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lunes, 13 de septiembre de 2010

La incorporación de la mujer al mundo laboral ha crecido, pero sigue lenta

Por Jessika Krohne
www.psicologiaglobal.cl

Si bien la participación laboral femenina en Chile ha aumentado, destacándose un aumento de la incorporación de la mujer al mundo laboral, especialmente en el período 1986-2005, sigue con cifras muy por debajo de otros países vecinos como por ejemplo Argentina, Brasil, Venezuela, Colombia, Uruguay y Perú.


De hecho, en 2007 la participación femenina chilena fue de un 39%, mientras el promedio de la región se ubicó en un 50%. Por lo que se puede decir que los cambios no han sido lo suficientemente drásticos como para alinear la tasa de participación del país con la de economías desarrolladas y con muchas de las economías latinoamericanas.

De acuerdo con la especialista regional de Género y Empleo de la OIT, María Elena Valenzuela, los resultados de Chile están dados principalmente por la baja tasa de participación laboral de las mujeres pertenecientes a los quintiles más pobres. Es decir, hay una diferencia muy grande entre el 20 % más pobre y el 20 % más rico.

Una de las conclusiones del estudio "Participación Laboral Femenina" que la directora del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Mariana Schkolnik, le entregara a la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Carolina Schmidt, es que que "a diferencia de los países desarrollados, la participación laboral de las mujeres chilenas es dramáticamente baja, aún cuando las tasas de fecundidad entre Chile y dichos países son similares (1,9%)". Mientras Australia, Canadá, Francia o el Reino Unido, tienen tasas de participación laboral de la mujer de entre un 65 y 71%, en Chile ésta sólo alcanza un 44% (2010).

Esto explica en parte la diferencia de ingresos per cápita entre Chile, 14,5 dólares (PPA =Paridad de Poder Adquisitivo 2008), y los mencionados países, de 35 dólares (PPA 2008).

En el informe se plantea además, que un país no puede mantener altas tasas de crecimiento con una fuerza de trabajo femenina tan baja. La importancia de la participación femenina tiene relación directa con la superación de la pobreza.

En Chile existen varios estudios que intentan encontrar los principales factores que influyen en la decisión de trabajar o no de las mujeres. El número de hijos parece ser uno de estos factores determinantes. Mizala, Romaguera y Henríquez (1999), al estimar una oferta laboral para mujeres, encuentran que en general los hijos (de 0 a 15) desincentivan la entrada al mercado laboral, pero el hecho de tener hijas mujeres entre 19 y 24 tiene un efecto positivo en la participación. Esto se relaciona con el hecho de que las mujeres y no los hombres, pueden más probablemente sustituir a la dueña de casa en los quehaceres domésticos y en el cuidado de los niños pequeños.

Contreras, Bravo y Puentes (1999), distinguen el comportamiento laboral de las mujeres por cohortes o generaciones, concluyendo que la participación es afectada por la edad de las mujeres o la cohorte a la que pertenecen, así mujeres más jóvenes enfrentan el mercado laboral de manera distinta, pues tienen menos hijos y mayores niveles de educación.

Dada la gran necesidad e importancia para el país de aumentar la fuerza laboral femenina, es necesario reflexionar, porqué le ha costado tanto a este país mejorar esas cifras.

Hay muchas razones, entre las que destacan que aún vivimos en un país donde la mayor cantidad de los asuntos domésticos y el cuidado de los hijos es realizado por  las mujeres. A eso se suma que las jornadas laborales son muy extensas sin poder flexibilizar en el horario de trabajo, lo que dificulta mucho a las mujeres poder cumplir con una jornada laboral. También es necesario aumentar las salas cunas. Si bien se hizo un trabajo muy importante en ese aspecto en el gobierno anterior, aún falta implementar más plazas para que los pequeños puedan ser cuidados, mientras sus mamás trabajan.

Definitivamente, se hace necesario reflexionar más detenidamente sobre este tema, ya que al mejorar la participación laboral de la mujer, Chile tendría mejores tasas de crecimiento y la pobreza experimentaría una disminución.

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