaderamente un tema que pocos políticos y especialistas del gobierno de turno lo tratan como lo que realmente es: Un gran desastre como ciudad por falta de
planificación y de ideas para mejorar la calidad de vida de sus 6 millones de
habitantes. Hay que pensar que el metro
transporta a 2 millones de pasajeros al día, gente que también es desigual a
otros santiaguinos que pueden viajar en cómodos automóviles y algunos, como los funcionarios públicos, por ejemplo, hasta con chofer. Aquí se olvidan completamente de la desigualdad social y económica.
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Si no hay un transporte público ordenado y disponible de día
y de noche, no se terminarán tampoco los atochamientos vehiculares que impiden
la realización normal de las actividades
de los habitantes de una ciudad como Santiago. La cantidad de automóviles y vehículos en general que circulan por las calles de la capìtal causan retrasos brutales que también impiden llegar y cumplir como corresponde con los trabajos y compromisos de toda índole.
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Si seguimos por este camino no solamente arruinaremos las
posibilidades de conexión vial o férrea de los habitantes, sino se perjudicará
directamente la productividad del país, al verse la gente, "los trabajadores", impedida de poder llegar a sus trabajos en servicios ordenados y seguros.
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El ministro de transportes, Andrés Gómez-Lobo, opinó en
Cooperativa que correspondería que el Metro de Santiago compense a los usuarios
que este miércoles se vieron afectados por la suspensión del servicio, durante
todo el día, en un tramo de cinco estaciones de la Línea 4. Es que aparte de
las buenas intenciones del secretario de estado no se trata de otorgar bonos o
compensaciones porque lo que necesita todo el mundo laboral y económico es que el
transporte funcione como ocurre en las grandes urbes desarrolladas del
mundo.
Con mucho optimismo y perspectiva
planificadora el ministro subrayó que
"evitar los incidentes no es posible", pero sí "se pueden
minimizar los impactos". No señor, si hubiese buenos controles y mucho orden, no
deberían ocurrir ni tampoco esperar que ocurran este tipo de percances. No hay que olvidar que el buen funcionamiento de estos servicios está relacionado con el desarrollo
del país.
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El director del Sernac, Ernesto Muñoz insistió que era “un
derecho del consumidor que, cuando yo estoy pagando por un servicio, el
servicio se preste en condiciones de calidad y si esto no ocurre, a que sea
compensado y existan devoluciones".
Si es así las compensaciones deberían
ser diarias porque no hay ningún día que este servicio opere en completa
normalidad. Viajar en las horas pick es ya un drama humano que debería ser también
compensado.
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Pero lo más grave está por venir cuando se investigue a fondo lo que realmente
ocurre en los subterráneos del metro. Según el presidente del sindicato N°3 de
profesionales y técnicos, Eugenio Valenzuela, la carencia de mantenciones
preventivas y escasez de repuestos son una de las posibles causas de la falla
que ayer sufrió uno de los rieles de la línea 4 y que mantuvo el
servicio suspendido casi por 24 horas, afectando a miles de usuarios.
El dirigente subrayó que se había suprimido en el metro la homologación de repuestos en Chile, teniendo que importarse la gran mayoría desde el extranjero, situación que provoca un mayor gasto y una pérdida de tiempo considerable a la hora de las reparaciones.
Asimismo
agregó en declaraciones a la Tercera, que las empresas subcontratistas están
presentes con más de un 50% de sus trabajadores en el área de mantención, en
desmedro de los propios del Metro, lo que ha provocado "un relajo en la
fiscalización y operación del servicio".
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Este es un peligro que está latente en cada estación del metro, lo que se va sabiendo gota a gota, lo que significa que muy pocos han
pensado en la seguridad de los usuarios.
¡Qué pena!
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