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jueves, 20 de marzo de 2014

20-3-2014-KRADIARIO-Nº889

ENERGÍA Y MATRIZ ENERGÉTICA

Por Martín Poblete

En comentario reciente en Kradiario, decíamos que ningún país puede seriamente plantearse llegar al desarrollo, sin tener políticas aplicadas en proyectos de energía, en lo inmediato y a futuro.  El caso de Chile tiende a ser bastante agudo, pues carece de petróleo y gas natural por tanto debe asumir su total dependencia de proveedores externos en esos rubros;  por ahora, estas necesidades parecen resueltas a precios de mercado.
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Nuestro problemas mas urgente radica en diseñar una matriz proveedora de energía eléctrica considerando la demanda vigente, y la de  largo plazo, en beneficio del crecimiento de la economía y de la población.   Los gobiernos recientes han fracasado en esta materia, tal vez porque ninguno se propuso seriamente abordar la cuestión  ya sea por comodidad, ignorancia,  o limitaciones ideológicas autoimpuestas; el gobierno del Presidente Piñera dejó pasar cuatro años  sin aportes.

A su vez, los políticos y los partidos políticos abdicaron de sus obligaciones con el país, no solo sin ofrecer soluciones, sino permitiendo una perjudicial judicialización de los procedimientos de construcción de centrales eléctricas cualesquiera fuese su naturaleza.    A  la inercia de los políticos se agregó el intenso activismo de una pandilla de farsantes y saltimbanquis operando desde variadas ONGs, algunas con financiamiento externo en apoyo de agendas ecologistas extremas, con acceso a los medios, logrando intimidar  a sucesivos gobiernos  y al Congreso.
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Al comenzar un nuevo gobierno,  deberán adoptarse decisiones respecto de HidroAysen, un proyecto absolutamente viable de dos grandes centrales hidroeléctricas de represa y embalse, construídas en dos ríos australes de abundantes recursos hídricos, inundando un porcentaje marginalísimo de la superficie total de la Región de Aysén; el proyecto plantea  llevar la energía a centros de consumo distantes en el sur y centro del país, un asunto de ingeniería en ningún caso mayor a similares bien resueltos en Australia, Canada y los Estados Unidos. Razones de ideología, unidas a sentimientos revanchistas con resabios de anticapitalismo obsoleto y ridículo, podrían terminar en la cancelación del proyecto HidroAysen.
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Sin perjuicio de la peor sequía en un siglo,  los ríos chilenos del Maipo al sur permiten la construcción de centrales hidroeléctricas de pasada en sus cursos superiores, cuyo  tiempo de construcción y puesta en producción es  inferior al de las centrales de represa y embalse, con impacto ambiental reducido  si lo hubiera; en esta línea de trabajo se puede avanzar pronto, evitando someter a la población a desmoralizantes cortes de energía en el futuro próximo.
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En décadas recientes se han construido numerosas centrales termoeléctricas a carbón, todas ellas utilizando tecnologías caducas y muy contaminantes; Chile carece de los recursos financieros para descontinuarlas y desmantelarlas,  es posible actualizarlas, incorporando las nuevas tecnologías en uso especialmente en los Estados Unidos  con buenos resultados, no sería barato   pero en las actuales circunstancias es inevitable mantenerlas en funciones mientras se implementan otras estrategias, eventualmente su cierre y desmantelamiento es ineludible.

La energía solar ofrece perspectivas muy favorables en su aplicación a residencias,  puede contribuir de manera considerable ofreciendo  electricidad limpia si bien inicialmente de costo superior al de centrales hidroeléctricas; además, Chile tiene abundantes reservas de litio, material básico para las baterías necesarias en las instalaciones.  La investigación tecnológica en energía solar está en pleno desarrollo, es el momento adecuado para incorporarse aprovechando la oportunidad.
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Desde los graves accidentes en  Three Mile Island, Pennsylvania, Estados Unidos  y  Chernobyl, Ucrania, en tiempos de la entonces Unión Soviética, la discusión sobre construir centrales eléctricas nucleares viene teñida de polémica marcada por no pocos temores, agravados por el  accidente de Fukushima en Japón recientemente. 

Las tres centrales accidentadas fueron diseñadas y construídas en la década de 1970. Sin embargo, en  los últimos veinticinco años se han desarrollado nuevos diseños basados en nuevas tecnologías,  asimilando las experiencias anteriores,  mejorando sustancialmente los reactores y su entorno, inicialmente en Francia, luego en los Estados Unidos y Alemania.   Una experiencia interesante para Chile se da en el Reino Unido, dónde se ha iniciado el cierre y desmantelamiento de las centrales a gas natural, seguido de  su reemplazo por centrales nucleares con diseño de reactores múltiples a un costo superior a catorce mil millones de libras esterlinas cada una. 

En nuestro país, los altos costos pueden subir por las necesarias precauciones antisísmicas,  el lugar adecuado sería en el norte pues ahí están los potencialmente más importantes usuarios, las empresas de la gran minería  las cuales deberían contribuir  significativamente a financiar la construcción.  Hace mucho tiempo deberíamos haber iniciado una discusión seria sobre la energía nuclear en nuestra matriz energética, ahora parece haber llegado el momento de hacerlo.
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Aprovechar la energía eólica es parte del discurso ecologista, se la presenta limpia, exenta de contaminación  y efectos colaterales.  Lástima que su confiabilidad es dudosa, el viento no siempre llega cuando se lo necesita, basta preguntarles a los agricultores  que instalaron "windchargers" a fines de la década del 1940 y comienzos de la del 1950, además debe considerarse que nuestro territorio es curso de migraciones de aves en dirección sur-norte.
Se acerca el espectro de cortes y racionamientos, socialmente desmoralizantes, si no actuamos pronto.  

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