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viernes, 7 de junio de 2013

7-6-2013 - Nº 856


La columna del periodista Enrique Fernández

Hablemos de la cultura

RENUNCIA EL MINISTRO Y CAE EL TELÓN

Por Enrique Fernández

- Renunció el ministro de Cultura –informa un inquieto estudiante a su compañero, en el congestionado pasillo de un bus del Transantiago.

- ¿Había un ministro de Cultura? –pregunta el compañero, mientras desliza una tras otra las fotos de un álbum en la pantalla de su celular.

- Por supuesto –dice el informante-. El ministro era un actor de la tele, pero no me acuerdo cómo se llama…

- ¿Y para qué sirve un ministro de Cultura?

El bus bordea la Plaza Italia y avanza hacia el oriente, por Providencia. Ambos estudiantes miran por la ventanilla hacia el Parque Forestal, cuando dejan atrás el puente Pío Nono, que cruza el río Mapocho.


 -Mira, ahí hay un teatro, el Teatro del Puente (foto izquierda). Pero lo van a cerrar –anuncia el informante. Y le cuenta a su compañero que los administradores de la sala teatral decidieron cerrarla en agosto próximo, por falta de financiamiento para continuar presentando obras de compañías emergentes.

"Se hace imposible seguir sosteniendo un espacio creativo bajo una política de industria cultural", advirtió el actor Freddy Araya, director general de la sala, cuando anunció la dura decisión a mediados de abril.

El renunciado ministro de Cultura,
 Cruz Coke, que no era ministro sino sólo
director de servicios
A la inminente desaparición del Teatro del Puente, después de 15 años de funcionamiento, se suma el próximo cierre del Teatro La Memoria, por las mismas razones: la falta de un apoyo permanente del Estado a la creación artística y cultural. Los actuales fondos concursables son soluciones transitorias, porque si usted gana una determinada suma y la invierte en un proyecto o creación, al año siguiente vivirá en la incertidumbre de no saber si volverá a obtener ese financiamiento.

Es el peso del mercado que aplasta la cultura y desata una crisis en toda la actividad teatral. Las universidades que disfrutan del lucro y la usura, ofrecen más de 40 carreras para formar actores y actrices. Es por eso que en los últimos años creció en Santiago el número de salas, hasta desembocar hoy en la quiebra de al menos dos de ellas.

“La mayor parte de los actores que egresan de las universidades, las academias y los institutos van a la cesantía. Nadie se ha puesto a pensar para intervenir positivamente en cómo reparar esto, que va a reventar en cualquier momento", sostuvo el actor Alfredo Castro cuando anunció el cierre de la sala La Memoria, en el barrio Lastarria.

"La realidad del teatro en Chile es asquerosa, horrenda, y está camuflada detrás de lo que pasa en televisión”, agregó Castro, en alusión al florecimiento de teleseries nacionales. Pero en la televisión lo que predomina es una programación diseñada para satisfacer al mercado, complacer a los auspiciadores, atraer a la audiencia y conseguir el codiciado “rating”.

Es eso lo que denuncia el profesor Cristián Warnken, en su columna de El Mercurio el jueves 6 de junio, donde informa que no continuará con sus entrevistas culturales en Televisión Nacional, que se transmitían todos los domingos. Los ejecutivos de la estación cambiaron el horario de “Una Belleza Nueva” y decidieron que de ahora en adelante el programa irá cada domingo… a las ocho de la mañana. El entrevistador y su equipo, por cierto, no aceptaron tan grotesca humillación.

“Al negarnos a estar en esas condiciones en pantalla, cuidamos la dignidad y respeto de nuestros creadores, pensadores e investigadores entrevistados (entre ellos varios Premios Nacionales), que merecen un trato por lo menos igual al de las "estrellas" de los realities y a tanto periodista que apenas sabe balbucear muletillas y frases deshilachadas ante los micrófonos”, escribió Warnken en su columna.

El bus del Transantiago sigue avanzando por Providencia y poco antes de llegar al Drugstore el estudiante inquieto le toca el hombro a su compañero.

- ¿Ves esa librería? –dice, apuntando con el dedo a través de la ventanilla-. También la van a cerrar.

Es la Librería Qué Leo, instalada en un amplio local cuyos dueños desean terminar con el arriendo, porque recibieron una tentadora oferta de una farmacia.

“Nuestro contrato vence en agosto del 2014; no obstante, el propietario acude a las típicas clausulas leoninas para exigir la salida anticipada”, explicaron los administradores de la librería, en un comunicado.

- ¿Para qué sirve un ministro de Cultura? –volvió a preguntar el muchacho del celular y las fotos.

Y el otro se quedó en silencio.

1 comentario:

  1. Excelente muestra de una realidad cultural que debería avergonzarnos como chilenos. Mientras nuestra TV, diarios, revistas y la mayor parte de las radioemisoras hacen de la farándula el deplorable manjar con que se idiotiza al pueblo, la cultura no tiene cabida en ellos porque, simplemente "no vende". Los objetivos son el "rating" y el tiraje, dependientes de "lo que al público le gusta". No importa si hemos acostumbrado al público sólo a degustar excrementos. Que el Estado invierta en proporcionar cultura es para el sistema un verdadero sacrilegio. En esta realidad, verdaderamente, ¿para qué sirve un ministro de Cultura?

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