Especial en el Telediario: Carlos III, año I
Carlos III, año I con su esposa Camila Parker

El gran acontecimiento de la coronación del rey Carlos III en el Reino Unido, en ceremonias que se realizarán este sábado, ya se puede medir por la gran presión que este hecho impacta o significa para los británicos. el grado de eficiencia de esta coronación se le comparará seguramente con lo que ocurrió hace 70 años en la última coronación dentro de la monarquía como fue la de la hoy ya fallecida Reina Isabel en 1953. Desde ese año hasta ahora el mundo ha cambiado completamente e igualmente la situación del Reino Unido.

En 1953 la sociedad británica era muy homogénea, blanca y de cultura cristiana, y estaba sumida aún en las privaciones de la postguerra. La experiencia de haber resistido a los bombardeos de la aviación alemana y de haber contribuido a la derrota del nazismo había unido a la población y alimentado el respeto a la monarquía porque los reyes se quedaron en Londres, y la joven Isabel que coronaban reina se había alistado al ejército como adolescente.

Hoy la situación del Reino Unido ha cambiado en todos los aspectos de la vida e historia de un imperio, tanto en la política, en la sociedad, en las relaciones internacionales, en los cambios brutales que ha sufrido el mundo en setenta años y especialmente los cambios en las reflexiones y planteamientos dentro la misma Gran Bretaña.

«Cuando se celebró en Escocia el referéndum de independencia en 2014, un argumento para votar en contra fue que salir del Reino Unido significaría salir de la UE. Y dos años después van y nos sacan de la Unión Europea en contra de nuestra voluntad», explica la alcaldesa de Glasgow, Susan Aitken sobre por qué su partido, el Partido Nacional Escocés (SNP), pide ahora un segundo referéndum de independencia».

Susan Aitken

En el referéndum sobre la Unión Europea los escoceses votaron a favor de seguir en el club por 62% a 38%, pero el 53% en Inglaterra y Gales a favor de salir arrastró al resto. A diferencia del gobierno de David Cameron, los gobiernos que le han sucedido en Londres, del mismo partido, el Conservador, se niegan ahora a ceder temporalmente las competencias al parlamento escocés para que convoque una segunda consulta, y el Tribunal Supremo ha sentenciado que Escocia no puede hacerlo unilateralmente. 

En Escocia, el recién nombrado Ministro Principal (First Minister), Humza Yousaf, ha afirmado por estos días que no tiran la toalla, pero que «toda opción que nos plantiemos tiene que estar dentro de la ley».

Según los últimos sondeos, en un referéndum hoy volvería a ganar la propuesta de continuar en el Reino Unido, aunque por un margen menor.

Irlanda del Norte es otro punto complicado en el historial británico. El 10 de abril se cumplieron 25 años del Acuerdo de Paz, después de tres décadas de guerra civil entre católicos favorables a la unificación de la isla y protestantes probritánicos, con participación de las fuerzas de seguridad británicas.

La piedra filosofal en la que se asienta ese proceso de paz es difuminar al máximo las diferencias identitarias. con ese fin los ciudadanos de irlanda del norte pueden optar entre el pasaporte británico o el de la república de irlanda o ambos, y los gobiernos británico, irlandés, estadounidense y la Unión Europea han financiado proyectos para que católicos y protestantes se relacionen y, fundamental, desaparecieron los controles del ejército británico entre el norte (británico) y el sur de la isla.

La libertad de movimiento por la isla es tan básica para esa paz frágil que ni se menciona en los acuerdos. ¿Por qué? Porque en 1998 ambos Estados formaban parte de la Unión Europea y sus cuatro libertades de movimiento (de personas, bienes, capitales y servicios), y a ninguna de las partes se les pasó por la cabeza que un día uno de los dos Estados decidiría salir de ese espacio común.

¿Qué hace el Brexit? Exacerba las diferencias de nuevo y limita la libertad de movimiento con los países de la UE. Es decir, va directamente al cimiento de la paz que tanto costó alcanzar y que con tantas dificultades avanzaba.

En el reportaje contamos con un testimonio vivo de las complejidades de Irlanda del Norte, Pat Sheehan (foto derecha). Es un histórico del IRA, la guerrilla de los católicos participó en la legendaria huelga de hambre de 1981. Salió de la cárcel gracias al acuerdo de paz y hoy es diputado autonómico por el Sinn Féin, el brazo político del IRA.

La paz ha permitido comportamientos inimaginables hace dos décadas: apretones de manos y gestos amables entre los monarcas británicos y el ala política de quienes asesinaron a un miembro querido de la familia real, Lord Mountbattten.

«No apoyamos la monarquía, pero respetamos el papel que tiene en Gran Bretaña, y respetamos que muchos unionistas aquí son leales a la familia real. Serán relaciones en las que habrá que trabajar de cara al futuro y, desde nuestro punto de vista, hacia una Irlanda unida, independiente.» Así se expresa hoy quien en el pasado empuñó un arma contra el Estado británico.

Katy Hayward, profesora de la Queen’s University de Belfast contextualiza: «El Sinn Féin ha recorrido un largo camino en estos 25 años. Lo que pretenden ahora es estar en los gobiernos del norte y del sur, no piensan sólo en sus apoyos locales, sino también en tranquilizar a los unionistas, que vean que son responsables, que se les puede confiar el gobierno. También vale para la audiencia internacional».

LA SINGULARIDAD DE LA MONARQUÍA BRITÁNICA

Si bien se insiste una y otra vez que la monarquía británica está en la Liga Mayor y las demás juegan mucho más abajo». Esta monarquía es la única en Europa que mantiene la coronación además de la proclamación. El rey Carlos lo es desde el mismo momento en que su madre murió (8 de septiembre de 2022), la ceremonia del 6 de mayo es mero rito y su contenido, religioso, por una peculiaridad: además de Jefe de Estado, el Rey es el Defensor de la Iglesia Anglicana.

Pero el Reino Unido de hoy no es el de Enrique VIII ni el de la joven Isabel II. En las últimas siete décadas al Reino Unido han llegado ciudadanos británicos de las antiguas colonias e inmigrantes de todo el mundo. Es una sociedad multicultural que ya se refleja en las instituciones: el primer ministro, Rishi Sunak, es de familia india e hindú; el ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, es hijo de pakistaníes y de religión musulmana, al igual que el alcalde Londres, Sadiq Khan, el único de los tres, eso sí, que ha sido elegido por sufragio popular y no sólo por su partido Laborista.

«No ha sido un camino fácil, ni exento de racismo. Sigue habiendo prejuicios y discriminación, pero desde luego ha habido un gran cambio en todas las instituciones británicas». Lo dice Zara Mohammed, una joven escocesa que se cubre con velo y es la Secretaria General del Consejo Musulmán Británico. Concede que la clase social es una barrera más difícil de superar. Como ejemplo, el 65% de los miembros del gobierno Sunak fueron a escuelas privadas, un porcentaje nueve veces superior al de la población. La corona británica es el símbolo de Reino Unido que mueve masas y atrae visitas alrededor del mundo.

El rey Carlos hace hincapié siempre en los cambios de la sociedad británica y lleva años interesándose y relacionándose con distintas religiones del Reino Unido, pero el personal que trabaja en la Casa Real sigue siendo abrumadoramente blanco, cristiano y de clases acomodadas.

LA FORTUNA DEL REY

En el reportaje abordamos también la riqueza de la monarquía. «No es fácil saber cuál es la fortuna exacta», aclara de entrada Joanna Partridge, periodista económica, «porque una parte es en propiedades inmobiliarias, que fluctúan, otra en obras de arte, joyas, caballos…Y, sobre todo, porque los testamentos de la familia real son secretos, de modo que no podemos saber qué patrimonio de la reina Isabel II ha heredado su hijo».

Partridge ha formado parte del equipo de investigación del diario The Guardian que, unas semanas después de grabar la entrevista, publicó una estimación de la fortuna del rey Carlos: 1.800 millones de libras esterlinas.

EL FUTURO DE LA MONARQUÍA

Los últimos sondeos coinciden en que la mayoría de los británicos apoyan la institución, pero se aprecia una diferencia generacional: «Los jóvenes tienden a preferir un Jefe de Estado electo, mientras que los mayores de 65 años son muy partidarios de la monarquía y quieren que siga», explica en el reportaje Jemma Conner, del instituto demoscópico YouGov.

La cuestión que recientemente afecta más al prestigio de la monarquía no son los chismes del libro del hijo menor del rey, ni siquiera la relación de su hermano Andrés con el pederasta convicto Jeff Epstein, sino los vínculos de la familia real con la esclavitud. Siendo aún príncipe, el hoy rey y su hijo Guillermo condenaron el año pasado la esclavitud varias veces, sin llegar a pedir perdón. De nuevo, la Casa Real intenta reaccionar de acuerdo a la sensibilidad del momento para poder sobrevivir. Ahí está la clave. También a la hora de organizar la Coronación.

Igualmente está el tema de la fortuna del Rey o la riqueza de la monarquía que es estimada por especialistas en unos: 1.800 millones de libras esterlinas. No hay que dejar de lado que rey Carlos ha asumido el cargo en un Reino en crisis económica y hasta cierto punto existencial, conscientes de ello el equipo de palacio y el gobierno británico han buscado un equilibrio entre la riqueza y la realidad social y económica actual. En otras palabras, se trata aquí de no ofender con el dineral que v a costar la pompa, pero manteniendo un espectáculo que no decepcione.

Fuente principal: RTVE