06-03-2014-KRADIARIO-Nº887
NUEVA SERIE: EL CAMBIO DE MANDO PRESIDENCIAL EN CHILE
El déficit de Piñera en la Araucanía
Por Martín Poblete
En el célebre debate de Valladolid -disputatis disputandis- el Dr. Juan
Ginés de Sepúlveda, el mas destacado académico aristotélico en la Europa de su
tiempo, argumentó que los indios de América eran individuos incivilizados y
primitivos, el indio pensado como un incapaz en derecho.
Por su parte, el
Padre Bartolomé de Las Casas, como buen cura de su tiempo bien versado en la
filosofía de Aristóteles, argumentó al indio en su condición de persona en
plenitud de su humanidad, por ello el Rey y los funcionarios de la Corona
encargados de ejercer autoridad en su nombre, estaban obligados a respetarlo y
concederle la protección de la ley; el Padre Las Casas pensó al indio como un
sujeto de derecho, y por ello se lo considera precursor de la lucha por la
justicia en las Américas, y precursor de la defensa y promoción de los derechos
humanos.
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Un par de vueltas a la manivela de la moviola, nos encontramos poco mas
de tres siglos adelante, la naciente República había iniciado su expansión al
sur del Bío Bío creando espacios a la colonización con inmigrantes europeos,
pero esos espacios se abrieron a expensas de los pobladores originarios, los
mapuches y en menor grado los pehuenches. La comprensible resistencia mapuche
fue aplacada en una operación llamada "pacificación de la Araucanía", grupos
significativos de mapuches fueron arrejuntados en "reducciones"; en un curioso
giro de las ideas, los gobernantes liberales de la época establecieron en
Araucanía un régimen jurídico separado para sus habitantes originarios,
se dictaron leyes de indios y se crearon tribunales de indios; es decir, el
indio pensado como un incapaz en derecho. Sin haberlo soñado, Juan Ginès de
Sepúlveda había obtenido una perversa venganza en Chile a mas de tres siglos de
su muerte.
Los juzgados de indios, sus jueces y sus auxiliares los agrimensores,
fueron cómplices de numerosos abusos y despojos, ese legado es parte de los
problemas vigentes. El activo mestizaje de los últimos dos siglos agregado a
la creciente urbanización de la población de mestizos mapuches, fue dejando en
la inutilidad la legislación mencionada, no hubo mayor impacto cuando el General
Carlos Ibáñez del Campo abolió las leyes y juzgados de indios en su segundo
gobierno.
Las reformas agrarias de muy diferente implementación en los gobiernos de
los presidentes Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende, unidas a las medidas
de contrarreforma durante la dictadura, dejaron un número considerable de
pequeños parceleros, y medieros sin tierra en diversas comunidades.
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En los sucesivos gobiernos de la Concertación, se hizo un curioso intento
por tratar los problemas de los mestizos mapuches en Araucanía, creándose una
entidad llamada Corporación Nacional de Desarrollo Indígena CONADI, dándose
comienzo a una política de compra de tierras a precio de mercado, de fundos en
plena explotación, para traspasarlos a miembros de comunidades indígenas
mediante un régimen de tenencia precaria carentes de todo valor ante las
entidades proveedoras de crédito, estableciendo relaciones de triste
dependencia financiera con burócratas y tecnócratas, parásitos del Estado, una
aberración en los tiempos que vivimos. En la misma vena, los gobiernos
concertacionistas buscaron imponer limitaciones a la posibilidad de las
comunidades indìgenas de arrendar las tierras recibidas en precario; asimismo,
se establecieron limitaciones a la potestad de mestizos mapuches con título de
propiedad para vender sus tierras o parte de ellas a personas ajenas a la
etnia; es decir, nuevamente el indio pensado como un incapaz en derecho.
.
Simultáneamente, grupúsculos de individuos con sus mentes en experiencias
fracasadas y derrotadas, se lanzaban a una aventura guerrillerista buscando
revivir tiempos idos -"a la recherche du temp perdu (Marcel Propust)"- con
apoyo de ONGs chilenas y foráneas, algunos abogados y sociólogos subidos al
carro de un nebuloso trasnochado indigenismo, y los infaltables intelectuales de
los mas variados pelajes activos en centros urbanos.
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Al asumir su mandato, el Presidente Sebastián Piñera recibió una región en
serias dificultades, por las características de su persona cabía esperar audacia
y eficiencia para cambiar el panorama en Araucanía, no sucedió así; el gobierno
mantuvo las políticas de sus antecesores, gradualmente dejó escapar el
control de la situación de orden público enredándose en discusiones bizantinas
sobre la naturaleza terrorista de los numerosos delitos de asaltos, incendios,
cortes de caminos, destrucción de bienes de capital, y amedrentamiento de la
población rural por bandas armadas. El asesinato del matrimonio Luchsinger pudo
haber marcado un punto de inflexión, pero el gobierno dejó pasar la
oportunidad. Asimismo, se dejó pasar la oportunidad de haber gestado un nuevo
diseño de inserción social para la industria forestal, actividad relativamente
nueva en la región en su dimensión dedicada a la exportación.
Don Sebastián entrega una región de Araucanía con un sector de mestizos
mapuches medianos y pequeños propietarios agrícolas, tienden a votar por los
partidos de la Alianza, de preferencia por los candidatos de RN; un sector
mayoritario en las comunidades construidas sobre las antiguas reducciones, de
muy variadas lealtades políticas; numerosas comunidades surgidas después del
desastre de las reformas agrarias y la contrareforma, algunas han sido
favorecidas en el reparto de tierras con tenencia precaria; y un importante
sector urbano socialmente muy activo.
Vendrá un debate pronto una vez inaugurado el gobierno de Michelle
Bachelet, si se consigue restablecer el orden público y el imperio de la ley,
podrían comenzar a trabajarse los cambios conducentes a la creación de un
campesinado parcelario de mestizos mapuches.
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