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miércoles, 1 de septiembre de 2010

México pasa por su peor momento


El presidente Felipe Calderón entregó hoy
el Cuarto Informe de su gestión al Congreso

Por Alejandro Villagómez (*)

Hoy estaremos presenciando el ritual anual en el que el Ejecutivo presenta su Informe Anual sobre el estado que guarda la nación. Si en el pasado este evento se realizaba enmarcado por un ambiente festivo con todo un protocolo que contenía diversas actividades cuyo punto culminante era un largo discurso ampliamente difundido, en la actualidad el evento se ha reducido a la entrega al Congreso de un enorme documento que contiene el reporte de cifras, acciones y resultados, complementado en el mejor de los casos por un mensaje televisado que el Presidente envía a todo el país. En el pasado, este día también era motivo de enorme expectación porque siempre se abría la posibilidad de recibir algún tipo de anuncio sorpresivo de gran impacto. Pero esto parece, afortunadamente, que es cosa del pasado.

En lo personal no espero nada nuevo, ni mucho menos sorpresivo, en este informe. Creo que todos sabemos lo que contiene, al menos en su parte medular. Hay que reconocer que en los últimos años ha aumentado el flujo de información por parte de la autoridad. Se cuentan con informes quincenales o mensuales sobre variables claves, o eventos importantes que emiten las dependencias responsables o que colocan en sus páginas de internet.

Este último año han aumentado las conferencias de prensa de varios de los secretarios de Estado o responsables de distintas dependencias e incluso el Presidente ha estado personalmente muy activo en estos menesteres, incluyendo el uso del Twitter. Podemos estar o no de acuerdo con las cifras reportadas, con la interpretación o análisis ofrecido por la autoridad o con el tono de los anuncios, pero creo que es justo reconocer que mucha de la información ha estado disponible en la mayoría de los casos, aun considerando rezagos en su publicación. El informe sólo la sistematiza, por lo que señalo que no espero novedades interesantes.

Esto no quiere decir que todo lo sustantivo se encuentre en el informe o que se esté de acuerdo con todas las interpretaciones o análisis de los eventos o resultados. Es aquí donde la discusión y debate “oficial” en el Congreso y la “no oficial” en la academia podrían ser mucho más ricas e interesantes.

Sabemos que en 2009 nuestra economía cayó dramáticamente y que inició su recuperación a partir del segundo semestre de ese año. Pero lo que no está suficientemente claro es cuánto de este resultado es producto de las políticas públicas y cuánto se explica por un comportamiento inercial derivado de la recuperación en la economía estadounidense. Es cierto que nuestras exportaciones han crecido a tasas impresionantes, pero también es igualmente cierto que la contracción del año pasado fue sustancial. También podemos aceptar que se ha registrado un aumento en el empleo formal privado, pero no sabemos cuánto de éste es una adición neta en el mercado laboral total o una recomposición a su interior.

Estas cifras deberán aparecer en el informe, pero el análisis cuidadoso y objetivo de las causas y efectos es algo que aún está por realizarse y debe hacerse seriamente si se quiere ser honesto y si se quieren tomar las acciones adecuadas para corregir problemas.

Sin embargo, todo esto es historia, relevante, pero al final historia. Lo que a mí me parece más importante y sería lo que me gustaría oír es qué es lo que viene. Las condiciones de la economía mundial se están deteriorando de nueva cuenta y el impulso que llevó a la recuperación está perdiendo más fuerza de la que se esperaba. Pero ya no podemos hablar de “sorpresas”, como ocurrió en 2008. Lo que está sucediendo ya estaba previsto desde hace tiempo y varios lo señalamos en un listado de riesgos, sólo que en ese momento con una probabilidad menor a la actual. Lo que sí me parecería irresponsable es descartar con toda contundencia y seguridad la ocurrencia de una nueva recesión. El fantasma flota en la economía mundial y no podemos ignorarlo. Es por eso que resulta de suma importancia definir cuál será la estrategia a seguir frente a diversos escenarios posibles.

Es en este sentido que el informe del pasado debiera pasar a un segundo plano y cederle el lugar al proceso de análisis, discusión y debate, así como a la definición de las estrategias adecuadas que debieran seguirse para minimizar daños y garantizar una rápida recuperación. Estas estrategias debieran incluir tanto las acciones de contención de corto plazo como las medidas tendentes a generar resultados en un plazo mayor. Estos son los elementos que debieran conformar el documento relevante a ser presentado.

(*) Doctor en Economía por la Universidad de Washington - Diario El Universal de México

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