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jueves, 13 de marzo de 2014

13-3-2014-KRADIARIO-Nº888

Cambio de Mando...

...PERO CHILE NO CAMBIA, SIGUE IGUAL 
QUE SIEMPRE

Por Walter Krohne

Todo resultó como fue  diseñado por los especialistas en ceremoniales republicanos, es decir fue un cambio de mando sin novedad, en que los representantes de la mitad de los políticos chilenos, la centro izquierda, asumían el gobierno, mientras la otra mitad, ahora la derecha opositora, abandonaba los centros del poder sin chistar y con la frente en alto.  “Nos vamos con la convicción del deber cumplido”,  decían algunos de estos últimos mientras participaban en un almuerzo de despedida en la localidad de Casablanca, el martes, con carnes del mejor asador del antiguo gabinete, nada menos que el ex ministro de Finanzas Felipe Larraín.
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El saliente Sebastián Piñera se despidió todas las veces que pudo, se emocionó en algunos casos y repetía que lo más complaciente y conmovedor como Presidente era sentir el caluroso abrazo y el apretón de manos de la gente. La última vez que fue saludado por la guardia de Palacio, el lunes por la mañana, respondió como era habitual, pero esta vez agregó con un tono más bajo, “nos veremos pronto”. Varios comunicadores interpretaron estas palabras como un posible retorno el 2017.

Con 75 delegaciones internacionales hubo de todo: Los que se dedicaron a festejar, los que hablaron bonito, los que tomaron la visita más en serio y se dedicaron a conversar o debatir sobre el futuro de las relaciones internacionales y los que llegaron a  Santiago para conocer el país y deambular por las calles de la capital chilena, entre rascacielos, pero evitando pasarse de la frontera que separa estas edificaciones, muchas de muy lujosas,  de los sectores más marginados y donde se puede apreciar la pobreza y la profunda desigualdad que hay en este país que una vez llegó a autollamarse “el jaguar” de América Latina.

Entre los que no llegaron estuvo el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, quien fue representado por Elías Jaua Milano,  el ministro de relaciones exteriores. Su ausencia fue la mejor decisión que pudo haber tomado Caracas, ya que los ánimos tras el asesinato de la chilena Giselle Rubilar Figueroa (47) en la ciudad de Mérida, ocurrido el fin de semana,  no eran de los mejores, especialmente cuando numerosos venezolanos de oposición al chavismo esperaban a Maduro para manifestarles su rechazo y obligarlo a evitar sus apariciones públicas.
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Así y todo Jaua hizo las gestiones correspondientes para reunir a los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), como ya estaba dispuesto desde antes,  para aprobar una resolución sobre el caso venezolano. Tras numerosas horas de reuniones a puertas cerradas y discursos en el Hotel Sheraton  de Santiago adoptaron una resolución que fue el envío de una delegación de ministros para colaborar en Caracas en el hallazgo de una salida a un problema que a simple vista parece tener poca solución, por ser un país que se encuentra afectado por una deplorable situación económica, con una inflación de un 56%, la más alta del mundo en estos momentos, un desempleo mayúsculo, con arcas fiscales desfinanciadas, con un clima de grave violencia y de infracción a los derechos humanos y violación de la libertad de expresión , aunque Jaua dijera todo lo contrario en Santiago.

Sin embargo, entre los visitantes extranjeros que “se robaron  la película” estuvo  el presidente de Uruguay José Mujica, un “rock star” de los jóvenes latinoamericanos que lo escucharon con mucha atención. "Hemos avanzado, pero nos falta mucho”, dijo. “Todavía pesan los chauvinismos nacionales y el sentimiento de la integración no ha llegado a las masas", declaró Mujica.  Agregó que la política no es solo un pasatiempo ni una profesión, sino que una pasión, y su objetivo fundamental es la construcción de voluntades colectivas. Lamentó que en el mundo se gastaran en armamento unos 2.000 millones de dólares por minuto, dinero que debería utilizarse  necesariamente en mayor educación, investigación, tecnología  u otros intereses para el desarrollo. Ojalá en el socialismo chileno hubiese dirigentes tan claros y francos en su forma de explicar la política y sus efectos en los pueblos como este presidente socialista uruguayo, ex integrante de la guerrilla de “los tupamaros”, que recibió seis balazos en su cuerpo en luchas guerrilleras, que paso varios años en la cárcel y  que hoy  vive en un pequeño campo en Montevideo dedicado al pensamiento y a la filosofía, amante de las flores y plantas y que no está dispuesto por nada a llevar corbata, un signo para los burócratas y capitalistas.

Un punto muy significativo en estos días ha sido el hecho que el poder en Chile está hoy en manos de dos mujeres con mucha historia: Michelle Bachelet en la Presidencia, e Isabel Allende en la Presidencia del Senado, es decir ambas ocupan los dos cargos más importantes del Estado. Las dos perdieron a sus respectivos padres hace 40 años: General Alberto Bachelet, quien murió torturado y posiblemente asesinado y el Presidente constitucional Salvador Allende Gossens, que murió durante el bombardeo de La Moneda el 11 de septiembre de 1973.
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Pasada la fiesta,  Chile retornó otra vez a la realidad de siempre. El primer anunció del “día después” del cambio de mando fue el que hicieron los movimientos sociales para una nueva marcha por las calles de Santiago con el objetivo central de demandar por una mejor educación, una reforma tributaria y sobre todo la formación de una Asamblea Constitucional, porque  sus dirigentes creen que el único camino para realizar una verdadera reforma de la actual Carta Fundamental, manchada con la sangre de Pinochet,  es este camino, que el Gobierno no comparte totalmente.
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Esto indica que las discrepancias y manifestaciones en las calles continuarán y se intensificarán, especialmente si el Gobierno no cumple con las promesas de campaña. Hoy el pueblo está empoderado y ha perdido todo temor de salir a las calles, especialmente ahora en que el nuevo gobierno socialista  sabe que cometería un grave error si violara los derechos humanos a través de la policía uniformada como ocurrió bajo el Presidente Piñera.
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Pero hay algo más: Diversos sectores, especialmente de la derecha, han comenzado a denunciar que los despidos en el sector público están a la orden del día. Circulan muchos rumores sobre el desempleo que puede comenzar a afectar a una parte de los empleados públicos. Explicaciones hay muchas como la respuesta que dio ayer en conferencia de prensa la flamante nueva Presidente que, haciéndose como que no comprendía la pregunta, respondió con otra: ¿se refiere a los 11.000 empleados públicos que exoneró el gobierno de Piñera cuando asumió en marzo de 2010?


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